domingo, 30 de noviembre de 2008

(míriam abre la puerta sonriendo. está descalza y tiene las uñas pintadas de rojo. en la televisión que está en el salón está esa serie de dibujos animados, padre de familia. son para adultos, dice, y me besa)

(míriam abre la puerta sonriendo. lleva unos zapatos de tacón tipo peep-toe y se adivinan sus uñas pintadas de rojo. en la televisión que está en el salón está esa serie de dibujos animados, padre de familia. son para adultos, dice, y me besa)

elijo salir del macareno y vomito. mientras espero el tren de vuelta a casa —procedente de l'hospitalet y con destino terrassa—, me fijo en una adolescente ruidosa con pantalones de vinilo negros. no me produce ninguna emoción. miro mis propios pantalones y me fijo en una mancha marrón en la pernera izquierda: son babas secas de betty. sonrío y la echo de menos

(míriam abre la puerta sonriendo. lleva unos pantalones de vinilo negros y a su lado jadea un bulldog inglés hembra de seis años. en la televisión que está en el salón está esa serie de dibujos animados, padre de familia. son para adultos, dice, y me besa)
elijo salir del fnac y vomitar. compro la vanguardia y hojeo el suplemento de estilos de vida. antes de eso, he tirado el de televisión y todos los encartes que venían en el diario: ahora pesa menos de la mitad. estoy en el macareno y bebo una cerveza. en un artículo de sexualidad femenina explican detalladamente el funcionamiento de las bolas chinas. en otro artículo hablan de alimentos en peligro de extinción, como el aretxabaletako moskorra, un jugoso tomate guipuzcoano de interior granate. en otro, del amor entre padres y hijos, con fotos de franz kafka y mary shelley. en otro más, del consumo de papel, rebosante de consejos para ser ecológicamente correcto. la música que suena es una puta mierda. elijo salir del macareno y vomitar
hojeo el ladrón de chicles, de douglas coupland. también hojeo jpod. pienso en la información que he obtenido previamente del autor a través de su página web —muy pulcra, muy visual, muy vacía, facilita— el día antes, en una pausa de trabajo. fragmentos al azar en los que hay tontería, pedantería y tecnología a partes iguales. fantaseo: compro el segundo, lo empiezo, me aburre y lo dejo en una estantería luciéndose. fantaseo: compro el primero, lo empiezo, me aburre y se lo dejo a juank, diciéndole que es de puta madre. fantaseo: compro los dos, los empiezo a la vez, me aburren mucho antes que si los hubiera empezado por separado y acabo dejándolos en otra estantería, cuidadosamente separados para dar la sensación de que obedecen a dos momentos diferentes de mi vida. elijo salir del fnac y vomitar

(también hojeo guía, de dennis cooper. ésta sí que es una basura para leer cuando estás cagando)

sábado, 29 de noviembre de 2008

lo hago todo menos el sexo anal, dijo. por qué?, pregunté. el esfínter se dilata con la penetración, perdiendo fuerza en el músculo y, por tanto, capacidad de retención. no quiero que se me escape la mierda cuando tenga sesenta años, cariño. está bien, una mujer prudente, dije mientras me masturbaba hasta correrme. el sexo telefónico como aséptico sucedáneo del amor
he soñado con núria. ella vivía en una casa al lado de una estación de tren, tenía un piano de cola lleno de ratones blancos y una foto de su hermano en la cocina. en katmandú, precisaba. era una casa grande, de esas casas que siempre tienen un tramo de escaleras o una puerta más por descubrir. a veces me encontraba con su padre, otras con su madre y la gran mayoría del tiempo estaba solo. para entretenerme, dejaba suelto algún ratón por el jardín y disfrutaba jugando con los perros y las hojas secas

viernes, 28 de noviembre de 2008

mi madre teje bonitos jerseis de lana. el marrón veteado será para mí. abrigarán, sí, y me confundirán con su tristeza de acuarela
desgaste. otra solicitud más para ser amigo mío en el puto facebook de los cojones. la foto del perfil de natàlia es con su novio, abrazados y sonrientes. borro el mensaje sin hacerle caso y pienso en el momento en que nos conocimos y lo lejos que queda todo eso

desgaste. escucho la radio en el itunes mientras pienso en irme a dormir temprano. estoy cansado, lo suficiente como para haberme borrado del mundo esta noche. mis amigos —los de verdad— tienen una paciencia sobrenatural conmigo. en la mesa del restaurante habrá un plato tan vacío como mis ojos

desgaste. todo se repite de la misma manera, erosionando mis puntos débiles. los mismo trabajos, las mismas conversaciones, los mismos actos reproducidos hasta la saciedad. mañana compraré regalos de navidad, iré al cine, no comeré. mañana follaré, me follarán, mañana me dejaré querer. mañana seré un emoticono sonriente en la pantalla del móvil

desgaste. es una tristeza química que no tiene nada que ver con nada, que toma cualquier excusa como punto de partida. hoy es una foto, mañana puedes ser tú. buenas noches

jueves, 27 de noviembre de 2008

imágenes que se superponen hasta hacer irreconocible la realidad, como intentar mantener una conversación telefónica rodeado por una multitud. imposible fijar la atención en algo concreto. constante bombardeo de estímulos, muchos de ellos contradictorios, deformados. dolor de cabeza

frío en la nuca. los pomos fríos de las puertas. las llaves frías en la mano. el vaho cuando camino por la calle, desvaneciéndose como una estela plateada bajo la luz amarilla. un perro mea en la calzada. escupo. la dueña pasea al perro con tacones y gabardina. podría ser katherine hepburn, pero sólo es mi vecina, una vecina más. en un futuro ideal, esperanza aguirre habría muerto despedazada por las bombas. ignasi guardans habría cruzado por charcos hechos con su sangre, pisoteándolo todo. sangre de esperanza en la suela de unos zapatos de trescientos euros. avanzar a trompicones. camino con una memoria extraíble de dos gb en el bolsillo. casi todo lo que soy está ahí metido, codificado en secuencias infinitas de unos y ceros. soy casi como la sombra de un árbol desnudo. no me puedo quitar de la cabeza el abrazo de núria ni lo incómodo de los entierros. sus ojos rojos y los dedos transparentes y fríos

tumbado en la cama. en la televisión dan cowboy de medianoche. es una película triste. pienso en un viaje en autobús, en buscar el sol y huir del invierno que se cae encima como una nube de cristales rotos. me corto las uñas de los pies y sangro en seis de ellas. un alto porcentaje con el que medir mi torpeza o mi masoquismo. una camisa de manga corta con motivos hawaianos me hará más joven, más feliz. con suerte, hasta contagie de mi alegría a la gente que está a mi alrededor. casi como una enfermedad, por el aire que respiras que antes fue mi aire. y sí, ahora tú también

tumbado en la cama. hablo por teléfono y intento sincerarme con mi interlocutor. en la televisión dan stand by me y otra vez me perderé el final. stand by me es una película sin final porque nunca he conseguido saber cómo termina. corey feldman ahora pasea sus miserias por películas sin pelo y river phoenix hace un millón de años que está muerto. pienso en cómo debe ser que a uno lo incineren. descansar en una urna de madera color caoba de treinta centímetros de alto, al lado de un televisor siempre encendido

tumbado en la cama, algo me angustia. en mi cabeza se crea un estrépito. una estantería que cae, libros por el suelo, el fin del mundo o algo así. intento calmarme. la estantería está bien, me digo. me levanto, lo compruebo, puede aguantar así otros mil años, peligrosamente curvada por el peso de los libros. sólo sucede que soy incapaz de pensar en nada más. obsesión, obsesión con que las cosas se caen, se rompen, se todo

(encajo un golpe, encajo dos, los devuelvo con mínimo convencimiento, salto, esquivo, sangro, sudo. la vida se ha convertido en veinticinco metros cuadrados en los que buscar la felicidad)

miércoles, 26 de noviembre de 2008

(imágenes sórdidas de un video de baja calidad. un chica con hiyab —rara pornografía temática— se la chupa a un tipo en el asiento de atrás de un coche. éste la penetra lentamente con una polla ridícula. por un momento se ve su mano, una mano grande, una camisa azul, una americana gris marengo. él puede ser cualquiera. ella gime y sigue con los ojos cerrados hasta que)
cierro la puerta del cuarto de baño y me siento en el borde de la bañera. me rasco el brazo izquierdo. se me empieza a rizar el pelo. le enseño los dientes al tipo del espejo. se ha masturbado hace un rato y ahora está tranquilo, manso. en la frente tiene escrito algo así como eyacular demonios de un blanco eléctrico
el abrazo de núria está ahogado en lágrimas. el recuerdo de ese instante ha estado omnipresente durante todo el día, eso y un frío atroz quemándolo todo

martes, 25 de noviembre de 2008

prostitución detrás del velo. un documental del nahid persson en el que dos jóvenes yonquis se desnudan ante la cámara en un viaje sin fondo por un irán devastado tras años de guerra y fundamentalismo. prostitución, droga y miseria moral caminan de la mano de la hipocresía religiosa que convierte en ley un machismo atroz. ellas valen cinco dólares y nosotros miramos hacia otro lado
la sola idea del entierro de mañana me hace querer desaparecer. todos los entierros están llenos de intrusos y no puedo evitar sentirme uno más, el más grande, el impostor que todo el mundo mira, preguntándose qué coño hace éste aquí

veré a núria, la hermana del esquiador. creo que hace un millón de años que no sé nada de ella. se casó, se separó, se dispersó. me joden los reencuentros en un entierro. me jode todo lo que rodea envejecer

la gente se muere, desaparece, cambia. peor aún, la gente se recicla y se convierte en algo que no era y que no quería ser. mi reflejo en el espejo no es del todo malo, sobre todo cuando pienso en lo que me corroe por dentro y no se ve. podrían ser manchas en la piel y todo sería muchísimo peor

me acaba de llamar begoña. está resfriada. ha visto pudor, la película de david y tristán ulloa que daban esta tarde en el canal plus. me cuenta de todas las cosas que le ha removido por dentro. me gustaría verla, quizás durante el fin de semana, acierto a decir. ella siempre habla más que yo. eso la agota y lo entiendo. soy un puto frontón contra el que estrellarse. nos hemos despedido apresuradamente porque aitana ha empezado a llorar

hablamos, nos entendemos, nos evitamos, nos buscamos y volvemos a chocar. pensamos mil veces en acabar con todo. el cielo se ilumina con silenciosas descargas eléctricas mientras vuelvo a casa

lunes, 24 de noviembre de 2008

un puñetazo, dos, tres, veintitrés. la muerte del esquiador se mezcla con el cielo azul sin nubes, con el frío en la cabeza vacía, con mis tripas rotas, con los cinco amarillos diferentes en un mismo documento, con un montón de recuerdos que me unen al esquiador a través de la sonrisa de su hermana pequeña

domingo, 23 de noviembre de 2008

como chocolate mientras marc juega una partida infinita de grand theft auto: san andreas. de fondo suenan notas de jazz brillante como un mediodía. el barrido de los píxeles en la pantalla forma figuras que asemejan olas que se enfocan y desenfocan aleatoriamente. la situación es definitivamente absurda. una infinita variedad de maneras de matar que trivializa la violencia hasta convertirla en un mero chiste del que reírse un sábado

(como chocolate y guardo los envoltorios en el bolsillo. bombones lindt licor, rellenos de algo espeso y dulce que me hace olvidar qué coño estoy haciendo allí a las ocho de la tarde)
los pasillos del opencor están llenos de gente a las diez y cuarto de la noche. un paquete de pan y un estuche de jamón serrano. martha coello, la cajera que me cobra, debe tener unos treinta años. pienso en cómo sería su vida antes de estar detrás de ese mostrador. todos nuestros sueños se van rompiendo así, en silencio. son cuatro con ochenta, señor. todos mis sueños caben en una de esas bolsas de plástico, martha, pero no sé cómo decírtelo

sábado, 22 de noviembre de 2008

(me veo a mí mismo sentado en la playa a mediodía, en el masnou, un sábado de febrero de mil novecientos noventa y nueve. el frío apenas me deja respirar mientras miro las olas grises que mueren en la orilla. marco un número de teléfono. no soy consciente de ello, pero en ese instante preciso mi vida se comienza a ir a la mierda. estaba esperando tu llamada, dice alguien al otro lado del auricular)
(me veo a mí mismo haciéndome una paja delante de la pantalla del ordenador. en las imágenes, una violación fingida por actores rusos tan malos que la secuencia —un plano fijo de seis minutos y trece segundos— resulta del todo increíble. pese a ello, me corro al mismo tiempo que se me llenan los ojos de lágrimas. buenos días)

viernes, 21 de noviembre de 2008

(me veo a mí mismo en el bar de paco, absorto en las luces de colores de la tragaperras que el chico de la gorra adidas hace funcionar sin descanso. hace tiempo que la conversación de paco ha dejado de sedimentar en mi cabeza. sólo quiero estar en paz y estar solo)
la misma canción o canciones parecidas. viernes en casa, viernes a salvo. el plan sólo es emborracharse en el bar de siempre. puto. nunca me creas cuando te diga que no lo haré más, pero hoy sí, mejor me quedo en casa. desafiándote, desafiándome. tablones clavados en la puerta y suficiente comida en la nevera, exactamente como un yonqui que se decide a consumir su mono entre cuatro paredes

una manera como otra cualquiera de pasar el tiempo. televisión, una película, un algo para cenar y anestesiarme en el sofá hasta medianoche. el frío de la calle invita a prenderle fuego al mundo. ésa debe de ser la rabia de la que hablaba juank este mediodía

(todos esos chicos no tienen nada que hacer. si fueran más valientes saldrían corriendo, quemándolo todo a su paso. por el contrario, eligen la puerta de el corte inglés para convertirse en personas mayores. todos cortados por la misma tijera, todos vestidos igual, todos perfectamente materia prima de la sociedad de consumo. seguro que no han escuchado nunca a big black. la adolescencia está perdida como una guerra lejana)

(bajé esta tarde a barcelona. hoy aitana parecía toda ella una cereza, entera vestida de rojo. se ríe conmigo, me río con ella cuando la tengo en brazos. no puedo dejar de pensar en que le hablo como le hablo a betty. dentro de mi cabeza no existe diferencia entre una niña de nueve meses y un bulldog hembra de seis años. ambas están preparadas para entenderme, ambas me quieren y sonríen, cada una a su manera. me siento culpable por pensar cosas así, pero no hago nada por remediarlo)

(bebo cocacola que está demasiado fría. begoña, un zumo de melocotón. estamos en una granja-panadería de la calle riera alta. hacía tiempo que no estábamos tan bien. nos reímos mientras caminamos en dirección portaferrissa. en la scala dei me compro unos zapatos marrones y ella busca una minifalda tejana en el zara del portal de l'àngel. es un básico, algo que siempre tienen, dice. ni se me pasaba por la cabeza algo así. para mí, algo básico es algo necesario, y una minifalda tejana me parece, en el fondo, una gilipollez. todos los dependientes del zara son maricas, pienso. me encanta éste de hoy: todo él es un arcoiris sin lluvia)

en el andén de vuelta a casa —tren con destino manresa—, cinco minutos de pausa. me veo a mí mismo de pie, con las manos en los bolsillos, mirando aquí y allí. me veo a mí mismo sentado en la escalera, con las manos tapándome los oídos durante unos segundos que parecen semanas. me veo a mí mismo tumbado en mi cama, acurrucado, con la tele encendida y pensando más de la cuenta en mi propia burbuja. me veo a mí mismo partiéndome de risa mientras míriam insiste en besarme en los portales a oscuras. me veo a mí mismo con trescientas vidas que apenas se rozan las unas a las otras, dispersándose lentamente hasta que el corazón estalla en el suelo o en un accidente de coche

jueves, 20 de noviembre de 2008

treinta y ocho años desde la muerte de franco y nada ha cambiado. xabier garcía gaztelu se lo recuerda al tribunal que le juzga: no acepto este tribunal fascista, por lo que no voy a tomar parte en este teatro. nos lo recuerdan también los aniversarios de los asesinatos de santiago brouard y josu muguruza, algo de lo que saben bastante en las cloacas del estado. finalmente, el presidente del gobierno, josé luis rodríguez zapatero, ha considerado que el hecho de que el franquismo caiga en el olvido de la memoria colectiva de la sociedad española es un buen dato. lo bien que se vive en libertad, en democracia y juntos, verdad, familia?
maxi ruiz espera en la parada del autobús a la nueve y diez de la mañana, en la calle floridablanca entre calàbria y rocafort. enfrente, una fila de un millón de niños espera para cruzar por el paso de peatones. dentro de diez minutos estaré meando en un bote, respondiendo con letra clara un montón de preguntas idiotas. nadie en su sano juicio puede esperar que conteste con sinceridad a algunas de ellas. no sé hasta qué punto mis respuestas son confidenciales. tanto da. la enfermera parece una tía simpática, con las manos llenas de anillos de oro y la cabeza rapada. me gusta su boca, pero todo va tan rápido que no tengo excusa: dentro de poco más de una hora volveré a estar sentado ante mi pantalla, otra vez en el trabajo, haciendo las mismas cosas que ayer y, presumiblemente, las mismas que mañana. bienvenida rutina

es agradable salir al mundo así, confundiéndome entre la gente. regreso dando un paseo. una tienda con amplificadores de hace mil años. monstruos mcintosh de válvulas y baquelita que quizás todavía funcionan. viejos y yonquis haciendo cola delante del cash converters, intentando vender lo último que les queda de sus vidas: cajas y carros de la compra llenos de porquería. pronto dejará de hacer frío y volverá la primavera. la mitad de ellos habrá muerto, sin dejar un hueco que delate su ausencia

(el resto del día es un agujero negro. sólo salvo un momento: un cd con fotografías con las que tengo que realizar un plafón que exhibirán en cualquier pamema a la que los servicios sociales del ayuntamiento de turno son tan aficionados. una fiesta de la tercera edad, una fiesta de viejos con una copa de cava y un trozo de coca. una fiesta para poder bailar agarrados y lloriquearse los unos a los otros, orquesta de mierda y paquito chocolatero hasta vomitar. arreglo las fotografías, color resolución, tamaño, todo eso. siempre los mismos viejos de mejillas rojas, viejos hechos sombras saturadas, sonrientes en sus viajes, siempre los mismos viejos en todas las putas fotos, viajando por toda la puta españa, de norte a sur y de este a oeste. viejos en segovia, en málaga, de ruta por navarra, en el camino de santiago, en madrid, paseando sus miserias en la costa del sol en otoño. de repente siento vértigo. me aterra morir, me da miedo no saber, me da miedo el dolor, pero lo que más miedo me da —por real y cotidiano— es envejecer, es convertirme en esa mierda renqueante de la que yo mismo formo parte)

maxi ruiz sube al autobús y se quita los casquitos del ipod. el autobús arranca. detrás de él, una furgoneta gris y una bicicleta. en la portada de el país, una fotografía de garikoitz aspiazu. el poder exhibe sus trofeos de caza. ojalá pudiéramos nosotros hacer lo mismo

miércoles, 19 de noviembre de 2008

un peso encima. la cabeza llena de papeles que se van volando. frío en la calle. dos apuestas para el gordo de la primitiva. locales vacíos que antes estaban llenos de vida. rusos discutiendo enfrente del supermercado. ofertas para seguir consumiendo. una exposición en el centro cultural. primeros planos de rostros ajados, fotografías en blanco y negro de edificios en ruinas. de fondo, la guerra civil, muertos sin tumba y bombas dormidas y oxidadas. un fotógrafo argentino, una oficinista rubia, niños que entran y salen sin ganas de estudiar. ocho grados en la calle y una humedad del ochenta y dos por ciento. arrastro los pies porque el alma es de plomo y mañana, más
semana de revisiones médicas, algo que nos exigen desde prevención de riesgos laborales y que necesitamos en el estudio para poder presentarnos al enésimo concurso público

(seguir comiendo, seguir pagando, seguir viviendo, seguir chirriando)

ayunas, mear en un bote, sangre en la jeringa, cuestionarios infinitos, altura, peso, un electro, un montón de cosas que no sirven para nada. vamos por turnos y mañana me toca a mí. me da una pereza enorme porque es temprano y es en el centro de barcelona

(el ladrido de un perro, una canción de billy bragg, las payasadas de un juez que se cree dios, campanadas, trabajo, cero ideas, todo eso. buenos días)

martes, 18 de noviembre de 2008

una vida en círculos concéntricos, de días parecidos, calles paralelas, sentimientos borrosos, sin apenas diferencia entre este martes y el martes anterior. se presume que sin apenas diferencia con el martes que vendrá

programas de televisión en los que aprender comportamientos con los que pasar desapercibido aquí o allí. mecanismos de creación de una sonriente vida imaginaria

el miedo bañándolo todo. miedo a perder el trabajo, miedo a cagar sangre, miedo a que esos niñatos me den una paliza, miedo al dolor físico, miedo a la muerte, miedo al abandono, miedo a que el teléfono no suene o se harte de sonar, a llegar tarde, a no llegar, a que me toquen, a que las personas que quiero descubran todas las cosas que tengo en la cabeza

una vida como una piedra en un estanque, hundiéndose y dejando un eco que se expande hasta desaparecer en la orilla

una gran mancha negra que se mueve como yo

lunes, 17 de noviembre de 2008

lucha constante contra la sensación de pérdida. no sé cuánto tiempo más voy a durar así, quieto, domesticado. la luz que entra por la ventana es falsa: parece de día pero sólo son las cinco y media de la mañana. no me muevo y me encojo un poquito más. míriam despierta y me abraza. todo está bien, me digo

una cama, otra. la mía me da fiebre. fiebre física. los domingos por la noche son domingos de tener fiebre, de despertar de madrugada en un puto charco de sudor y con dolor en todo lo que es susceptible de ser doblado en mi cuerpo. debe tener algo que ver con las tripas, pienso. el número de deposiciones se mantiene estable y la sangre es sólo una visitante ocasional. hago una vida bastante normal —a veces hasta me emborracho— pero los domingos tengo fiebre. y los lunes por la mañana, ganas de morirme y resucitar en primavera

(quizás no sea fiebre, pienso. quizás es que en esos momentos en los que duermo y no duermo, hay una visita al infierno. llamas llenas de demonios jadeantes con las pollas tiesas. ves demasiada televisión, me digo. demasiada basura condensada en programas que te enseñan a sospechar de todo, a ver fantasmas en cualquier mancha de humedad. fiebre o calor, tanto da. la camiseta empapada, la frente brillante, el pecho perlado. son sólo las dos de la mañana y seguro que no hay nadie en la calle)

(a esa hora, garikoitz aspiazu y leire lópez duermen en su domicilio de cauterets, en los altos pirineos franceses, ajenos a que se convertirán —tan sólo una hora y media más tarde— en la noticia democrática del día)

el lunes dibuja un surco hecho de rutina en el trabajo y frío en los pies. mi caramelo pictolín minizum de hoy ha sido de mora. es el primero en una larga serie de caramelos de melón y manzana, tres frutas con la letra m. he interpretado el hecho como un punto de inflexión en mi vida, sí. buenas noches

domingo, 16 de noviembre de 2008

ojalá pudiera hacer feliz a la gente que de verdad me importa. por el contrario, me siento como un viejo que mira las ruinas de la ciudad desde una tumbona en la playa, incapaz de cualquier cosa que signifique actuar. el sol sale, el sol se esconde, nada cambia

(pongo música, miro fotos de cualquier cosa que me estimule los sentidos, pienso en ese pequeño poliedro de personas que tienen mi corazón, en cómo soy y qué siento cuando)

sábado, 15 de noviembre de 2008

ayer xurru estaba especialmente taciturno. bebimos la última cerveza en el buda ya con las luces encendidas y sin música, mientras jugábamos al pinball en silencio. de vuelta a casa escuchamos a los fondo flamenco en su coche. la ciudad, mientras cruzábamos el puente del carrer tarragona, se me antojaba más inhóspita que nunca
un día bonito, soleado y sonriente. los viejos reviven con días así. reviven y no se callan nunca. en sus conversaciones enumeran nietos o calles, parlotean contentos, me hinchan la cabeza en el tren —procedente de manresa y con destino l'hospitalet— en el que paseo mis miserias

(los viejos se mueren por docenas cuando hace frío. en new york, por navidad, millones de viejos se rompen como estalactitas, con los dientes apretados y las manos agarrotadas. aquí no sucederá eso porque el sol brilla hasta que te duelen los ojos. viejos de todo el globo vienen aquí a vivir un poco más, ronroneando como gatos gordos hasta que revientan)

subo por rambla catalunya hacia el alexandra. me apetece ver nedar, de carla subirana. esperar pacientemente a que el semáforo se ponga en verde peatón. kiko amat camina deprisa en dirección mar. quim lecina camina lento mirando escaparates, también en dirección mar. pienso en los nombres que tendrán la gente con la que me cruzo, en mi mismo nombre

(mis apellidos son poco frecuentes y dispuestos en una combinación menos frecuente aún. puedo apostar con seguridad a que no existe nadie más que se llame como yo en todo el puto planeta. eso es algo que no me hace mejor, sólo faltaría la estupidez, sobre todo cuando uno se siente como un garcía más. un tipo que lleva una sudadera de capucha, los pantalones caídos y unas converse llenas de mierda. una descripción que sirve para un amplio espectro de idiotas con los que me cruzo o comparto una escalera mecánica. para nada algo llamativo como la harrington roja de kiko amat. para nada la colección de foulards y el sombrerito de quim lecina, no. un tipo como muchos más, como todos, peligrosamente gris)

identidad. la película que voy a ver es una reflexión sobre la identidad, la memoria, el somos y el vamos. película que me atenaza y me hace morderme el labio para no llorar. no soy tan valiente como la directora al explorar esas piezas que faltan en su puzzle personal, ni al afrontar cómo gran parte de su puzzle se desvanece por el alzheimer. ella reconstruye la figura del abuelo ausente mientras la enfermedad devora a su madre y su abuela. un abuelo anarquista fusilado por los franquistas en mil novecientos cuarenta. carlota nada para calmar el dolor de espalda, para sanar la carga de vivir. creo que yo no podría. me paso el tiempo huyendo de mí mismo, y así es difícil que pueda mirarme en un espejo, a pesar de que estas palabras mismas sean un espejo

ajuste de cuentas. pienso en mi padre. es inevitable no pensar en él. quizás llegue un momento en el que tenga necesidad de hablarle. quizás ese momento llegue demasiado tarde o no llegue. ver viejos, pensar en viejos, ver esa película me ha hecho abrir algo que pensaba que estaba cerrado. no tengo nada que decirle pero, y si después ya no puedo hacerlo? debería esforzarme en preguntarle, en intentar entender, en acercarme a él, en discernir la verdad y la mentira en su vida? hasta qué punto tengo ganas o necesidad de ello y no es pura empatía ante el espléndido trabajo de carla subirana? remover la mierda con un palo demasiado corto

bebo una pepsi y me dejo la mitad en la botella. no me entra nada. bajo caminando hacia el centro. en una puerta con un rótulo que dice sin salida, hay un sin techo durmiendo, hecho un ovillo mugriento. contrasta con el glamour de las bolsas con las compras de la gente. niños sonrosados que se convertirán, con el tiempo, en clones perfectos de las frustraciones de sus padres. señoras de peluquería y gafas de sol caras. turistas con planos en la mano

miro pantalones, miro relojes, miro zapatos, miro camisas hechas en bangladesh por diez euros. llenando las calles, inmigrantes de un millón de colores diferentes que serán siempre ciudadanos de tercera en un país que se hunde. carteles de las jerc que me asustan por su ingenuidad política: españa es crisis. el futuro es sólo una palabra vacía de significado, una puerta cerrada y un puñado de imbéciles peleando por una llave que no existe. y detrás de ella, todo el aburrimiento del mundo
me gusta beber. el alcohol me enferma la cabeza. creo que lo he dicho más de una vez. conversaciones que giran alrededor de temas recurrentes, cervezas que mejor apúntamelas y mañana te las pago, tino, la mierda de música a pesar de los thee michelle gun elephant, la cara de sueño de javi linares, bostezos como el canal de panamá. una cerveza, dos, tres, cuatro, cinco, cóbrate seis o siete, tanto da, el bar de siempre y después el buda, cualquier agujero para

(un último latigazo de vida: allí, con xurru, en el bar más sucio del mundo está xantal. una conversación patética que me orienta en esta especie de agujero, su madre está en casa, meses lejos de aquí, ganas de darle por el culo, que me la chupe, la llamo, está durmiendo, mejor mañana, otro día, cualquier sábado que signifique alejarse)

(tengo una colección de novias que se deshacen en una rutina gris que las solapa unas a otras, desvaneciéndolas. me gusta beber. mañana no sé cómo será, pero hoy es el mejor día del mundo, sí. intento no pensar en lo que significa un coño más. soy de esos borrachos que llaman a las tantas mendigando cualquier mierda)

(qué horrible. me siento la peor persona del mundo por utilizar así el cuerpo femenino, rajas rosas llenas de pelo como carne triste sobre la que derramarme. sólo soy un latigazo más triste que la san puta, más que todas esas luces de neón)

(qué horrible, me da lo mismo, mejor dejar de pensar. buenas noches)

viernes, 14 de noviembre de 2008

con una camisa de retrasado mental y unas converse rotas por la mitad, vamos a jugar a adivinar los próximos movimientos. un poco de frío en la calle, el bar de siempre lleno de humo y música de mierda, conocidos con los que hablar mientras me tomo una cerveza o dos y en una hora y media en casa. existe un margen cero para las sorpresas pero, pese a ello, me arriesgo a

jueves, 13 de noviembre de 2008

raros y delicados como satie, abiertamente maricas como sam sparro, incendiarios como mission of burma. cualquier cosa sirve para matar el tiempo, para tejer una banda sonora que cobije, abrace, que niegue el tiempo que no hace más que morirse de asco y de viejo. buenas noches y alegría, que mañana es viernes
hannah prefiere no seguir con su tratamiento y morir. la carnaza con la que se llena la franja horaria de la tarde ahora tiene una nueva musa, la niña que dijo no a sus médicos y a un corazón nuevo. pornografía con un melancólico fondo de piano. voces originales en inglés con otra encima en un impersonal castellano. basura de la que resulta difícil escapar

(recorro los pasillos de una tienda con ropa de oferta. me gustan las chaquetas de chándal. me imagino a mí mismo como un estupendo yonqui sentado en cualquier parque, sonriendo con el último rayo de sol haciéndome cosquillas en la piel muerta. una chica se prueba unas bambas. al agacharse se le ve el culo. lleva un tanga granate que no me cuesta imaginar en el suelo, mojado, mientras se deja llevar por unas manos sucias)

(miro las chaquetas de chándal. son diez euros, así que son una mierda de chaquetas de chándal, pero me da lo mismo: me gustan. no compro ninguna, a pesar de que la granate está bien. tiene rayitas blancas en los puños, el cuello y la cinturilla. la dependienta me mira y finge ordenar unas camisas azul claro de manga corta. elijo volver a casa)

(esta mierda de pueblo está lleno de anoréxicas, de viejos, de preñadas y de garrulos. yo entro en la subcategoría de viejos gordos. de patéticos viejos gordos obsesionados con el sexo. al llegar a casa me hago una paja. la pornografía que me gusta es diferente a esa mierda que está ahora en televisión. chicas de tetas grandes comiendo pollas a una velocidad de vértigo. pongo música, algo tan mínimo como erik satie y sí, con las luces apagadas hasta que pum)

miércoles, 12 de noviembre de 2008

pensar, darle vueltas a las cosas, estamparme una y otra vez en esa curva de la memoria —mulholland drive— donde me están esperando mis fantasmas, todas las chicas a las que maté. una mamada de más, una promesa de menos, un saco de infidelidades a diestro y siniestro. resoplo y cambio de canal. no tengo el día para la miseria moral del diario de patricia. para mierdas, las mías

una película con audrey tautou es una opción más inteligente. no la miro del todo: estoy más pendiente de jugar un poco con betty y la pelota rosa que de esa chica que está como un cencerro. sólo te tengo a ti, se atreve a susurrar. bajo las persianas mientras las acuarelas se secan en la mesa de trabajo. son sólo rayas, me digo. rayas negras y moradas en papel clairefontaine de doce por dieciocho. hojas que pinto como he hecho siempre, por delante y por detrás, para aprovechar al máximo el material. apenas uso agua y eso es una suerte

hay fútbol esta noche. he llamado a lourdes y nos hemos reído un buen rato con una colección de gilipolleces. al final hemos acabado hablando del cierre de la nissan y de los perros que llenan las calles de mierdas calientes como corazones arrancados. puta gente y puta vida

por suerte hay aguacates en la cocina. esta noche cenaré verde y sí, hasta mañana
hoy es un día de los de no salir de casa y ver cómo la puta lluvia deja los árboles sin hojas. día de películas en el dvd, dormitando a ratos, pajeándome también. día de comer más de la cuenta y de poner la estufa temprano. día de contemplar a betty mientras duerme, de ponerme a dibujar de una puta vez, de redescubrir las bondades del codeisán aplicado con mesura. día de sonreír pensando en schuster, en lo feliz que soy a veces

(ignorar todo. un vacío dentro de la cabeza. una papelera llena de kleenex usados, de envoltorios plásticos de pictolines minizum, caramelos de fruta que se deshacen en la boca mientras finjo satisfacción)

(trabajos pendientes y un piano con jazz tembloroso. frío en las manos. frío en los pies. calor en la punta de la polla. mocos colgando. miércoles con nubes grises a través de la ventana del techo)

(piedras contra el cristal, contra todas las ventanas, contra las televisiones encendidas. piedras contra los coches que pasan por debajo del puente en la autopista. piedras contra las esperanzas de la gente, contra todo, contra)

martes, 11 de noviembre de 2008

los lavabos están vacíos y limpios. después de mear me quedo un rato allí de pie, apoyado contra la puerta. todo está en silencio hasta que vuelvo a tirar de la cadena. abro la puerta, bajo las escaleras sin cruzarme con nadie y, una vez abajo, pido otra cerveza en la parte de atrás de la barra de la sala. por fin me siento bien. viernes, salamandra, una y otra vez hasta que nos vamos de allí
fiebre durante la noche, la cabeza vacía, hasta las tantas sin querer dormir

tres y diez de la mañana es la hora maldita. es cuando el chi se te escapa por el culo en un retortijón que te recuerda a puñetazos que estás vivo. medio dormido y empapado en sudor, la taza del wc es un confesionario lleno de manchas rojas

(imágenes vagas que se encadenan en una rayuela: escaparates de tiendas con los cristales rotos —la kristallnacht de estos días—; chicas llorando contra una reja; fotogramas reconstruidos de der golem, la película de paul wegener; fotogramas falseados de stranger than paradise, la película de jim jarmusch; fotogramas de paris, texas, la película de win wenders)

(chicas llorando, flores en el suelo, velas encendidas, nombres escritos en las mejillas. chicas llorando a la salida de una discoteca, demasiado borrachas, meándose encima. chicas enfarlopadas que se hacen fotos que después colgarán en cualquier página de contactos. chicas cargadas de hijos que serán carne de cañón)

(cristales rotos, palabras escritas con tinta roja, humo y fuego. imágenes que se hunden pesadas en la nieve, que se convierten en esa ceniza grasienta que dejan los cuerpos al quemar porque aquí no hay nadie que nos defienda)

(imágenes de una película de jim jarmusch, las mismas que están en dos de las cuatro paredes de mi habitación. una habitación de adolescente, dice míriam antes de darme su lengua para que me la coma. esa chica es suave y increíblemente tenaz. imágenes de un cielo trucado con película roja y opacador, a base de negativos y positivos, a base de pincel y paciencia. imágenes de antes de que el photoshop empezase a retocar la realidad una y otra vez hasta hacerla desaparecer)

(travis buscando a jane y jane buscando la mirada del espectador. la barba de travis. las manchas de sudor de su camisa. mi camiseta empapada. me ducharía si no fuera tan temprano. estaría bien que fueras acabando ya, terminando con todo)

lunes, 10 de noviembre de 2008

la muerte de la niña ésa todavía sigue llenando las conversaciones de la gente. todo el mundo se cree capacitado para emitir juicios de todo tipo sobre cualquier aspecto de esa historia sórdida. cada palabra que escucho, cada conversación de la que se supone que debo ser partícipe supone una herida por la que se me escapa la vida. no por la muerte en sí —algo que, francamente, me da lo mismo— sino por la capacidad de todo el mundo para juzgar a los demás, ya sea en este tema o en cualquier otro. siento verdaderas náuseas al estar rodeado de tantos dioses
he salido a dar una vuelta con la excusa de comprar yogures. la casa se me caía encima. perderme entre la gente en el mercadona o el condis será una buena terapia, pienso, para dejar de pensar

me he encontrado con alba morales. hemos ido juntos al supermercado. ella ha comprado una tableta de chocolate y un croissant para merendar. yo, yogures desnatados. nos hemos sentado un rato en el banco que hay delante de la óptica y hemos hablado hasta que se me han acabado las palabras

me hubiera gustado estar solo. comprar esos putos yogures y bajar rambla abajo entre la gente, tardando mucho en volver a casa. hubiera entrado en esa tienda donde vi el otro día unos rótulos de rebajas y hubiera entrado a curiosear, sólo por el placer de hacerlo. quizás hasta me hubiera comprado una chaqueta de chándal. una chaqueta de yonqui de parque de extrarradio

pero no, porque hoy tenía la sensación de que te iba a encontrar, me ha dicho. hacía días que te quería llamar, pero no sabía cómo hacerlo para no molestar demasiado. siempre digo lo mismo. mientras estábamos sentados en el banco me he sentido muy lejos. tengo la cabeza llena de cosas. la pasta, el trabajo, las diarreas, todas las personas a las que oculto mi vida. mañana veré a míriam. saldremos un rato por la noche. es casi la única persona con la que me siento bien últimamente. ella no me pregunta, no necesita saber. y esa burbuja que la aisla del mundo consigue envolverme a mí también, dejando a mis animales fuera

entonces sonrío y digo tonterías y me pregunto por qué mierda no consigo ser un poco más feliz

domingo, 9 de noviembre de 2008

dios es una luz cegadora en el cielo el seis de agosto de mil novecientos cuarenta y cinco, justo a quinientos ochenta metros de altura sobre la vertical de la ciudad japonesa de hiroshima

el único dios es un eco en nagasaki sólo tres días después pero nada eso importa demasiado. medio millón de personas es sólo un número que se ofrece a las estadísticas

(el aire se vuelve denso si pienso en ello. empiezo a caminar por una avenida amplia y desierta. tengo un buen trabajo del que me jubilaré dentro de unos meses y hace años que no follo con mi mujer. no tengo hijos. me gustaría ser valiente para gastarme todo el dinero que tengo ahorrado en recibir un poco de amor. creo que nunca me he corrido en la boca de una chica. creo que me sentiría culpable, tan sucia es la imagen que tengo del sexo. me he acostumbrado a masturbarme delante de la pantalla con imágenes que acaban siendo demasiado previsibles. me gustaría ser valiente y tener esperanza porque eso significaría que no me da miedo la muerte, y todo el mundo sabe que eso no es así)
una pizza con cebollitas y mucho queso. todos los goles de samuel. apago la luz y me duermo casi al instante. mi felicidad es así de grande, así de efímera

abre bien los bracitos. un poco de arroz recalentado para comer. el tacto esponjoso de betty cuando está limpia. el nombre de la rosa esta tarde en la tele. acurrucarme y dibujar el séptimo día
en la fotografía, felipe sandoval tras ser detenido. madrid, año mil novecientos treinta y dos. el anarquista enfermo, oscuro y viejo que no dudará, años más tarde y ya en plena guerra civil, en traer la muerte a la checa del cine europa que él mismo dirige

(despierto varias veces durante la noche. pienso en la historia de ese hombre. mi madre llora en mis sueños. su llanto se une a mis palabras. la casa en la que estoy es diferente de mi casa. bajo las escaleras que me llevan al piso de abajo. miro por la ventana y hay una piscina con hojas secas flotando. estoy desnudo y tengo frío. es un segundo antes de despertar)

sábado, 8 de noviembre de 2008

me siento vagamente culpable por escribir las cosas que escribo. pienso en la gente que me conoce y me lee. incombustibles, ellos y ellas siguen ahí, más o menos cerca de mí, sin temor a quemarse. pienso también en la gente que me conoce y no me lee. sería más correcto decir la gente que cree que me conoce. sus cabezas llenas de percepciones planas y líquidas de un tipo que camina lento, que habla lento, que mira mal

de todas maneras, los que de verdad me inquietan son aquellos que me conocen y ignoro si me leen o no. tengo la sensación de estar cada vez más desnudo, de no saber cómo actuar, de no saber qué se espera de mí
sí, amigos, el plan puede ser peor. un hermano con el que no tengo nada de que hablar, un niño que no deja de llorar y unas diarreas que imposibilitan que me largue de esta puta casa y desaparecer. todos sentados alrededor de un pollo asado y una televisión con las noticias

(en la pantalla, josé luis rodríguez zapatero felicitándose por haber conseguido una silla en la internacional capitalista. después de mucho mendigar, por fin tendrá su propia foto de las azores. igual de sangrante pero sin muertos reventados en las calles)
más sobre las enfermedades de transmisión sexual. los virus pasan de largo, desentendiéndose de mí. también de begoña. ella hace tiempo que no tiene intimidad con josé. también hace tiempo que no la tiene conmigo. el tiempo suficiente. hemos empezado a vivir en burbujas desde las que nos miramos. apenas nos reconocemos. hemos vuelto a relacionarnos a un nivel muy primario. beso su frente: el tacto frío de una máscara de látex protegiéndonos
joe crepúsculo es un marica llorón. manos de topo son unos maricas llorones. mejor beber hasta perder el habla, buscando la gracia de las canciones que me suenan en la cabeza, que no son —en absoluto— las que uno escucha a doscientos decibelios de lagrimeo. la salamandra está llena de gente cortada por las mismas tijeras

el centro de barcelona, la plaça reial, el glaciar, el karma, las furgonas de la policía y el parking. es el cumpleaños de juank. más cervezas de la cuenta, regalos, besos y abrazos. tengo una resaca de las de me quiero morir. el plan no puede ser peor para lo que queda de sábado

(ayer salí con bego un ratito por la tarde. sentados en la terraza del napoleón, con el carrito rojo de aitana a su lado, cocacola y cerveza. la niña duerme. hoy estás hablando mucho, observa. sí, creo que sí, respondo. ya soy noticia)

(antes estuve dando vueltas por el centro. de ese modelo de vans rojas no tienen de mi número. el dependiente es un japonés alto que apenas habla castellano. a las cinco y cuarto en la esquina de sant pere més baix con lluís companys. sí, claro, allí estaré. es la esquina del ambulatorio)

viernes, 7 de noviembre de 2008

josé es infiel a bego con alguien de quien desconozco el nombre. bego es infiel a josé conmigo. yo soy infiel a bego con míriam. los caminos de ida y vuelta se llenan de enfermedades de transmisión sexual. sigo cagando sangre pero, de momento, estoy limpio. feliz viernes a todos

jueves, 6 de noviembre de 2008

son tiempos de crisis. la sucesión de fábricas que cierran y trabajadores que pierden su empleo llena los periódicos y muchas conversaciones en mi entorno. sigo escondido aquí, detrás de mi trabajo privilegiado, esperando que no salpique demasiado toda esa mierda

es mucho esperar. trabajar para la administración pública quiere decir que aquí dependemos de concursos y adjudicaciones, de contratos, de una buena oferta, lo que no quiere decir la mejor amistad. con la crisis se cierran los grifos, se sigue trabajando pero aumentan el miedo y las reservas. en cualquier momento nos vamos a la mierda, pienso cada mañana. y sí, miedo a
la primera vez que maté, confiesa jacques mesrine al entrevistador, tenía ocho años. disparé con una escopeta de aire comprimido sobre un gorrión. hacía frío y se revolvió en el aire un instante, aleteando. corrí hacia él y lo tomé en mi mano: la sangre caliente me llenó los dedos. no sentí nada más que un calor húmedo

(jueves. es ridículo abrigar esperanzas. no me imagino más viejo que ahora. hoy juank cumple treinta años. ayer, cuando volvía a casa, lo pensaba: cuando sea viejo estaré solo. me detuve delante de un escaparate. la tienda a oscuras, carteles anunciando ofertas. solo. adidas a treinta euros. últimos pares. medianoche, con las manos en los bolsillos y nadie en la calle. solo y escribiendo en libretas para no olvidar nada. cadenas hechas de palabras, boyas en altamar, con las ventanas cerradas)

(meo, pero antes me lavo las manos y la cara. me seco con papel higiénico. después de mear me vuelvo a lavar las manos y la cara. me vuelvo a secar con papel higiénico. el espejo del cuarto de baño distorsiona el mundo en los bordes. no es completamente liso y allí soy una imagen distorsionada de mí mismo. me acerco, me miro los dientes, hago muecas. hace semanas que debería afeitarme. es un paso tímido hacia el abandono)

miércoles, 5 de noviembre de 2008

y en el puesto número cuarenta y cuatro, barack obama, el hombre que tampoco salvará tu vida. buenos días

martes, 4 de noviembre de 2008

veinticinco euros en el bolsillo de atrás del pantalón. todo el tiempo del mundo en una hora de agujas para dejar de cagar sangre. me duermo, siempre me duermo

(el secreto está en los pies. con un buen baile, sabrás conducir el combate. si además sabes pegar, la victoria es tuya)

los países se paralizan esperando el próximo movimiento político en la economía en recesión más importante del mundo. en un extremo del cuadrilátero, el senador obama, apenas negro y motivador de ilusiones. en el extremo opuesto, el senador mccain, todavía en vietnam como prisionero de guerra. el combate se adivina áspero

(es mejor buscar golpes de desgaste. no busques manejar el golpe perfecto porque raramente existe. valen más diez pequeños que uno grande)

fútbol para dejar pasar el rato. anfield road es una olla a presión. televisión sin volumen. rafa está en china. begoña tiene razón: no hay nada en el mundo que me haga siempre feliz. creo que betty, respondo. qué suerte tiene betty, replica ella. hace días que todas nuestras conversaciones se acaban cayendo por las escaleras

(olvida todo lo que te haya dicho nunca sobre el combate en el momento en el que suene el gong. concéntrate sólo en tu adversario y no lo veas como una persona porque no lo es: tan sólo es un paso más hacia tu victoria)

al final de la película, jimmy lanza la puta moto por el acantilado. al final de la película, jimmy, el mar y su vida hecha pedazos

lunes, 3 de noviembre de 2008

se llaman lithops y son como piedras pequeñitas, como guijarros. mi hermano sigue comiendo deprisa, como si alguien le persiguiera. no hablamos de mucho más. tengo suficiente con saber que ahora se dedica a cultivar cactus

odio los domingos con comida familiar. quizás no sea ése el verbo, odiar, sino más bien tendría que ver con un lodo gris que siempre se mantiene fresco, manchándolo todo

hoy no llueve, al contrario: hace un día precioso, frío y azul. un lunes en el que todo el mundo habla de la niña muerta. en la edición digital de el país hay una fotografía del lugar donde se encuentra su cuerpo agonizante: un descampado a la entrada del pueblo que sirve como párking disuasorio a vecinos del barrio. cuando llueve se convierte en un barrizal y no aparca nadie. esa fotografía es de una belleza desoladora

un lodo parecido al de las comidas familiares. lithops? cómo se escribe?, pregunto. lithops, l-i-t-h-o-p-s. y son sudafricanos, sin dejar de masticar

domingo, 2 de noviembre de 2008

una fotografía de guerrilleros del vietcong muertos tomada por el marine larry mahrenholtz. con un poco de paciencia, podremos situar en un mapa el lugar exacto en el que fue tomada la fotografía, pero no podremos sentir nunca ese lugar polvoriento lleno de muertos desenfocados. cartografías que huyen de un concepto más amplio y que pasan rozándonos apenas. buenas noches
una niña muerta en un descampado, el fin de la fórmula uno, una película de patrice leconte, la sensación de ser un globo aerostático, borrar personas en el msn, otra película, pero ésta de josé maría de orbe

(dormí toda la tarde. estaba agotado. cada gota de lluvia es una piedra en la cabeza)

(paseo por la casa en calzoncillos. desayuno. miro por la ventana mientras mastico el último trozo de un plátano. tú no te atreves a pensarlo más de dos veces seguidas, pero la vida es un línea recta que se abandona desde el desierto hasta el acantilado. de ti depende ir hacia o seguir así)
todo se ha ralentizado al máximo. lloviznaba cuando llegamos al restaurante. reímos y nos rozamos las manos. nos manchamos de las conversaciones de los demás. el calvito de la mesa de la derecha apenas come. un monólogo incomprensible ahoga las ganas de vivir

empezar otra vez. todo se ha ralentizado al máximo. una gran librería. una chica —que habla el delicioso catalán en extinción que hablan en mallorca— pregunta por un libro. no está segura del título ni del autor, pero sí recuerda con precisión el argumento: una misma historia escrita muchas veces desde diferentes puntos de vista. también que el autor es francés. en su teléfono suena el politono de una canción de los smiths. el dependiente empieza a teclear en el ordenador conectado con una gigantesca base de datos, con la esperanza de poder encontrar la aguja en el pajar

empezar una vez más. todo se ha ralentizado al máximo. no estamos preparados para sobrevivir a nuestros hijos. en la fotografía de la mesita de noche, la doctora isabel camps firma unas recetas un mes antes de su muerte, acontecida por atropello a los treinta y dos años. se me llenan los ojos de lágrimas cuando, instantes más tarde, el señor pere camps cruza la calle con el periódico bajo el brazo y el sol del mediodía le deslumbra mientras abre la puerta de casa. en la plaza, la gente empieza a ocupar las terrazas porque es sábado y sí, el día es precioso y nadie tiene miedo a morir

empezar la última vez. todo se ha ralentizado al máximo. el camello de los niños se saca bolsitas de la sudadera, cambiándolas sin disimulo por billetes arrugados en la puerta del bar de siempre. envuelto en un enjambre de quinceañeros, el camello de los niños agota existencias a las doce y pico de la noche. voy a buscar a mi mujer, dice, y vuelvo enseguida. pienso en cómo sería patear su espalda mientras dejo el vaso en el suelo. jacint me habla pero ya no estoy allí: es hora de irse a casa
quiero colonizarte, me dice, y empieza a reírse mientras se pone encima de mí, moviéndose despacito mientras nos besamos como perros aprendiéndose

quiero que me colonices, dice, y se ríe mientras se deja caer en la cama y gira, invitándome a seguir hasta explotar en su vientre. es como si me arrancase el corazón cada vez que

(fui al cine, al floridablanca. matthew goode —vulnerable y desorientado— no es jeremy irons, no, pero su mirada consigue hacerme olvidar el mundo por un momento, y eso es algo que necesito en un día como hoy. hoy he vuelto a brideshead)

sábado, 1 de noviembre de 2008