sábado, 30 de abril de 2011

el sueño se acaba a las cuatro de la mañana, doy vueltas por la tdt, el desierto arriba y abajo, un pared perfectamente circular contra la que estrellarme a toda velocidad, la libertad de elegir contra qué trozo de muro quiero reventarme la boca y sangrar toda la vida

mujeres que se lamen fingiendo deseo ante la cámara; atléticos cuarentones vendiendo instrumentos mágicos para convertirnos en atléticos cuarentones; resúmenes extensos —mapas a tamaño real— de la boda de kate y william, otra droga más con la que tenernos anestesiados, fútbol clásico y una llorosa belén esteban; bucles de noticias y documentales y videoclips sin ningún interés: willow todavía no tiene tetas y ya es un icono de algo

documentales sobre ecología y sobre el cáncer y sobre algo con delfines, posiblemente nada que ver con los delfines de tao lin, claro, aquí no somos tan modernos. ayer salí un rato y me encontré con óscar y hablamos por hablar de algo, también estaba miki y guillem y edu y después vino les y sebas y sa xavi de mallorca y preferí largarme antes de que fuera demasiado tarde, estaba empezando a amarillear en el espejo del lavabo

(tienen un cuadro de un tal hans paus, a saber de dónde habrá salido esa mierda: en él se ve una playa infinita con dos figuras distantes, diminutas y quietas que miran poéticamente el horizonte. un alma caritativa ha quemado con un cigarrillo el lugar donde estaba el sol, ciertamente me parece una metáfora cojonuda de cómo es todo, no sé, no somos otra cosa)

viernes, 29 de abril de 2011

jueves, 28 de abril de 2011

(sentados en el sofá, televisión sharp de plasma a un volumen demasiado alto, vasos con cerveza, latas vacías, un cuenco de aceitunas, palabras huecas rellenas de anchoa, conversaciones que reverberan, ganar un partido de fútbol con el autobús encerrado atrás. les ahora vive en una casa vieja con dos patios, kilómetros de pasillo y habitaciones grandes, me voy durante el descanso, de alguna manera necesito que todo acabe ya y no me refiero a los goles de messi, a las palabras de san josé mourinho, mártir)

(una loncha de queso y una revelación mariana, un gol, un pase, una tarjeta del color que sea, el teléfono estrellado en el suelo, la imagen de roy batty bajo la lluvia, tantas cosas ha visto que ni imaginarías. en la pantalla, una selección de grandes skaters a ritmo de hip-hop y cámara lenta, alguna caída, cemento, asfalto y barandillas, coreografía de extrarradio)

(desde el patio más grande se ven los patios de las casas vecinas. en una de ellas, una jaula con verderones y tórtolas, una silla de pvc podrida por el tiempo detenido, un pozo tapado con maderas oscuras, clavos oxidados, un perro que duerme, despierta un segundo, bosteza, sigue durmiendo, un magnolio, cielo azul a las ocho de la tarde)

(corre el aire, debería correr el aire, hay un incendio y no está detrás de orión, está aquí, en los trescientos pasos que separan mi casa de la casa nueva de les, seiscientos euros al mes y qué menos que recién pintada, llamas en las cuatro calles vacías, en pasar medianoche sin sueño, resbalando por canales tristes hasta que)

miércoles, 27 de abril de 2011

(nos sentamos en el sofá, no hablamos, sólo miramos el partido, fumamos, latas de cerveza encima de la mesa de ikea, nuestra relación corretea por el césped a las nueve de la noche)
(creo que podemos aguantar —hablemos en plural—, creo que estoy empezando a olvidarlo todo, la cremallera después de mear, las luces en la cocina, la mayonesa en la nevera, las palabras para pedir perdón, el camino de vuelta a casa, creo que ya no podemos aguantar, creo que sólo se alarga la distancia entre los puntos, la cuerda se estira, se tensa, la cuerda a punto de romperse, la primavera no despierta y el verano sólo traerá más viejos muertos por el calor)

(sueño con un viejo que duerme en una cama, es mi casa pero no conozco a ese hombre, su respiración es pesada, es una ballena blanca que se mueve un poco arriba, un poco abajo, su hija duerme en otra habitación, es una mujer pequeña, tiene estudios universitarios, eso me cuenta, me besa la mejilla, gracias por cuidar de mi padre, no sé qué decir, despierto, no debería importarme despertar)

martes, 26 de abril de 2011

(sueño que voy en barco con nu nu, las piedras del rompeolas están pintadas de colores, también están cubiertas de tela asfáltica, el agua apenas cubre aquí y aquí y aquí, pero allí no, allí es diferente —ella señala con el brazo y con el dedo, allí sólo hay animales muertos, la gente tira allí los perros que no quiere, me abraza, la abrazo, nos sentamos en una mesa cubierta por un hule, tiene frutas pintadas, plátanos y cerezas, también naranjas, saca un cachorro del bolso y me lo entrega, ya sabes qué tienes que hacer con él, despierto, pam, pam, pam, el perrito es negro, todavía tiene los ojos cerrados, tuve uno así cuando era chico)
(imagino que voy en bicicleta por un barrio que no conozco, calles anchas, confortables viviendas unifamiliares de césped cuidado mientras el sol me ciega un poco, pedaleo lentamente, dibujando curvas que son serpientes, me siento casi como nanni moretti, querido diario, luego vendrá lo del viaje y lo del cáncer pero eso no quiero imaginarlo, para qué)
(sueño un edificio en llamas, en el piso ochenta y tres hay que saltar por encima del hueco de la escalera, uno tiene que balancearse agarrado a la barandilla que cuelga del piso de arriba, agarrarse fuerte, balancearse, contar hasta tres y saltar, miro hacia abajo y siento miedo porque es un pozo de aguas negras y brillantes, me dan miedo los pozos, siempre me lo han dado, es casi como si hubiera algo maligno esperándome ahí abajo, suena el despertador, fantasmas japoneses saliendo de la sopa gris de la pantalla)

(ayer estuve viendo una película de catástrofes, el coloso en llamas, de john guillermin y irwin allen, todo viene de ahí, de esa parte en que paul newman rescata a una familia y lo junto con algo que leí sobre alguien que murió ahogado en un pozo o una fosa séptica o algo así, quizás una riada, no sé, no recuerdo, tenía ocho años, mis recuerdos de esa edad son todos una puta basura. sueño también que bebo vodka negro en un pueblo en que el que todo el mundo está esperando que sean las doce de la noche. sueño con música electrónica y movimientos desencajados y sudorosos, agosto en mitad de la nada, la vejiga tensa y amarilla, el corazón del monstruo que sonríe)

(me masturbo al llegar a casa, paso el día sin apenas trabajo en el estudio, mi desidia es total, mi apatía es total, nada de lo que sucede parece importarme, cero iniciativa, sólo obediencia y silencio, la ley de los mínimos exigibles, la huida interior, martes como la mancha en el asfalto de las carreteras perdidas, la polla húmeda, pienso en raúl corriendo detrás de la pelota, pienso en sus cinco hijos, en sus inviernos quitando la nieve del jardín con una pala que ya estaba en el garaje, pienso en toda la gente que abarrota las gradas en un partido de fútbol, no pienso en nada porque mi cabeza es un agujero de tiempo desperdiciado y suena el teléfono y es les, que dónde veremos el partido mañana, las amistades perfectas y blandas en el sofá de su casa)

lunes, 25 de abril de 2011

(parábola. hay un juego, el yenga, en el que uno debe quitar piezas de madera de una torre para poder seguir elevándola, con movimientos lo suficientemente precisos como para evitar que ésta caiga. es el yenga un juego de gran paciencia y habilidad)

(he sacado todas las piezas que he podido, intentando jugar mi turno de la mejor manera posible. ahora no existe un último movimiento: la torre se tambalea lentamente, ya no hay piezas que se puedan sacar, sólo queda esperar la caída, el fin de la partida, lecciones de física elemental)
(infancia. una mujer joven lee a coetzee en una mesa, bebe café con leche, no pasa de la primera página de un libro que es una excusa, lame la cuchara, es alta y delgada, bonita, distraída, seria, vestido de lana violeta y botas marrones con cremallera y cazadora negra abierta y pelo suelto)

(la mujer mira el reloj, consulta el móvil, no resulta evidente que está esperando a alguien hasta que un hombre alto se acerca con dos niños, cinco años, tres, un carrito, un libro bajo el brazo)

(la mujer y el hombre no se miran y no hablan, los niños se abrazan a su falda, es una carrera de relevos y los niños son los testigos que no deberían caer al suelo)

(el niño se sienta en el carrito, no le corresponde, es el mayor, el padre le choca los cinco, la niña echa a correr, cruza la puta calle, un coche frena en seco, la madre grita, todo el mundo se asusta, el padre no se inmuta, da un paso atrás, se aleja de la escena, la mujer joven toma a la niña de la mano y el carrito y cruza la calle, se aleja, el coche era japonés, gris perla)

domingo, 24 de abril de 2011

(los sueños se suceden incomprensibles: de coches robados a granjas abandonadas, de animales quemando en avenidas solitarias a hombres que insisten en abrazarme, de compañeros de estudio y infancia a escaleras y azoteas llenas de charcos, de cajas que debo llevar de un extremo a otro de la ciudad a polígonos industriales llenos de calles sin salida. despertar me salva y, al mismo tiempo, me abandona en un extremo de la cama donde nada sucede y nada quiero)
(tiemblo muy deprisa y me arden los ojos, laberinto de espejos que no conduce a ninguna parte. estos días sin rutina son horribles: sólo quedo yo en el nostromo y tampoco)

viernes, 22 de abril de 2011

(sueño con una playa que no acaba nunca, hay piedras como escalones clavadas en la arena, me dejo caer, el agua está fría en los tobillos. sueño con un hombre que se masturba delante de mí, tiene la polla brillante y gruesa, flácida, monstruosa, acabo de follar, me dice, el semen pringa sus manos, tiene la piel tatuada con líneas borrosas, la piel gastada de los cincuenta años, estamos en un bar sucio y siento asco. sueño con una oficina inmensa y cómo me pierdo en ella mientras camino detrás de vicenç vendrell, siento miedo y me aterra no saber volver a casa, signifique lo que eso signifique)
(soñé que estabas en una habitación vacía y estabas muy quieto, como si algo te impidiera moverte. al acercarme he visto que estabas dentro de una armadura de madera sucia y metal, no hablabas y me mirabas como si fuera transparente. me has dado miedo y he despertado. espero que estés bien, escribe míriam)

jueves, 21 de abril de 2011

(la mente en blanco, las hojas del pequeño naranjo, del limonero, la higuera y los ficus temblando un poco con el viento, se dibujan sombras en el suelo del patio, losetas plásticas de rejilla verde, la luz que tiembla dejando claros, el reflejo en la puerta abierta)

(la mente en blanco, sentado en el borde de la cama, moviendo los pies, mirando el suelo de corcho de la habitación, atrapado en el reflejo de la televisión apagada, en una boca que)

miércoles, 20 de abril de 2011

(acaricio la cabeza de mi madre mientras me pongo la cazadora, ocho y cuarto de la mañana, ella hojea el periódico antes de irse a trabajar, hablamos de algo que no podría recordar nunca en la vida, un beso, hoy comeremos arroz, pienso en mi hermano como si cada día estuviera a punto de morir, es entonces que cierro la puerta y camino los tres minutos hasta el estudio, mi rampa personal)
(tengo siete años y mis padres me han regalado un espirógrafo por navidad, también bolígrafos verdes, rojos, azules y negros, también papel, las líneas circulares crecen en rosetones de colores a medida que avanzan los engranajes, me fascina, es mi único juguete y favorito)

martes, 19 de abril de 2011

(he llegado hasta aquí, dije, y te amaré siempre, aunque ya no sepa cómo ni con qué excusa o qué vértigo)
un hombre pide un vaso con ginebra y saca un libro de una bolsa de plástico, contraluz, de thomas pynchon, pido una cerveza más, me gustaría estar borracho, me gustaría estar en el dirigible de la portada, hindenburg clavándose en el suelo un segundo antes de estallar y todas las voces alegres en mi espalda

el hombre luce una larga y canosa cola de caballo, gorra de cuero, zapatillas deportivas caras y un afeitado escaso, se sienta y bebe un trago corto, abre el libro y sube al dirigible, ahí se pierde definitivamente en la tarde del sábado

(intenté leer el libro de belén gopegui pero empezó a sangrarme la nariz ya desde la dedicatoria. creo que sentí que así no estaba yendo a ninguna parte, la escala de los mapas)
(el profesor frente a la clase, yo junto al profesor, su voz monónotona, tres filas de chiquillos, cinco mesas por fila, niños sumamente iguales, sin apenas diferencias, uniforme oscuro y mismo corte de pelo, detrás de la única gran ventana hay abedules y un cielo gris como el de hoy)

(el profesor escribe en la pizarra, veo caer el polvo de tiza a cada movimiento, no identifico las palabras, un niño —segunda fila, tercera mesa, el niño del mismo centro— empieza a respirar con dificultad, tiene arcadas y se ahoga, nadie parece darse cuenta de ello, el profesor está de espaldas, el resto de críos escriben en sus cuadernos de anillas, el niño vomita ruidosamente, se limpia las lágrimas con la manga y recoge el vómito con una bolsa de plástico y algo de papel de periódico, soy incapaz de moverme, despierto)

lunes, 18 de abril de 2011

(bebo cerveza en el bar de paco, un platito alargado con los primeros cacahuetes de la creación, diminutas moscas transparentes brillando en el aire de la tarde, gente calle arriba, gente calle abajo, preñadas a punto de estallar, hola y adiós, saludos que simplemente mantienen las formas, sonrisas discretamente falsas, cóbrate lo que te debo —la tónica y el vichy del otro día—, siete y media pero el tiempo detenido)
(hotel, día de hotel, de cerrar la puerta y dejar la bolsa al lado de la cama, encender la televisión, correr las cortinas y respirar el mundo desde la ventana, reduciéndose a que ahí abajo hay coches y niños que cruzan sin mirar apenas, mujeres que compran en el supermercado donde la calidad no es cara, un polígono industrial de naves blancas y aburridas y personas que se esconden dentro de personas, crisálidas o ultracuerpos, yo qué sé qué mierda son)

(y abrir la ducha y cambiar de canal hasta que sea de noche y sentir que la cama es un agujero negro con todos mis fantasmas dentro y masturbarme y pensar en todas las veces que y nunca y siempre y dormir a ratos y despertar y volver a dormir, apretando el sueño contra el pecho hasta el cansancio y sentir que los intestinos se deshacen en un charco de sangre y pensar otra vez en el cáncer, pensar también en el amor incondicional)

domingo, 17 de abril de 2011

irene villa se quita las piernas ortopédicas y el maquillaje, está sentada en una butaca vieja de color verde, hay huellas de pasos en el polvo, de muebles que se han arrastrado por la habitación, periódicos viejos, papeles enroscados, telarañas y persianas bajadas, irene villa se quita la peluca y una cicatriz enorme cruza su cabeza por encima de las orejas, nos miramos

te molesta si me pongo un poco celosa, pregunta, no me gustan las mujeres celosas, respondo, ella ríe mientras ajusta su pierna izquierda al muñón, pienso en su coño y me pregunto si estará lleno de metralla, despierto, me noto la cara hinchada, me cuesta respirar, david cronenberg

he salido esta mañana y me he encontrado con los padres de carme aldana y he estado un rato hablando con su madre porque su padre ya no me reconoce, el alzheimer se lo ha comido vivo y ahora sólo es un saco de piel que se mueve desordenadamente, hace tiempo que no veo a su hija, éramos vecinos, crecimos juntos, ella tocaba el piano y llevaba kickers, su padre salía en bicicleta todos los domingos pero eso era antes, hace treinta años, ahora me mira y tiene los ojos vacíos, no sonríe, su madre es pequeñita y blanca como una nube de ojos grises, me besa las mejillas al despedirnos, saluda a tu madre, dice, claro, dale un beso a tu hija de mi parte, afectos de ida sin apenas vuelta

viernes, 15 de abril de 2011

guardar las cosas en cajas de cartón grueso, aquí las novias, aquí las amantes, aquí las palabras y los sueños, aquí los poemas, aquí los recuerdos, las drogas, mi enfermedad y mi familia, aquí mis miedos y mis taras, aquí mi monstruo y las putas y todos los golpes, aquí yo pensando en nada, aquí mis odios, mis ausencias

jueves, 14 de abril de 2011

(delante de mí camina un hombre, un libro bajo el brazo, una tejana, gafas de sol, cabello canoso, converse negras, dos niños pequeños que revolotean a su alrededor, estudiábamos juntos, alguna vez estuve en su casa, trabajos absurdos de instituto que nunca te llevarán a ningún lado, juan manuel ortigosa era alguien moderno, hablábamos de música, de the jesus and mary chain y public enemy, tartamudeaba un poco al hablar, creo que eran días soleados, días en los que pensabas que nunca ibas a caer)

(fumo, cruzo la carretera de santiga, subo por la calle padró, hay coches que esperan en el semáforo y otro perro que ladra hasta hartarse, cuando abra la puerta de casa todo habrá terminado una vez más)
enciendo una barrita de incienso de color rosa oscuro, prende rápidamente, enciendo la televisión, hay calcetines sucios en el suelo, empieza un partido de fútbol, la mente en blanco, las manchas de orín

esta mañana había un colchón sucio en los contenedores del final de la calle, bajo las moreras, tomasito, qué pasó, compadre, grita el tipo de las gafas de sol y las manos en los bolsillos. tomasito fuma en la puerta de els clavells, el bar de la calle anselm clavé, sonríe, no contesta, no es bertolt brecht, un coche sale del párquing, la conductora vuelve a estar embarazada, la redención a toda costa

los días se van repitiendo con leves deformidades pero básicamente idénticos. es la primera vez que veo a tomasito y al tipo de las gafas pero siempre hay alguien fumando en la puerta de algún bar y siempre hay alguien que se acerca y se dirige a él con complicidad. siempre hay una chica que pasea un perro y un coche gris que busca aparcamiento, siempre hay niños corriendo, siempre hay tres minutos a las ocho de la mañana

miércoles, 13 de abril de 2011

la libertad de antonio troitiño, condenado a dos mil doscientos treinta y dos años por matar a veinte personas, veinticuatro años en la cárcel. la libertad de antonio troitiño, condenado a dos mil doscientos treinta y dos años por matar a diecisiete guardias civiles, un coronel, dos cabos, un vicealmirante —también participa en la muerte de un teniente coronel, un comandante y un soldado raso—. a partir del listado anterior, definir persona. ongi etorri, antton
vago por galerías de imágenes, descargo las que me interesan, siempre pensando en un hipotético uso que quizás nunca llegue. ahí dormirán desordenadas, ocupando un espacio en el disco duro, ralentizando el procesador, como un lastre inconsciente: caminar con los bolsillos llenos de plomo

una tertulia radiofónica en la que los temas se enlazan, se tejen y enredan, las mismas voces que cada día hablan de todo y hablan de nada: la ventana es un cielo gris perfectamente cuadrado

estoy solo en el estudio. todo el mundo tiene su papel asignado y el mío es precisamente ése, diseñador gráfico que está solo en el estudio. el cálculo de probabilidades dicta que llegará un proveedor, un tal garriga, pero no tiene hora concreta. durante la mañana, dice, el transporte ya está en ruta. mientras, todos los programas abiertos —thunderbird, firefox, illustrator, photoshop, freehand, flash—, un lápiz encima de la mesa y unos cuantos papeles con dibujos que responden a la descripción gráfica de modelos topológicos de estrella, estrella extendida, jerarquía y malla

martes, 12 de abril de 2011

desactivar facebook es sarai te echará de menos, rakel te echará de menos, joan carles te echará de menos, dani te echará de menos, harry te echará de menos, mis únicos cinco amigos convertidos en papilla de píxel

lunes, 11 de abril de 2011

domingo, 10 de abril de 2011

(sobre los efectos devastadores de la radioactividad: la batalla de chernóbyl, de thomas johnson, en la noche temática de la segunda cadena)

(me cuesta dormir, despierto cien veces. la doctora no me mira, se limita a una entrevista mecánica, a escribir mis respuestas a mano con un rotulador pilot de color rojo en una gran libreta de hojas blancas. sufre de incontinencia?, pregunta. qué entiende por incontinencia?, respondo. la pérdida del control normal de los intestinos, replica. en ese sentido, no, contesto. sí ocurre en momentos puntuales pero no como norma. hago esfuerzos por evitarlo, añado. entonces sufre o no sufre de incontinencia?, insiste. no, simplifico, no sufro de incontinencia si por incontinencia usted entiende que pierdo el control normal de mis intestinos. es evidente que esa mujer no está ahí para matizar nada: necesita respuestas blancas o negras, nada de respuestas grises, respuestas de sí o no, de ceros o unos, de abierto o cerrado. es evidente que esa mujer es una buena funcionaria del sistema público de salud con los dedos llenos de anillos de oro)

(esos esfuerzos marean, debilitan, un sudor frío me recorre el alma, me duelen las articulaciones, el vientre hasta estallar, la boca se llena de saliva, empiezo a pensar cosas que no debería, la felicidad es un brillante pez abisal ahogándose en mis manos; la vida, un charco rojo y pestilente en cualquier sitio)

(un mensaje de S: la escala de los mapas, de belén gopegui. escribo a la librería de los encargos el sábado por la mañana. maría josé responde que posiblemente está agotado, pero que no me lo puede confirmar hasta el lunes, no hay prisa, nunca hay prisa. la felicidad es el cabello blanco de belén gopegui, su corazón rojo; la felicidad es la nuca rapada de S y los secretos que escribe y tacha, escribe y tacha, las fotos que encuentra y rompe)

(escribo frases cortas, las borro, las vuelvo a escribir y escribo otras, las junto a puñetazos, las dejo en rincones de la habitación, quizás nunca vuelva a buscarlas, crecerán como pelusas. una película con jennifer aniston, té dulce con especias, una galleta, ayer me afeité la cabeza, apagué el teléfono después de un mensaje de juank que apenas respondí, esta mañana tiré el cepillo de dientes y me masturbé tantas veces como pude, después pensé en las elecciones en perú y busqué algo de información sobre ellas: que los candidatos siempre sonrían me resulta una amenaza, es violencia pura, besos como heridas, el cáncer creciendo dentro)

(me cuesta dormir, despierto cien veces y sueño con algo que tiene que ver con radioactividad, con isótopos y cesio ciento treinta y siete, con las quemaduras y los sudores y las epidemias de cáncer de tiroides y las chimeneas humeantes. pienso en agustín fernández mallo y en su vida como icono afterpop, escritor y ubicuo técnico de rayos x. sus radiografías son auténticas obras de arte, pienso, mi tobillo roto es la lata de sopa de tomate del siglo veintiuno)

viernes, 8 de abril de 2011

(viernes en el mundo caníbal, me largo de esa jaula, no me despido de nadie, apenas puedo hablar, vuelvo a casa dando un rodeo enorme, casi como si fuera a encontrar un tesoro escondido en cualquier bolsa de basura a las tantas de la mañana. estoy borracho como una puta cuba, me quedan mil pelas en el bolsillo y me arrastro hasta la gasolinera que hay junto al puente, compro una hamburguesa de ésas que calientas en el microondas y quedan como nuevas, la caja quema, el pan quema, me siento en un banco y pienso que todo está bien, que todavía no tengo treinta años, que no hace tanto frío)

jueves, 7 de abril de 2011

(juan carlos sánchez se abraza a alguien que lleva pantalones de cuero negro, hay gente en las mesas, bien sentada, todo el mundo en pareja, luz amarillenta, al bar entras subiendo tres escalones, dejo mi cerveza en una repisa junto a la puerta, hay una máquina de tabaco desenchufada, suena blues, es aburrido, al fondo hay un billar y el tapete es rojo oscuro, nunca había visto uno así, en lugar de hierba es sangre seca, nadie está jugando)
(el callejón está poco iluminado, a la izquierda hay casas viejas, aparentemente abandonadas, a la derecha, la fábrica de loza, hay cubos en la puerta, piezas rotas, mal pintadas, la loza corta como un cuchillo, hay plantas, malas hierbas que han crecido sin que a nadie le importe, las paredes están llenas de tags y grafittis inacabados, trabajos adolescentes, creo que nu nu vive dos calles más arriba, casi tocando la montaña)
(apoyo la cabeza en la ventanilla del tren, mi reflejo y el reflejo del mundo atrapado, las luces encendidas en las casas de can sant joan, los coches en la autopista, los túneles, las estaciones, origen y destino, líneas rectas que unen dos incógnitas)
sueño una casa que no es la mía, grandes espacios vacíos, escaleras metálicas y acristaladas, una finca moderna y aséptica. vicenç vendrell habla por teléfono en uno de los rellanos, paso junto a él, me fijo en sus sebago de color marrón rojizo, nos miramos, está más delgado, más gastado, no tenemos nada que decirnos

un tren a barcelona, es sábado por la noche, mis amigos estarán por allí, en el apolo, en no sé qué concierto al que no he querido ir pese a su insistencia. bajo en sants estación, camino a través de la plaza en dirección a la calle tarragona, me cruzo con personas vagamente conocidas, llevo un libro y una grabadora en una bolsa de plástico, también un teléfono

camino paral·lel en dirección mar, llamada perdida de daniel, son las once de la noche, llamo a nu nu, dejo un mensaje en el contestador de su casa, me encuentro con juan carlos sánchez —estudiábamos juntos: ahora es alguien especializado en gestión informática o algo así de provechoso—, cuánto tiempo, insiste en unas cervezas, acepto, me largaré en cuanto pueda, el bar está lleno de gente, él se encuentra con conocidos a los que se abraza, vuelvo enseguida, le digo

camino desorientado. paso por una fábrica de loza en un callejón escondido que me obliga a volver sobre mis pasos, un coche conduce lentamente por la acera, obligándome a bajar. al pasar por el lado del conductor veo que no tiene ojos, tan sólo unos párpados secos y amarillentos, vacíos, está sonriendo, casi como si se diera cuenta de todo. vuelvo a llamar a nu nu, esta vez al móvil, otro contestador diferente, te quiero, despierto, seis y cuarto, tres, doce y media, jueves, pum

miércoles, 6 de abril de 2011

una cesta con fruta, un bote con pasas, un mensaje de S en el teléfono a mediodía. hoy había quedado con les para ver el puto partido de fútbol y no tengo ganas, mejor cenar temprano y dejar de pensar, él también lo verá en casa, la misma canción lejana

sueño que vuelvo caminando a través del bosque, es noche cerrada, conozco el camino de memoria pero podría perderme en la única encrucijada —el camino se bifurca, ambos se adentran en el bosque pero uno de los dos me alejará para siempre—, pienso en piedad siguiéndome a cada paso

todos estos días se apretan entre sí, se funden y apelmazan, las ausencias me desdibujan por dentro, me gustaría emborracharme contigo, escribe juank, no sé qué responder, qué quiero responder, nu nu, quiero responder

no contesto. más tarde enviará una tontería acerca del festival ése, el faraday, yo contestaré otra y habremos borrado la frase de la lista de cosas incómodas, nadie es tan tonto como para no darse cuenta de qué coño está pasando, casi como un pacto de no agresión

steve mcqueen, el hombre perfecto, conduce un ford mustang en la escena que todo el mundo recuerda de bullit, de peter yates. ralentizo las imágenes, las congelo, suena una música extraña y hermosa —arthur de eriomém, drowned by voices (japanese traditional music for four shakuhachi discovered by riley kelly lee and ralph samuelson)—, siento un nudo en la garganta, hoy llevo una camisa horrible, apenas puedo concentrarme, tres plátanos, mandarinas, naranjas y manzanas

un cartel que anuncia una reunión de vecinos para el próximo lunes, impresora de color, el título en rojo y el mismo tema de siempre, el ascensor, aburrimiento y paredes sucias, los vecinos invisibles

martes, 5 de abril de 2011

es viernes a mediodía y los correos electrónicos se tropiezan en el outlook del trabajo. ganas de que sean las tres para salir corriendo de aquí, escribe juank. para salir corriendo en qué dirección, pregunto. dirección a casa, claro, responde él. hace un día precioso para largarse, pienso. es mi turno y sólo soy piel seca

lunes, 4 de abril de 2011

viernes, 1 de abril de 2011

ayer, en elda, un tipo que conducía en sentido contrario mató al padre de jorge cuando volvía a casa, a mediodía