miércoles, 25 de marzo de 2015


(tienes buenas venas, gruesas y blandas, a flor de piel, dice la enfermera. la sangre es casi negra y llena los tubos que después etiquetará con mis datos, un nombre, un número, un código de barras, un bosque entumecido)

martes, 24 de marzo de 2015

(aquí, dentro del muro del foso que divide y aisla la ciudad del norte, detrás de tres grandes puertas metálicas, una habitación luminosa donde amontonar libros y ropa y comida después de la fiesta de cumpleaños del amigo oriol soler. los invitados —jóvenes matemáticos, empleadas de banca,  guías turísticos a sueldo de la embajada italiana— trazan líneas en pequeñas hojas de papel, uniendo los números previamente impresos según un criterio cambiante, huidizo, errático, propio de los civilizaciones que se apagan, buscando el orden, la esperanza esquiva. dónalfur señala un punto en el mapa de la antigua ciudad de samarqand, mil veces santa para nosotros: la cárcel de los huérfanos, el teatro, el hospital)

lunes, 16 de marzo de 2015

(la última calle de la ciudad de los almeces se abre a un bosque y a un sendero y al niño eduardo carrasco solís que canta mientras recorre a saltos el camino que se aleja del mediodía, difuminándose y temblando como una llama de fósforo blanco al llegar al pecho de su madre)

domingo, 8 de marzo de 2015

(disponemos los cubos en un orden preciso, aquí y aquí y allí también, grandes latas ennegrecidas por el fuego y llenas de sangre cuajada, calcando la imagen de la pantalla en círculos o engranajes, constalaciones sobre el suelo capaces de guiarnos a todos a través del sueño y el bosque, hasta el amanecer)

(el chemtrail se abre en el cielo como una columna vertebral, arqueándose en huesos de gas y seda que caerán lentamente sobre nosotros, ahogándonos hasta el exterminio)

miércoles, 4 de marzo de 2015

(meter a los cachorros —casi tres kilos de carne rosada y suave pelo negro— en una bolsa de plástico mientras la madre duerme en su cesta, agotada después del parto, abrirse paso entre los juncos que se yerguen en la orilla, inalcanzables, hasta el río, lanzarla con fuerza hacia el centro, allí donde las piedras forman un remanso en la corriente, flotar y esperar diez, quince minutos, flotar la noche entera y la jaula a cielo abierto, soñar con escapar de allí)

domingo, 1 de marzo de 2015

(acaricio mi sexo por encima de la ropa interior, lo noto caliente, hinchado, lleno de insectos y hojas de afeitar, amenazante y enfermo, el sol hierve en mis ojos mientras me pinto los labios y finjo ser mujer)