sábado, 29 de marzo de 2014

(caminar a través del bosque que se agita a través de cuerpos borrosos de acuarela a través de animales escondidos en otros ataúdes a través de ciudades blancas que disfrutan cayéndose a pedazos a través de la carne cruda de los niños a través de las venas de alcohol y trenes vacíos a través del sueño de las cerdas que juegan a golf)
(cuenta atrás de diez minutos para que el sábado explote, reza de rodillas en el hielo de la antártida)

viernes, 28 de marzo de 2014

(un charco de saliva en el suelo del comedor, bienvenido a por qué no soy una buena persona)

viernes, 21 de marzo de 2014

(el matadero apesta a carne en descomposición, hay grandes cubas de madera que sudan grasa ácida, le indico al conductor del camión dónde aparcar, bajan cerdos por la rampa, también perros viejos que olisquean las cajas con huesos de la entrada. aquí los mejores matarifes son críos con machetes, hay uno en especial que golpea con fuerza, una y otra vez, persigue a los animales, los acorrala contra la persiana, a cada golpe, los cerdos dejan de ser cerdos y se convierten en otros niños sucios que intentan huir a cuatro patas, niños que gritan, niños cuya carne se abre sin sangre, asisto a la escena hasta que despierto y sigo en ella mientras desayuno, me lavo los dientes y el agua caliente de la ducha)

sábado, 15 de marzo de 2014

(la mujer de las garras azules abre la boca, se bebe la niebla, las palabras humeantes del chico que habla sin apenas respirar sobre cómo construir montañas a partir de cinco puntos, la chica de la espalda húmeda de saliva y el hombre que llora demonios mientras fuma en la puerta del bar)
(sueño con david, david garcía, el mejor bajista del mundo, tendrías que haberlo visto detrás del muro de sonido de su thunderbird, ahora restaura muebles pero en mi sueño apaga incendios en la isla de gurpán, capital san pedro, frente a las costas de guinea, nos encontramos en baricentro, el paraíso de la compra, no me reconoce, me habla por cortesía, ahora sí, me pregunta por jeremy, no sé nada de él, no sé nada de nadie, es como si acabase de llegar porque no he visto a nadie ni sé si están aquí, le sigo a través de los pasillos y las escaleras mecánicas, tiene dos hijas pequeñas que le esperan en el coche, su madre está también, a ella no la conozco pero me hace sentir bien, las niñas son altas y delgadas y me inspiran un amor grande, les compro helados de chocolate, comemos, nos ensuciamos, ellas juegan con zancos y parecen grandes insectos enfermos de marfan, david me invita a cenar, cocina él y cocina pescado con zanahorias en paquetitos que parecen caparazones de tortuga, siento que estoy donde debería pero estoy haciendo trampa, entonces despierto y me pongo a escribir)

viernes, 14 de marzo de 2014


martes, 11 de marzo de 2014

(en la columna de la derecha, 666, de josé puente. hacia abajo, en scroll, sus tripas; hacia arriba, pulmones, tráquea y corazón. gracias a todos por confiar a ciegas)

lunes, 10 de marzo de 2014

(uno grita un poco, si el vientre es azul y se desvanece, el futuro deja de respirar, ennegrece, corona de flores que se enfría)

sábado, 8 de marzo de 2014

(si abro las manos sólo hay larvas, cachorros mordiéndome, canciones de elton john que rompen la niebla, mentiras como cristales de sal)

viernes, 7 de marzo de 2014

(esperamos obedientes la luz verde en el semáforo, sospechamos los unos de los otros, escuchamos las conversaciones ajenas y todos los ruidos en diez metros a la redonda, quién habla del héroe y del viernes, nos miramos de reojo, medicándonos contra la infección)

jueves, 6 de marzo de 2014


(el cuerpo gastado y frío de leopoldo maría panero alejándose entre las llamas, la mortaja y el río, el kraken al final de los días)

sábado, 1 de marzo de 2014


(un ciervo atraviesa un hombre, atraviesa un umbral, un incendio, un leve desplazamiento que sólo significa sábado)

(la aniquilación de los judíos europeos obedece a un plan cuidadosamente trazado y condensado en sesenta y siete páginas de un archivo pdf cuyas páginas están desordenadas; la imagen de raül hilberg mirando con desconfianza desde la contraportada de un libro en la estantería; josé puente sentado en la escalera que sube al número cinco del muro de pisos de la calle alcalde crespi antes de que sea demasiado tarde, despierte y se descubra a sí mismo apretando la grasa del vientre con manos de hombre sin dientes, los intestinos llenos de pescado podrido)