domingo, 30 de septiembre de 2007

domingo de límites difusos, sin rutina a la que agarrarse, de mirar fotos en webs multicolores donde chicos y chicas escriben cosas ingeniosas, se disfrazan, se besan, bailan y brillan durante madrugadas que se hacen eternas. la vida es un posado en el que tienes que ser diferente, muy diferente. tienes que ser una estrella aunque sea por un segundo. a estas alturas, el hedonismo me parece una enfermedad tan grave como puede serlo una leucemia

domingo, el último de septiembre. me dejo caer en la cama para dormir por la tarde. acomodo el cuerpo de una manera que no duela, con las rodillas suavemente flexionadas. me tapo y apago la luz, el mundo

sábado, 29 de septiembre de 2007

sábado. un día agujero con un montón de cosas rotas dentro. salto por encima. se oyen los cohetes al otro lado del río y la autopista. fuegos artificiales que iluminan el cielo y hacen que el aire huela a pólvora en la distancia. es sábado de fiesta, con lluvia, como cada año desde hace mil. también las fotos quemadas del rey. también los tres goles de henry. también el olor azul del gel nuevo y la historia de tania head

una historia como la de enric marco, como la de jean-claude romand. buenas noches

viernes, 28 de septiembre de 2007

viernes. no hay nada especial y todo sí es especial. volver al trabajo, un gato pelirrojo, una furgoneta que carga muebles viejos, la bombilla que se ha fundido en el cuarto de baño, el color de la arcilla cuando se moja, el sabor dulce de la remolacha. acabo de volver de la biblioteca. un libro de haikús y otro de steinbeck. he visto a joan pere. hace un rato estaba veloz y contento, como durante el día, pero ahora sólo estoy tranquilo, de un tranquilo equilibrista o de un tranquilo tetraplejia

atrapando conversaciones: samara, cuándo nos vas a invitar a una fiesta en tu casa? eso, samara, cuándo nos vas a invitar?

jueves, 27 de septiembre de 2007

pienso en equilibristas. una imagen recurrente que repito en diferentes escenarios. un hombre cruza el cielo con la sola ayuda de un paraguas y un cable de acero apenas visible. de entre la multitud que le observa, alguien dispara y el equilibrista cae mil pisos hacia abajo hasta estrellarse en el suelo. el grito unánime en mi imagen es sólo un silencio que llena cada pequeño instante de color rojo

da igual que sea aquí, allí o en el berlín ocupado
sudo. tengo fiebre. sigo entero. ayer no fui a trabajar. hoy tampoco. a pesar de eso me encuentro animado. hay una luz bonita en el comedor, como de cuadro de vermeer. no sé de dónde ha salido esa luz, pero es hermosa. tengo ganas de comer cosas diferentes. repaso cosas que he hecho, gente que he querido. he visto esta mañana una historia de violencia, la película de cronenberg que dieron ayer en la primera y que grabé para verla durante el fin de semana. todos tenemos derecho a empezar una nueva vida, te llames tom o joey o F o. me da escalofríos escribir esa frase. me da escalofríos no creérmela. o saber que no es del todo cierta, porque tener derecho no es sinónimo de poder

buenos días

miércoles, 26 de septiembre de 2007

sueño con que llevo el cuerpo cubierto de explosivos. estoy en un colegio. niños pequeños que bailan a cámara lenta a mi alrededor como si fuera un espantapájaros. todo puede estallar de un momento a otro. el cielo es bulboso y negro. despierto a las dos de la mañana. la puta que parió a la fiebre

hoy me he quedado en casa. estoy cansado y desorientado. hoy no sé idiomas. buenos días

martes, 25 de septiembre de 2007

las nubes vienen llenas de lluvia, metálicas. dicen que aún bajarán más las temperaturas

hace días que pienso en esta foto. es auschwitz y es mil novecientos cuarenta y cuatro. en la chica que ríe y que el fotógrafo ha atrapado para siempre en un mínimo paso de baile

en que lo que había dentro de su corazón es lo que ahora me ahoga

lunes, 24 de septiembre de 2007

la única salida es la de tragar corticoides o ciclosporinas hasta que reviente. con eso te aseguras dejar de morirte a trocitos, que es lo que creo que a veces me pasa ahora. y me niego. aunque a veces tenga miedo, sigo con mis tratamientos naturales, menos agresivos y más lentos. tengo fiebre pero nadie se muere por tener un poco de fiebre. aguanto mucho. acabo de salir de la ducha. floto y cierro los ojos

(esta tarde, mientras carmen, la limpiadora del estudio, intentaba poner orden, he salido a la terraza. hacía un calorcito hermoso. daban ganas de echar a andar y no mirar atrás nunca más)
rutina. tres sílabas con las que dibujar la luz que entra por la ventana, las campanadas de la iglesia, el azul tranquilo del cielo y del silencio roto por una avioneta lenta de color rojo

llaman al timbre. estoy solo ahora. escaleras, paquetería, firma y albarán. buenos días

domingo, 23 de septiembre de 2007

hoy ha empezado el otoño. me hace feliz saber que los días se acortan y que pronto, al respirar, me saldrán nubes blancas de la boca. buenas noches

buena suerte
tengo un fin de semana tranquilo. a veces sucede. puedo pintar los días del color que quiera y no necesariamente rojos. me quedo quieto en la cama, mirando el techo. el sevilla juega de rosa y messi se acuerda de ronaldinho en cada gol mientras sonríe. casi ha acabado el sábado y las noches ya son un poco frías

y una canción y un trozo de pastel de cumpleaños
el olor del jabón en la ropa limpia al sol. el mediodía brillante en las toallas lavadas, la calzoncillos blancos, los bermudas del tapioca que me pongo todos los días para ir a trabajar mientras siga haciendo calor en el estudio. los mil verdes de las mil plantas, las mil mañanas, el primer domingo de otoño. i'll be your man, cantan the elected

sábado, 22 de septiembre de 2007

un montón de cosas, un montón de gente, un montón de lluvia y también de sol. un día de llenarlo de cosas, de vivirlo aquí y allá, de respirarlo deprisa. sábado creo que diferente, vertical. mucho

viernes, 21 de septiembre de 2007

pedro tiene las gafas rotas. la montura es roja y estamos en un hospital. él ha ido acompañando a un tipo que no deja de quejarse y yo espero pacientemente a que se me pase el dolor. hablamos de constructoras y de todo el tiempo que llevamos sin vernos. al despedirnos, nos abrazamos y le doy un beso en la frente, amplia y pálida. sonríe y despierto. son algo menos de las siete de la mañana y he dormido una hora desde la última vez

(éramos amigos, amigos de verdad. estudiábamos juntos y dejamos de vernos hace tiempo. la última vez, después del accidente, fue en una esquina cerca de mi casa. llevaba en brazos a una niña tan rubia como él y cambiamos los teléfonos, con la promesa de llamarnos. siempre que pienso en él, me resulta imposible no pensar en la otra persona, la que mató con el coche)

jueves, 20 de septiembre de 2007

días con poco espacio para la pornografía. cada erección produce un dolor incómodo en la zona rectal que intento evitar. pese a ello, y más por costumbre, bajo tres videos de una página porque ella, definitivamente, no es como las demás. con su anillo de prometida, su jersey rojo de cuello alto y su pelo recogido en una cola de caballo que la hace parecer exactamente esa compañera de la facultad, mira a la cámara arrodillada, mientras le hace una felación a una polla patéticamente pequeña y enrojecida, decididamente enferma. pretende actuar con eso que los hombres llamamos vicio pero que, en ella, sólo es una muestra desesperada de ganas de agradar. cuando sonríe, aunque tenga la boca llena de un semen escaso y transparente, se ilumina el mundo y yo con ella

las secuencias transcurren en un parque. acaba de llover y ella mira de reojo a su izquierda, por si viniera alguien. la mano que no graba le acaricia la cabeza y ella sigue sonriendo

y la música es horrible y triste y tonta
pasé por el mercadona y no compré nada. saludé a dos personas. es tan grande que me da miedo

pasé por la imprenta de joan y me contó que su madre cada vez está peor. apenas se mueve y está sedada todo el tiempo

pasé por el centro cultural y vi una exposición de fotos. en una de ellas, un hombre que fumaba me miraba fijamente, sentado en una silla. el brazo derecho era una prótesis de metal y era el año mil novecientos diez, o algo así

había mil fotos más, pero ahora es la única que recuerdo

llamó juank y hablamos un rato y un montón de cosas

y también tenté la suerte con una primitiva para hoy

y crucé varias calles sin mirar, sólo fiándome de mi oído, siempre con las manos en los bolsillos

digitalizo fotografías antiguas. es algo que me fascina, de las pocas cosas que me fascinan de mi trabajo. y ésta es mi favorita de hoy, de otros muchos días

miércoles, 19 de septiembre de 2007

la cabeza estalla. son explosiones vacías, blancas, pequeñas y densas

incapaz de pensar en nada, dejo que las horas se consuman tranquilas ante la pantalla. me duele el borde de los ojos de tanto
busco información en internet acerca de mi enfermedad. la colitis ulcerosa no tiene datos nuevos, quizás algún gráfico. en el espejo soy un tipo normal y ojeroso, pero por dentro soy una caja de sorpresas con la cabeza siempre a punto de estallar. buenas noches

martes, 18 de septiembre de 2007

esta mañana estaba animado. el paracetamol para bajar la fiebre creó un leve estado de nube en el que todo parecía confortable, blandito y tibio. trabajé, sonreí un par de veces, crucé algunos correos con juank, leí dos o tres artículos del país, cosas así. después todo se fue difuminando, hasta convertirme en lo que soy ahora

polvo flotando en rayos de sol que no entran por la ventana
me he pasado la vida fantaseando con la idea de encontrar la puerta de la jaula abierta. en días como éste, sería incapaz de hacer nada. me limitaría a mirar los barrotes oxidados y comprobaría, con unos pocos pasos, que no existe diferencia entre el mundo de unos metros más allá y el mundo de unos metros más acá. me volvería a anudar en un rincón y volvería a tener frío

escribiría algo sobre ser incapaz de salir corriendo en cualquier dirección porque todo es hollín y hollín soy yo
el suelo del bar está sucio y grupos de personas hablan en la calle. un polígono industrial y luces de neón. se está haciendo de día y a veces hay carreras y golpes, gritos. ceylán mira desafiante. sabe que es intocable. dejamos los vasos de plástico, nos abrazamos y sí, seguro que nos vemos mañana. despierto. son las cinco y media y tengo frío, frío de fiebre

una manta por encima y, por dentro, ruido rojo

buenos días

lunes, 17 de septiembre de 2007

ya no queda nadie en la oficina. soy el último en marchar, como casi siempre en invierno. ahora entra aire de lluvia por la ventana abierta. y una luz gris azulada. me siento bien, ausente, un animal tranquilo bajo la piel de

(apagar las luces, bajar las persianas, cerrar con llave. hasta mañana)
es lunes. los lunes son un puto asco de días. tengo un trabajo que es como cavar una zanja. me miro varias veces al día y debería estar de baja, aunque sé que eso no iba a solucionar gran cosa

esta tarde me apetece estar en casa. había quedado con cisco pero creo que lo dejaré para otro día. me apetece volver a leer metralla. o mirar la televisión durante mucho rato

y enroscarme en el sofá

y que deje de dolerme y retorcerse

(mensajes de ana en el móvil, tres o cuatro)

domingo, 16 de septiembre de 2007

yo no necesito suerte, dice ella, la chica que alguien besaba en las canciones lentas de las discotecas

tú no necesitas suerte, respondo. está bien, entonces. porque yo sí necesito suerte, y necesito mucha. necesito tanta, que hasta para respirar necesito suerte

y me callo ya. de-otra-puta-vez
con ana a medianoche. mañana vuela a barcelona. a las nueve estará en el hotel y se le hace raro que no nos vayamos a a ver. hablamos de motivación, de tiros libres, de veinticuatro rosas rojas, de las cosas que nos unen, de por qué siempre estoy casi apagándome. me miro los pies y colgamos. es otra despedida más
ha sido una mierda de partido, de esos que ves claro que van a perder. en el fondo, el bocinazo final es lo mejor que les ha podido pasar, que se acabe pronto y dejen de sufrir y, sobre todo, de soñar. de-una-puta-vez

allí estaban todos. había tantos de ellos que hasta una bomba me habría hecho feliz. buenas noches
hablo con ángela, mi vecina. tiene cara de sueño porque se acaba de levantar de la siesta. toma un montón de orfidales que no la hacen dormir de noche, sino de día. betty le ladra al perro de un vecino que le ladra a un gato negro que. su vestido de flores y el olor de mi limonero y, enfrente, alguien tendiendo la ropa. juego con una flor de geranio seca que deshago entre los dedos

apenas tengo nada que decir. estoy más o menos bien, ella ya sabe, y le lanzo un beso que vuela con cuidado, que la hace sonreír
los mendigos y los yonquis saben cosas que yo no sé / porque ellos se sumergieron en el mundo antes que yo / y cada vez que me siguen con la mirada y con los pasos / apostaría todo lo que tengo / a que conocen todos mis secretos, todas mis mentiras / toda la mierda que soy y que arrastro, sin necesidad de mirarme a los ojos / ni de cambiar una sola palabra

las calles abarrotadas de gente y ellos me eligen a mí
es domingo. hoy podríamos salir para ver el partido en el bar de jacobo, como ayer, con xurru y jaume. podríamos ver qué hace kirilenko y si existe vida más allá de calderón. podríamos, sí. pero creo que será más de quedarme en casa, de jugar con betty, de hacerme una paja, de ver una peli, de dormir muchos ratos, de cansarme de todo. será más de mirar el techo de la habitación, la puerta del armario, el ordenador en el suelo, la pared de enfrente. será más de hervir la verdura de mañana y cruzar los dedos para que
hemos jugado al póker hasta que nos hemos hartado. después, alcohol, y antes también. sonaban los ramones y después los strokes. es madrugada en la mesa, tino y javi y albert. inma y sandra. también marc y chucho y francesc. el bar se queda lleno mientras yo elijo el camino del incendio. buenas noches

sábado, 15 de septiembre de 2007

hace unos días fue el cumpleaños de piedad. hoy pensé en felicitarla. después de tanto tiempo sin saber nada de ella, no tiene apenas sentido, pero la gran mayoría de cosas en las que pienso no tienen sentido, o tienen poco

en ese balcón hay una planta de marihuana o un rosal enorme. o ese chico de melena canosa y que come espaguetis sentado en un banco de la plaça castella es el mismo que me ha llamado la atención por la calle pelai. encorvado, con todas las culpas del mundo en su espalda y una bolsa del mare nostrum a su lado. o los tatuajes de ese latin en camiseta imperio, con telarañas en los codos. o quién podría comprarse esos zapatos, ciento treinta y ocho euros de trauma fálico. o en el idioma lejanísimo y boreal que hablan esas dos, muy rápido y alto. o lo suave de esa manta de colores teja. o las palabras de ése que habla en voz alta y al que todo el mundo mira, sucio, rambla arriba, los nombres de los hoteles, lo que hay detrás de cada beso, detrás de cada puerta y de cada maleta esperando un taxi
he estado en barcelona esta mañana. los trenes iban casi vacíos. he dado vueltas por el centro. he estado a punto de comprar un disco de beautiful south. era un grandes éxitos. al final he comprado uno de andrés calamaro, el que tiene la portada dibujada por liniers. me gusta andrés calamaro, pero éste es para regalar. he pasado por la fnac, he subido y bajado varias veces las escaleras mecánicas y, al final, nada. nunca encuentro nada que esté buscando en la fnac. por el contrario, siempre encuentro un montón de cosas que no busco y, sobre todo, que no necesito. un muñeco de sawyer, el de perdidos. no llevaba suficiente dinero. siempre puedo volver en otro momento, pero no sé. también hubiera sido para regalar. estoy aprendiendo a vivir sin lo superfluo. las colas en las cajas eran infinitas. las colas son algo que desanima a cualquiera y a mí, más. vi a mm. estaba con dos turistas vestidos de negro. para no distraerla, le dije adiós mentalmente. no me gusta molestar

pasé por la sasafràs y estuve hablando con josep. es un tipo agradable y me gusta su joyería. hablamos de cádiz y de hipotecas, de ideología y de futuro. del miedo a que las ventas del invierno sean tan terribles como las inexistentes del verano

pensé también en pasar por el h&m y saludar a sandra, hoy que mis chancletas eran iguales a las suyas, pero no. no era necesario

raramente cojo el tren de vuelta en plaça catalunya. prefiero andar hasta arc de triomf y desintoxicarme del ruido del centro. fantasear con beber cerveza en cualquier bar. en el napoleón, si no fuera tan tarde

(si bajo las escaleras deprisa y me meto en el andén sin marcar el billete y salto dentro del vagón mientras miro en el luminoso la palabra mágica —manresa— escrita con puntitos rojos, y sólo si es así, tendré la oportunidad de ver una boda de colores indescriptibles en la iglesia del pueblo pequeño de extrarradio donde vivo. novios en coche de caballos y mediodía amarillo como el sol, a pinceladas gruesas)

viernes, 14 de septiembre de 2007

la calle es bruja y viento y esto es medianoche en un pueblo del extrarradio de barcelona. el video se queda grabando la película de la dos. algo que hacer mañana o pasado. el corazón se calma con algo tan sencillo como una paja. buenas noches
en la fotografía, la mujer mira de reojo a un hombre trajeado a su izquierda. él tiene un aspecto desaliñado, gastado, polvoriento. ella está desnuda y cruza los brazos por detrás de la nuca, recogiéndose el pelo que en otras fotografías aparecerá en un moño alto. sandalias de tacón alto de colores desordenados y joyería en oro en sus muñecas. las uñas de los pies pintadas de blanco y ligeramente largas. sexo depilado y la cicatriz de una cesárea. el cuerpo es bronceado, tiene unos bonitos pechos operados y hay puerta abierta justo detrás de ella. en la penumbra se adivinan focos azules y rojos, como de discoteca

hay algo que me fascina en esa fotografía y en otras de la misma serie: el cuadrado negro que tapa el rostro del hombre. en la primera de ellas hay flores amarillas y champán para ella. en la última, ella se acaricia los pezones mientras sonríe, cerca de él, que está sentado en un taburete alto y juega con una corbata tan gris como su corazón
sueño con una casa abandonada. hay dos pozos de agua transparente y escalones de metal que bajan al infierno. también escaleras de madera que suben hasta puertas donde se oye a gente martilleando. no me muevo apenas: tengo miedo de caerme

no sé cómo he llegado aquí, pero sí sé que es el fin del mundo, otra trampa
porque alguien lo dijo debe ser así. el tiempo amontona las palabras en el vagón de las verdades

en el interior de nuestro cuerpo no entra luz. salvo un accidente o algo así, la luz nunca entra dentro de nosotros. tanto da. dibuja nuestros límites por fuera pero los de dentro seguirán siendo desconocidos

el agua caliente me recorre y el dolor es redondo, difícil de aguantar. casi parece que sale luz del vientre, de un costado del vientre, el derecho. un dolor romo y denso que me hace doblar las rodillas y encogerme

el buen meteorólogo. por dentro soy, somos, sangre, heces y mocos en proporciones variables, muchas veces imprevisibles. es algo que descubro a veces, con frecuencias cambiantes. mañanas y madrugadas, así es como funciona mi huracán, mi hoyo de luz, mi ventana abierta al mundo

buenos días

jueves, 13 de septiembre de 2007

desde que te conozco estás cansado, dice ella mientras fuma en la cama con la luz apagada. hay fiesta al otro lado de la calle y la música se cuela con un zumbido por el teléfono. se escucha también el jadeo de un perro pequeño

sí, digo yo, siempre estoy cansado. con el pelo mojado, miro el suelo de la habitación y los suplementos amontonados en la mesita de noche. recorro mentalmente sus palabras, midiendo su tamaño. mucho tiempo cansado, tanto que aún me sorprendo de poder recordar detalles pequeñitos, de poder llegar a los sitios, de querer hacerlo

pero esta vez no es así. apenas tenemos nada de qué hablar. ya no vale la pena esforzarse en nada. mis palabras no pasan de borrones en esta conversación y en otras muchas que hemos mantenido

cada vez menos, pez de plata

miércoles, 12 de septiembre de 2007

hago ruidos rojos por dentro. unos ruidos desagradables y dolorosamente rojos. hoy era un día de esos sangre, de los de quedarse en casa, no comer nada y cruzar los dedos para que todo se vuelva a poner en su sitio. un día de esos de cerrar la puerta de la habitación, de no pensar, de dormir mucho, de descansar, de no coger el teléfono. día de borrarlo de la vida de uno y de borrarse uno de la vida de los demás, pero no. la responsabilidad me hace estar sentado aquí, ante la pantalla, inventando colores. tengo frío y el frío también es rojo

hoy soy un puto huracán

rojo como

martes, 11 de septiembre de 2007

seis años y otra vez los aviones y las explosiones y los edificios desmoronándose y la humareda y la gente tirándose desde mil pisos arriba y las banderas y los himnos y los nombres. otra vez la guerra en países lejanos y los niños rotos y los coches bomba hasta el cansancio, día sí, día también. otra vez once de septiembre y otra derrota para celebrar

la televisión no se cansa de decir que fue la madre. donde antes había entereza, hoy hay frialdad, dictamina

(me he duchado, he limpiado un poco, he preparado la comida. vuelvo a ser persona)

lunes, 10 de septiembre de 2007

apesto. ahora estoy solo en el trabajo. escucho música griega. cuento todos los segundos que faltan para marcharme de aquí y volver a encerrarme en mi jaula protectora con el pestillo por dentro. pero mientras tengo que soportarme. huelo mal. todo el día en la misma posición hace que me fermente. y si me fermento, apesto. un olor dulzón a cadáver, a carne quemada. quizás todo sea cuestión de agua y jabón neutro, pero creo que no. que es algo más profundo, algo que no se va con agua caliente y un guante de crin. algo que hace que deje sonar la música pese a que me ha dejado de gustar hace rato. algo que hace que ya no trabaje. que mire la pantalla con la boca abierta y piense en lo pegajoso de mi sexo mientras vacío mi cabeza de todo

(la persistencia de una imagen. esa pareja se está besando en la esquina y su abrazo es bonito. la portezuela del coche está abierta. se miran y se vuelven a besar. llámame cuando llegues)

domingo, 9 de septiembre de 2007

he dormido tanto esta tarde que no tengo ganas de nada. ni de ducharme ni de cambiar las sábanas ni de cenar nada. tengo una piedra en la cabeza que no se caerá aunque rece a todos mis santos. mañana es lunes, un día de mierda. el martes es fiesta. tengo planos que dibujar. odio los planos. buenas noches
es un buen día. es insecticida en el limonero y un millón de mosquitas muertas. es pollo asado y iniesta salvándole el culo a luis aragonés. es fernando alonso contra el mundo y el mundo contra él. es un dolor en la nuca que no me deja abrir mucho los ojos. es hacerme un nudo en la cama y apagar la luz. sí
lisabö con juank y marina y daniel y edurne y irene. un latido de más en el corazón que alguien atrapa en su puño. electricidad que me pone del revés, con lágrimas en los ojos. volver tarde a casa. las luces en la autopista. los lugares de paso son siempre no lugares

y de eso hablábamos, de cómo acaban los días, de cómo empiezan, de lo difícil que es habitar

sábado, 8 de septiembre de 2007

también las frases idiotas en las camisetas de la gente

también tiendas todas iguales y gente toda igual. periódicos que dicen que ella la mató

también el sabor de la cerveza en el sol y las manos de pedro y amador, a quienes hacía mil años que no veía. la tristeza que se para en las esquinas y cruza cuando yo. la tristeza que no avisa y también tiene billete de ida y vuelta

(la mañana en barcelona. turistas y calor. un regalo de cumpleaños. principios de septiembre. en la esquina de la calle tallers con jovellanos hay mil filipinos hablando desordenadamente mientras escribo un sms que devuelve un beso en otro beso)
en esa fotografía, helmut and brooks, mapplethorpe no nos enseña algo sucio o doloroso, obsceno. al contrario. en ese primer plano en blanco y negro de un húmedo fist fucking anal, nos regala la alegría de de vivir y de mirar, de compartir el placer más puro que existe. así, en la serie siguiente —jim and tom, sausalito— no estamos viendo un tríptico en el que una figura encuerada y encapuchada eyacula en la boca de alguien anhelante y arrodillado ante él. tres escenas idénticas del deseo. mapplethorpe, una vez más nos señala los límites de esa belleza insospechada y nos invita a descubrirla junto a él

así, no existen diferencias entre el sexo que se respira en sus fotografías de orquídeas y sus fotos de pollas. es exactamente el mismo latido y la misma mirada. y te tienes que atrever
hablo con ana hasta que se hace muy tarde. los silencios, algunas sonrisas, el sonido de los hielos en el vaso y del humo del marlboro. manoseo una tarjeta de visita que llevo en el bolsillo. leo el nombre una y otra vez, el nombre y los teléfonos y la dirección y el nombre de la empresa. en un momento concreto, las lágrimas emborronan la hora dibujada con una luz en el video. así, el tiempo se deshace mientras hablamos de música, de excusas, de su viaje a barcelona, de su necesidad de no estar sola, de sus amantes, de por qué yo no quiero verla cuando venga, de sus fines de semana y de fiestas en la playa. apenas explico nada. escucho con atención y a ratitos pienso en calles llenas de gente donde perderme, en escaparates de colores

después, en la cama, espero hasta que dan en las noticias la breve crónica del partido españa-grecia. las imágenes de rudy volando desde el infinito son lo único que, al apagar la luz, me hacen pensar que todo está bien, que sigue bien

y que hoy es sábado y buenos días

viernes, 7 de septiembre de 2007

te mueres y desapareces. pasas de ocupar un espacio físico cambiante pero propio, a ser una ausencia en los demás. te conviertes, de repente, en un agujero que todo el mundo ve, incluso más que antes. un agujero rodeado de neones que ahora es imposible ignorar. antes pasabas desapercibido y ahora que estás muerto, que ya no eres, que no estás, todo el mundo piensa en ti y te reinventa en su memoria, maquillando lo que eras y también lo que no eras. sirve si eres pescador de atún a tres millas de la costa, niña de cuatro años en el algarve portugués, tenor sin canas y do de pecho magistral

porque te mueres y, entonces, dejas de ser tú para ser una excusa en los demás
hablé con jose. hablamos de teatro no, de haikús, de peter brook, de sus padres, de su lío, de su piso tan cutre en la plaça reial, de su plato de ducha. de cómo los días son intensos, trabajo, ensayos, de las relaciones y lo complicado

hablé con ana. de las postales que me mandó y que no recibí, de cómo hemos acabado aterrizando en este mundo como dos completos extraños. de cómo la semana que viene ella estará en barcelona por una feria y pensó en mí. y una mierda. piensa en mí cuatrocientas veces al día, como yo en ella, pero ya no importa, de verdad que no

hablé con maria y más que hablar yo, hablaba ella. mentira, más que ella, hablaba su cansancio, ese que no la deja avanzar más que a ratitos. sin ilusiones, sentada en un banco, bebiendo café, mirando el mundo cómo se desmorona ladrillo a ladrillo hasta dejar sólo el agujero de los cimientos

hablé también conmigo mismo, mirando al techo. hablé sobre música del renacimiento y el precio de las hipotecas y el amor bajo los árboles

buenos días

jueves, 6 de septiembre de 2007

mañana es viernes. una semana se apila encima de una semana que se apila en una semana que se apila en una que. tu vida, mi vida y la de casi todo el mundo que conozco, está llena de esos ladrillos, gigantes cubos de tiempo y cansancio que forman rompeolas contra los que se estrella nuestra felicidad hecha el mar más azul, el único que

mañana es viernes. es espantoso cómo todos los días se van haciendo iguales. que a algunos les pongas una cruz en otro color sólo sirve para constatar lo triste de todo

mañana es viernes. después será sábado. veremos a lisabö en lliçà d'amunt. lliçà d'amunt es un pueblo de mierda. el corazón se nos encogerá con un frío eléctrico y el resto de grupos del cartel del concierto serán grupos de mierda. después será domingo y lunes y después otra vez domingo. aquí siempre celebramos las derrotas. después, miércoles. semana diferente, con más domingos de la cuenta

y mañana es viernes y un bote de pintura
pienso en mi hermano muerto, en la tristeza de mi padre, que nunca volvió a hablar y se secó por dentro. eso me contaron cuando chico

pienso en jose cruzando una calle, fontanella en un tumulto con dirección al portal de l'àngel, por ejemplo, en sus hombros desnudos y en el calor de la calle y de los coches. en el monóxido de carbono cuando te duerme un sueño gris perla

me desordeno el pelo. juego con las canas. también pienso en ello cuando, un instante antes de apagar todas las luces de la casa y salir por la puerta, me doy cuenta de todo el rato que llevo hablando solo

pienso en el limón que le ponen al vichy en ese bar. en las uñas llenas de mierda de la persona que está delante de mí. en cómo come las patatas fritas y hablamos de los dos últimos años sin vernos. él se llama esteban y tiene una imprenta. yo F y sobrevivo y sé seguro que no le salvaré la vida

pienso en los pasos cebra que aquí nadie respeta. carteles de se vende en algunos balcones. la persiana abierta en el garaje de pipo. en que he visto a marc en la esquina de el local y hemos hablado de un montón de cosas. y a cisco y a pepa. y a tino. y a eva. y a nicolás y a alfredo y a hortensia y a ignacio y a maria y a sandra y a virginia y a toni y a victòria. el bar de siempre con casi toda la gente de siempre. personas que podrías comprar en una hipotética sección de personas de un ikea cualquiera. personas sonrientes en lacado natural. pienso en esa chica en silla de ruedas y sus pies rosados, con sandalias

pienso en mi hermano muerto. mucho antes de que yo naciera, mucho, mi padre dejó de hablar de eso. y yo apenas pregunté

miércoles, 5 de septiembre de 2007

como un río con las aguas de plomo, las horas van espesándose, sedimentando. poco a poco, me vuelvo a acostumbrar a la manera de hacer de los días. días llenos de trabajo que se va haciendo sin demasiadas pausas, de horas en silencio, sin hablar con nadie, de música para ascensores sin un ascensor que subir ni que bajar. días en los que miro por la ventana de vez en cuando y pienso en cómo sería si un avión viniera exactamente a caer allí, en si me daría tiempo a saltar por la terraza

en un ruido metálico de mil millones de kilos y subiendo

en el ruido de la explosión y en todas las cosas que hacen ruido. en el ruido de mi jefa, que es un ruido silencioso y veloz, un ruido que te ignora por su propia comodidad, un ruido estridente cuando ríe y un ruido ausente y violento cuando mira antes de marcharse escaleras abajo y dejar a mi jefe con una colección de palabras en la boca, palabras medidas con pie de rey para no faltar a la verdad

en el ruido de mi jefe, silencioso y manso, siempre obediente, jadeante como un cachorro agitado

en mi propio ruido, un ruido espeso y caliente que nadie ve pero que está, adormilado en un rincón al sol

(si saltara por la terraza, serían cuatro metros hasta la casa de los rusos. viven veinte rusos en esa casa. o más rusos. por las noches se sientan en círculo y invocan a sus dioses mientras fuman y beben. ponen cuarenta lavadoras cada día y seguro que no les pican los mosquitos)

(si saltara a la terraza de los rusos, digo, seguro que me rompía los tobillos. poco iba a importar cuando el mundo fuera una puta bola de fuego)

martes, 4 de septiembre de 2007

los coches forman colas en la autopista. motos de color rojo serpentean entre. los pilotos de freno, las luces de posición. ya es casi de noche cuando estoy de vuelta. tengo la espalda sudada y frío en todo el cuerpo

cuelgo los papeles en el corcho que está justo detrás de esta silla con una chincheta amarilla. un sobre de color morado. tiro los periódicos de ayer, de los días de antes. preparo un té muy dulce, dejo las chancletas en un rincón y camino descalzo. bajo las persianas y me hago una foto, como cada día desde que tengo este cacharro y he estado en casa. guardo papel higiénico en el bolsillo. hay higos frescos en la nevera

vi a pilar en la biblioteca, hablamos un poquito y le di saludos para joan pere. esta chica tiene más arrugas que yo. nunca me cobra las multas por retrasos. estudiamos juntos en el instituto. me llevo esta vez un libro de john fante. es amarillo y con el forro plástico muy sucio. seguro que dice verdades como puños

un hombre se prende fuego y sobrevive. con eso abrirán todos los informativos, con las imágenes en llamas de su desespero
de ocho y media a dos. de tres y media a seis y media. las tardes de los viernes quedan libres. hoy empieza el invierno

(la única diferencia entre invierno y infierno es la F de mi nombre. buenos días)

lunes, 3 de septiembre de 2007

me gustan las tardes amarillas. si miras el cielo, las nubes que pasan encima de ti son como madejas doradas y brillantes. vienen preñaditas de desierto y murciélagos diminutos que se vuelven locos en un vuelo errático. quizás hoy no caigan gotas. ni mañana. quizás esté esperando para llover más adelante. lo que sí sé es que, en ese momento, de pie en el patio que es jardín, allí entre los árboles, soy casi feliz y ya nada puede romperme

lluvia de plata al fin
pero el horóscopo de hoy dice algo acerca de mi estabilidad emocional, que no será la más adecuada. tiene razón. muchas veces no la tiene pero hoy sí. porque es un día pozo, un día culo, un día sima. es un día montón de días y todos hondos y hongos, días que todo lo pudren

día pájaros muertos
un sueño lleno de trenes, de esos trenes que te llevan y nunca te traen del todo, que cada vez te traen menos y sólo lo notas en días como éste, cuando se cuelan en tu sueño y te llenan el corazón de puta pena

(me reflejo en el cristal. afuera, las luces de la ciudad que van quedándose lejanas en el suave traquetreo de la máquina. a ratos sin cobertura en el teléfono. un pasillo enmoquetado en el que estar de pie descalzo. me miro en el cristal. no pienso en nada. a veces alguien me obliga a apartarme y, entonces, me pongo de puntillas para que pueda pasar. basta con una sonrisa)

sólo necesito estar vivo diez horas más, eso es suficiente
ay, niño terrible. llevo en el mundo una hora y media, y, en el trabajo, poco más de media. he empezado a ordenar cosas, correos electrónicos, documentos y carpetas. he eliminado la gran mayoría de mis favoritos, de esos que antes buscaba y consultaba y ahora se amontonan sin orden en el menú del navegador. siento un profundo asco por todo. he dormido como una mierda, con un sueño espeso y denso, difícil como un nudo

hablo de mí porque no quiero hablar de nadie más. buenos días

domingo, 2 de septiembre de 2007

un recuerdo, porque los niños nos hipnotizábamos con cualquier cosa

un coche aparcado en la puerta del taller de nicolau bertrán. un choque frontal y cristales estallados por el impacto. sangre en el salpicadero. asientos blancos de piel también manchados, pero por la parte de arriba. allí, en el del conductor, un trozo de encía con tres dientes (incisivo, canino y premolar). hombres hablando en la puerta y nada en el asiento de atrás
me cuenta que, en el momento de las lentas, la luz era de esas negras, fluorescentes, con un humo delicado que envolvía cuerpos y sombras en la pista de baile. entonces venía el chico que le gustaba y bailaba con él durante mucho rato, hasta que la tomaba de la mano y la llevaba a los reservados del fondo y la besaba durante casi tres horas, justo cuando tenía que volver a casa porque era lo que le había prometido a papá

in the air tonight

así se gastaron los besos, los que ya no tiene ahora
la vuelta al cole. mis padres nos llevaban al corte inglés y nos compraban ropa, ropa igual para dos hermanos que se empeñaban en tener iguales. siempre pagaba mi padre y lo hacía con un talón. recuerdo camisas de cuadros y pantalones de pana. también cuadernos y zapatos kickers. el aire en ese momento dejaba de ser el aire de verano que tanto me gustaba y empezaba a ser ese aire azulado de otoño que me ponía triste, que aún lo sigue haciendo. y los libros y de nuevo los horarios, aquí y allí

remoloneo un rato más en la cama. mañana empieza todo otra vez y creo que nunca me acostumbraré lo suficiente
la niña embarazada es un bulto negro en el banco. está envuelta en una burka que se encoge con su llanto. a su lado, dos viejas bronceadas y enjoyadas, de ese tipo de viejas que sólo ves en las manifestaciones esponsorizadas por el pp. ellas cuchichean y me miran, me señalan. de pie, frente a ellas y mirándome, un policía. maldice a quien ha preñado a una niña de once años. si es capaz de hacer eso, es capaz de hacer cualquier cosa. se toca la entrepierna para afirmar sus palabras

un perro, un pastor belga. tiene el pelo largo y negro y los ojos rojos. respira pesadamente mientras miro por encima de la escena: una maraña de cables eléctricos producen un zumbido casi animal, enfermizo. parece que esa nube va a romperse encima de nosotros en cualquier momento

despierto, bebo agua, me esfuerzo en seguir durmiendo

esta vez sueño con barcos y con puertos, con horas de llegada

sábado, 1 de septiembre de 2007

me esfuerzo en intentar llegar al final de nocilla dream. el libro es una cadena de tonterías más o menos afortunadas, junto a otras francamente risibles. me llama la atención un diagrama al final de la edición en el que salen representados los personajes, los objetos, los sitios y trayectos, ideas y circunstancias que llenan sus doscientas trece páginas. un mapa lleno de símbolos que alguien ha perdido el tiempo en realizar. me sorprendo. creo que es el mapa menos necesario de la historia de los mapas. no creo que nadie pierda el tiempo en ver si michael knight está donde debe estar, por ejemplo

(en la cabeza, una entrevista a fernández mallo en un programa de la televisión pública catalana. cualquiera que no haya leído el libro puede pensar que está ante alguien que marcará el devenir de la literatura mundial. delgado y falto de una ortodoncia como dios manda, el autor habla con soltura de lo que sí y lo que no. con el libro en sus páginas finales, yo mejor no digo nada)
he dormido un rato. me ha despertado mònica, por si estaba en barcelona y podíamos vernos un rato. he tardado en responder. no quiero salir de casa. aquí me siento seguro y, además, tengo frío

siete melocotones de agua. pan de centeno con mantequilla. té con leche. arroz integral en un tupperware azul. sin platos que lavar

el manzano del jardín ha dado veintinueve manzanas este año. son dulces y jugosas, no muy grandes. pelo una y la corto en gajos, quitándole el corazón. los como lentamente mientras escribo

definitivamente tengo frío
a estas alturas del verano, momo se tiene que haber casado con su novio de prácticamente-toda-la-vida. él toca el teclado en un grupo pop y ella siempre se deja los bordes cuando come pizza

grecia ha ardido hasta la extenuación. lo leo en periódicos de días atrasados y las imágenes que acompañan las palabras son sobrecogedoras, según el adjetivo más usado en prensa

raquel ahora vive en ibiza. hasta esta mañana, no he vuelto a saber nada de ella desde el día de la boda, en la terraza de la casa fuster. vía msn, me cuenta de una casa no grande, a pie de playa, fuera de la ciudad. de david, que trabaja por internet y de ella, que busca trabajo y cobra el paro. la intención es quedarse y la hipoteca, de trescientos cuarenta y siete mil euros, aproximadamente

siento vértigo y frío de repente
les tampoco llamó, así que no tuve que poner ninguna excusa para no salir. volví a ver barrio y apagué la luz. me gusta esa película. me recuerda cosas tristes de cuando era pequeño. esos recuerdos son polvorientos y gastados por el sol. humo de hogueras cualquier noche al final de la calle, bajo el puente de la autopista. he despertado varias veces de madrugada, he soñado que estábamos de viaje por milán y por unas calles de santa coloma que no conozco. había una vía de tren y se veía el mar. al despertar, he pensado en bilbao

creo que no volvería a bilbao