lunes, 10 de septiembre de 2007

apesto. ahora estoy solo en el trabajo. escucho música griega. cuento todos los segundos que faltan para marcharme de aquí y volver a encerrarme en mi jaula protectora con el pestillo por dentro. pero mientras tengo que soportarme. huelo mal. todo el día en la misma posición hace que me fermente. y si me fermento, apesto. un olor dulzón a cadáver, a carne quemada. quizás todo sea cuestión de agua y jabón neutro, pero creo que no. que es algo más profundo, algo que no se va con agua caliente y un guante de crin. algo que hace que deje sonar la música pese a que me ha dejado de gustar hace rato. algo que hace que ya no trabaje. que mire la pantalla con la boca abierta y piense en lo pegajoso de mi sexo mientras vacío mi cabeza de todo

(la persistencia de una imagen. esa pareja se está besando en la esquina y su abrazo es bonito. la portezuela del coche está abierta. se miran y se vuelven a besar. llámame cuando llegues)