domingo, 30 de junio de 2013

(despierto y me concentro en una canasta, en lanzar dejando los brazos sueltos, una y otra vez la pelota perdiéndose, estallando, entrando limpia, lanzar hasta que los codos me duelen, también los brazos y la espalda, lanzar hasta que es de noche y el movimiento mecánico sigue, perpetuándose en el tiempo, lanzar hasta que me quedo dormido y sueño con unos niños sin ojos que lloran porque no quieren ir)

sábado, 29 de junio de 2013

(creo que me gusta la frente de miquel deyà y lo que se esconde en su cabeza. creo que no hay nadie mejor para editar 666. creo que tengo suerte y las costillas arañadas de amor)
(sueño que robo las cartas de tarot y los cuchillos y es imposible escapar sin que los pequeños gitanos lo sepan, me señalan por la calle y los túneles, putos chivatos, nunca llegaré a casa de marta por mucho que corra porque me atraparán los gordos del parque y entonces las duchas)

domingo, 23 de junio de 2013

(prométeme que nunca dejarás salir al demonio y que las moscas nos ahoguen, prométeme que iremos lejos aunque no sepa cómo seguir fingiendo y el viento sobre el trigo salvaje antes de despertar)
(y la mesa de las inglesas con el coño lleno de modales y té chai mientras sus cachorros se rebozan en el parque, el hombre de la herida en la pantorrilla, atroz cráter de carne sucia, la mujer griega de las uñas rojas que bebe café a la hora de comer, si tuviera una pistola quién sería primero, sería)
(interpol en la cabeza todo el puto día y los machos jóvenes de la mesa que está detrás hablan de una isla en costa rica, pantalones anchos y scooters y el cuidado para dejar que la mierda nos vista de pedigree, otra cerveza, otra cerveza más, no volver a comer nunca y ver cómo el espejo cada vez devuelve una imagen más triste, más ceniza, más charco de semen en el suelo de la funeraria)
(cenamos nachos con queso, cenamos ensalada, hablamos de raymond carver y del presidente aznar, un trocito de martha marcy may marlene, de sean durkin, un trocito porque el streaming empieza a fallar y mejor bajarla, sí, el peor fin de semana de la historia en las salas de cine, seguimos cambiando de canal, llovizna un poco y ensucia el suelo, claudio se levanta a las tres de la mañana y enciende la luz del pasillo, gemidos en el bloque de enfrente, la vida y el laberinto y los túneles cuando te meten la polla hasta el estómago, pienso en salir a correr y pienso en isaac y en su hijo y en su esposa y en su hermano y en su piso diminuto y en su colección de singles de nirvana y de robots y de cómics y de cosas inservibles y nada de eso consigue cerrarme los ojos y callarme la puta tos)
(todos queremos ser ninja y contonearnos mientras esperamos que se ponga verde en el semáforo, sonriendo con cara de demonio y colmillos de oro y la cabeza llena de mierda, caminar entre la gente a martillazos, huracanes y sudor)

jueves, 20 de junio de 2013


miércoles, 19 de junio de 2013

(hablo con albert mientras fuma y bebe, dos niñas desnudas juegan a meterle cubitos de hielo por la camiseta, el rey de la paciencia y del desierto, el sudor me moja el pecho, me miro los pies y las sandalias, me siento ridículo, viejo, cansado, la chica con el pelo de dos colores tiene la boca llena de piercings, imagino sus orgasmos mientras sergi trastea en un portátil viejo y ruidoso, me incomoda encontrarme con caras conocidas, apuro mi vaso, tomo notas rápidas del trabajo a realizar, las niñas corretean por el patio, juegan con pompones y guirnaldas, pienso en henry darger, en rafa corriendo por la nieve, en lo que significa un bebé en mi pecho, pequeño lechón furioso creciendo demasiado deprisa, amenazando con morder)

(como sandía, hace años que no como sandía, la mezclo con yogur y es más soportable, pienso en piedad, siento pena y cansancio, mañana es jueves pero hoy hay baloncesto y en diez minutos estaré mirando cómo lanzan y lanzan a canasta y las cabezas estallan contra el hierro)

(los días se eternizan, se agotan, se deshacen sobre el teclado y nunca dicen nada, tapo la webcam con una tirita mientras me masturbo, cuántas lágrimas de oro)

sábado, 15 de junio de 2013

(sueño que la fiesta de fin de curso será en la piscina, en todas esas terrazas junto al mar, las aguas oscuras y tranquilas, bucear mientras no hay nadie, ya llegan las chicas borrachas y nado en calzoncillos, soy casi invisible al caminar entre la gente, seguimos bebiendo gintonics en copa balón, ginebras elegidas con mimo antes de la lluvia)

(porque llovía a cántaros y estábamos en la barceloneta, intentando encontrar el mejor café del mundo en una tienda de ropa usada)

(pero ahora estamos escondidos bajo el cuarto de las fotocopias y la niña y yo nos abrazamos y ella trenza sus deditos en los míos y sopla en mi cuello y siento una paz extraña que se desvanece cuando ella dice ahora tienes que frotarme, para que sea perfecto tienes que frotarme)

(y es entonces que me aparto y vuelvo a la piscina atravesando un túnel, descolgándome por las terrazas porque sólo es un salto, apenas dos metros, despierto cuando los chicos franceses han tomado el camino de huida con sus labios pintados)

(la amoxicilina licúa las tripas, la fiebre, la tos; algo me tiembla en el pecho cada vez que respiro, como si otro monstruo estuviera dentro de mí, apretándome los pulmones, sonriendo mientras camina deprisa y escupe blanco y espeso)

domingo, 9 de junio de 2013

(tiene que haber una máquina en algún lado, una máquina contenta y un enchufe y un cable y electricidad a trompicones)

sábado, 8 de junio de 2013

(los sobrecitos de bisolgrip y la respiración difícil y los ojos calientes y llenos de peces de colores mientras llueve fuerte y las gotas en la espalda a pesar del paraguas, la chica de la farmacia de rodillas en un taburete y el sol que ahora estalla en el cielo sin saber por qué)

viernes, 7 de junio de 2013

(animal en crisis, nervioso y llorica en la cola del matadero)

jueves, 6 de junio de 2013

(la voz de àngels retumba y rechina en mi cabeza, me cierra los ojos, me empapa la piel, diez horas junto a una persona que no se calla nunca, que habla a gritos aunque esté fingiendo silencio detrás de su pantalla llena de marcas de dedos, dedos como pequeñas pollas sin circuncidar. llevo una camisa marrón y pienso en la última vez que fui feliz de verdad y soy incapaz de recordar cuándo)

martes, 4 de junio de 2013

(una mujer en la plaza de la catedral me pide dinero sollozando, limpia, aseada, con gafas de gruesos cristales y una blusa de punto a rayas amarillas, le doy todo lo que llevo en el bolsillo, poco más de noventa céntimos, la mujer cuenta las monedas en la palma de su mano, las vuelve a contar y me dice que es poco, que necesita más ayuda, no sé qué decir, pienso en la lata de trina que he comprado al salir del uk look y entonces sí hubiera sido un poco más, un euro con cincuenta, apenas nada, si lo piensas un poco sólo es sudor frío en la nuca)

(quique está hinchado como un sapo y apesta a alcohol y me cuenta algo sobre catorce millones vendiendo jingles para la sgae, canciones para melendi o el canto del loco, algo difícil de creer cuando ves su mano derecha llena de cicatrices púrpura, una mano que suda y delira y apreta la mía al despedirse, un placer, un concierto, una stratocaster del sesenta y tres que ni por un millón)

(la bolsa con la cara de david beckham ahora está vacía en el suelo, el disco duro vuelve a estar encima de la mesa, se llama vladivostok, un lugar hermoso al que huir sin que nadie se dé cuenta)