jueves, 30 de diciembre de 2010

(laberinto de nivel tres, un sólo punto en mitad de la nada, desde ahí el desplazamiento es errático, con la necesidad urgente de encontrar un punto de referencia, una pequeña señal, algo que haga que las piezas encajen. mientras los pasos se acumulan, la sensación de vacío y angustia crece por momentos, mañana es el último día del año, una pira funeraria de deseos y felicidades muertas)

miércoles, 29 de diciembre de 2010

(keller tiene la pistola y el hombre está arrodillado ante una fosa común llena de cuerpos. el espectáculo quedará inmortalizado en una fotografía que alguien encontrará entre las pertenencias de un soldado muerto en mil novecientos cuarenta y tres, dos años después de. es por la nota escrita al dorso que sabemos que el hombre era el último judío de vinnitsa)
(sabemos que keller acabó la guerra y se casó en mil novecientos cincuenta y dos en frankfurt con una buena mujer alemana. sabemos que trabajó en una fábrica con un buen cargo, donde era conocida su simpatía y que una mañana de enero de mil novecientos sesenta y uno se marchó a trabajar como cada día —fiambrera, bocadillo, manzana, periódico— y, sencillamente, desapareció)

(sabemos que la desesperada señora keller intentó sin éxito hallar a su marido, encontrándose todas las puertas cerradas, el desinterés policial y las habladurías de sus convecinos. sabemos que eso fue así hasta que la mañana del diecisiete de abril —un lunes de peluquería—, encontró algo que le hizo entenderlo todo de repente: pasando páginas sin interés en una revista, un artículo sobre las matanzas de judíos en ucrania durante la guerra y una fotografía en la que se podía reconocer con claridad al señor keller detrás de un hombre, el último de los veintiocho mil judíos de vinnitsa, pistola en mano, nada que sentir al disparar)

(sabemos de la fina línea que une al anónimo señor keller —un soldado voluntario en el einsatzgruppen d— con el burócrata adolf eichmann, detenido apenas ocho meses antes en argentina por miembros del mossad y juzgado en israel. sabemos que keller sabe lo sucedido con eichmann y con tantos otros antes y tantos otros después. sabemos que keller considera oportuno desaparecer. apenas sabemos nada más de keller, tan sólo esa fotografía —lo que en ella está a punto de suceder y lo que ha sucedido durante las horas anteriores— es la única certeza que tenemos de ese hombre. sabemos que la vida de keller es una vida inventada, en lo que a la señora keller se refiere. afirmamos que keller no se llama keller y es, en rigor, una persona que no existe, un fantasma)

(la señora keller, mujer de firmes convicciones cristianas, sólo encuentra la ayuda necesaria para denunciar a su marido en simon wiesenthal, quien referirá la historia en sus memorias. antes de eso, un intento de suicidio al sentir que su vida es un engaño y que la persona a la que ama es un asesino. antes de eso, palabras de reprobación de quienes pretenden convertirla en la criminal de esta historia, cómo podría alguien denunciar a su marido, semejante traición)

martes, 28 de diciembre de 2010

budapest, julio de mil novecientos cuarenta y cuatro, más trenes hacia auschwitz. hablamos de los doscientos mil judíos que todavía quedan en la capital (según las anotaciones de edmund veesenmayer, cuatrocientos treinta y siete mil cuatrocientos dos han sido deportados desde el mes de abril)

lunes, 27 de diciembre de 2010

(momento de paz mirando, recorriendo, sumergiéndome en la obra de cy twombly, con los pies fríos y una felicidad silenciosa hecha de hilos de colores y nudos diminutos)

(felicidad cuando consigo abstraerme y regreso a mi isla desierta y allí sólo necesito respirar para olvidarlo todo)

(el cielo azul es sólo el tragaluz en el tejado del estudio. si pongo la mano en el cristal helado la piel se me llena de estrellas, respiro, sé que todo estará bien)
(el frío se enquista en la espalda, los sueños en los ojos y en la polla, cada paso que doy es un túnel que me revienta el corazón)

sábado, 25 de diciembre de 2010

(míriam vuela a boston, después a new york, vacaciones de navidad, el corazón encogido, me aterran los aviones, me aterran, me, gritaría que)

(en la cabeza, la imagen del imbécil de chris burden disparando contra un boeing siete cuatro siete desde una playa cercana al aeropuerto de los ángeles, cinco de enero de mil novecientos setenta y tres, un viernes a las ocho de la mañana, qué transgresor es el arte moderno)
incienso nag champa agarbatti quemando lentamente, el alma me flota en el humo, suenan los smiths en la tele, me peso, me masturbo, me ducho, me visto, desayuno, no he dormido esta noche, la cabeza está caliente, el sol en la ventana, ha nacido el niño dios

incienso caro, de tienda mística y propiedades ayurvédicas, su puta madre, no tengo alma, se consume, alguien la respira, la teje, yo qué sé qué mierda, suena suzi quatro en la tele, sesenta y ocho kilos justos, me corro espeso y ácido, agua caliente, treinta litros por minuto, los mismos pantalones, un polo negro, la sudadera quicksilver, un plátano, un trozo de pan seco, la pastilla, diez horas ante la pantalla del ordenador, no tengo sueño, no estoy cansado, veinticinco de diciembre, el recuerdo difuso del día de ayer, de los días anteriores

incienso que deja los dedos ebrios de olor, el dolor pequeño en las rodillas, las manos ásperas y sin apenas caricias, suena no sé qué de kanye west en la tele, tres kilos menos en dos semanas, estallo pensando en cómo sería de bonito, nada de esponja, sólo agua y gel sanex azul, me lavo los dientes y me quedo muy quieto bajo el chorro humeante de paz líquida, debería cambiarme de ropa, coser los pantalones, pelar la fruta con cuidado, cuatro millones de bailarinas se difuminan en la pantalla, en mi cabeza y en mi ansia

viernes, 24 de diciembre de 2010

sobre los escasos mecanismos de redención. la línea que une a tita di girolamo —el protagonista de le conseguenze dell'amore, de paolo sorrentino— con el monsieur hire —protagonista, a su vez, de la película del mismo nombre de patrice leconte— es fina, casi intangible y, al mismo tiempo, poderosa y fuerte. con ambos personajes encerrados en una jaula de oro desde la que observar el mundo que les rodea, la vida se convierte en un sinsentido del que sólo despertaremos en el amor, en la muerte

miércoles, 22 de diciembre de 2010

los cristales empañados en el autobús, la luz que distorsiona, las hojas de los plátanos en el asfalto mojado, las realidades tangibles en el semáforo en ámbar

el teléfono móvil ha estado apagado durante días. al encenderlo han saltado los mensajes acumulados en la tarjeta, las llamadas perdidas, vibraciones y ecos en el bolsillo del chubasquero. entonces ha empezado a llover y me he refugiado en la marquesina de la parada. el autobús no ha tardado en llegar, crema de verduras para cenar

lunes, 20 de diciembre de 2010

todos mis problemas —laborales, económicos, familiares, sentimentales, emocionales, sexuales, todos— arrastran a míriam a un agujero en el que sólo queda su carita hinchada de tanto llorar. no sé qué hacer, pero siento que todo es cada vez más difícil y que nadie merece tanto sufrimiento. apenas sirvo para respirar, sólo soy un peso muerto con el que es imposible salir del remolino

(un abrazo, un consuelo, besos en la frente y en las manos, ser fuerte por ella y por todos aquellos que me quieren, estoy cansado de fingirme especial)

sábado, 18 de diciembre de 2010

una manzana, un puñadito de almendras, una tostada seca y un poco de queso, una película de david fincher, un libro de dominique goblet, lágrimas y piezas que encajan

viernes, 17 de diciembre de 2010

(sueño con mercè canals, la que fuera mi profesora de lengua catalana en cou. un grupo de personas alrededor de una mesa, ella se sienta a mi lado, hablamos, nos rozamos, míriam está frente a mí pero no pienso en lo que ella pueda sentir, nos mira y no dice nada, me siento desbordado de ternura, nos besamos, ella tiene la lengua fina, la despeino y sonreímos, la gente se ha ido, míriam también, mercè me pregunta por ella, no lo sé, respondo, salgamos)

(afuera sólo hay una carretera y bosque detrás de nosotros, está anocheciendo, la ciudad iluminada queda lejos, a nuestros pies, el mar más lejos, el cielo de color rojo, nos abrazamos, a míriam la estás vaciando, me susurra ella, despierto, es viernes, precipicio, no sé cómo)

jueves, 16 de diciembre de 2010

(café con leche y un paquete de marlboro negro, un bar lleno de gente que no volveré a ver en mi puta vida, albañiles magrebíes, una adolescente escribiendo en un cuaderno grande de tapas rojas, dos mujeres que hablan en voz baja mientras fuman, una rubia tatuada que se mueve lentamente mientras lo mira todo a su alrededor, un camarero con cola de caballo, las sillas encima de las mesas, son las ocho de la tarde y es el polo norte en el paseo de fabra i puig)

(café con leche descafeinado y un paquete de marlboro negro, un bar lleno de gente que no volveré a ver en mi puta vida, albañiles magrebíes, un vendedor de rosas paquistaní, dos chicas latinas que beben cerveza y no terminan sus copas antes de marcharse, dos chinas de edad indefinida detrás de la barra, un mostrador con tapas aceitosas, un boleto de lotería colgado de la pared, un espejo gigante que deforma las imágenes, una escalera de caracol en un rincón, una máquina tragaperras con dibujos de islas de colores diferentes que dan vueltas y más vueltas, tres peldaños y un lavabo de puerta diminuta, un enjambre de veinteañeros en las mesas del fondo, un último cigarro, nueve y cinco de la noche)

(el humo empapando la ropa, media hora hasta el próximo tren de vuelta a casa. pienso en mi padre, en qué estará haciendo en ese preciso momento —hay unas líneas que nos unen, unas líneas que nos dibujan a ambos con precisión y que yo insisto en borrar hasta la herida, líneas que no desaparecen nunca—. juego con el teléfono, no puedo concentrarme en la lectura del libro que llevo en el macuto, mando un mensaje que nunca tendrá respuesta, llama daniel y hablamos un rato, me alegro por él y por esa fe ciega con la que mima todo lo que le rodea, algo imposible para mí)

(doy vueltas en la cama, respiro en el edredón y me embriago de aire caliente, me costará dormir, la televisión ya se apagará, cualquier canal en ciclos de treinta minutos repitiéndose una y otra vez, luces azules en la pared blanca y el vacío en el pecho)

lunes, 13 de diciembre de 2010

laberinto. la existencia de un sólo punto en el espacio diáfano, la necesidad/posibilidad/presunción/obligación de otro punto que otorgue sentido al viaje o trazado, la incerteza con respecto a cada paso que nos aleja del origen

(la muerte de enrique morente, la oscuridad y el silencio que se adivinan)

domingo, 12 de diciembre de 2010

(la guerra química. desde hace dos días sólo tomo una pastilla cada veinticuatro horas. esta mañana he vuelto a tener diarreas y ahora el bajo vientre me molesta un poco. pese a todo, me encuentro bastante bien: es lo más lejos que he llegado en cuatro años)

(leo stitches, de david small, un sobrecogedor ajuste de cuentas con su familia, sus padres, su infancia. me pregunto si sería capaz de abordar algo así, de hablar con sinceridad de personas y situaciones, de mi gran muro de mierda. pienso en mis costuras emocionales y me veo a mí mismo desnudo, blando y somnoliento a las cuatro de la mañana ante el espejo del cuarto de baño, otro laberinto más, mientras míriam duerme y sueña con)
laberinto. una línea que une dos puntos sin margen de error posible, diversos niveles de dificultad, ninguna habilidad especial requerida

laberinto. una línea que une dos puntos con un amplio margen de error posible, rutas falsas, caminos sin salida, bifurcaciones sin sentido aparente, trampas que consiguen la pérdida de referentes y objetivos, uso necesario de mecanismos de prueba, error y certeza, filtros de inteligencia

laberinto. dos puntos sin unir, miedo al vacío y a la duda, a cada paso, decisión, náusea y latido
un laberinto extremo. un hormiguero es un laberinto por dentro y por fuera. por fuera el reto es encontrar comida y después volver a casa. por dentro el reto es orientarse para ir al trabajo y cumplir con las diferentes tareas al servicio de la comunidad: el jardín de infancia, el servicio de inteligencia, la cámara real, el cuartel de guardia, el cementerio, el huerto, la despensa

jueves, 9 de diciembre de 2010

descargo películas con temática gay —wild tigers i have known, de cam archer, y du er ikke alene, de lasse nielsen y ernst johansen—, buenas películas para el fin de semana. también hay varios libros por ahí pendientes, sábado de alfombra color fuego y calcetines negros, piernas cruzadas sobre el puff de cuero, desierto y cien paredes frías, encender y apagar la televisión, cielo azul, cielo blanco, cielo oscuro y sin estrellas, nubes pintarrajeándolo de gris, hacer y deshacer la cama, abrir y cerrar la puerta de entrada de la casa varias veces, el grifo de la ducha, el grifo del lavabo, el grifo de la cocina, dos cucharadas soperas de earl gray en dos litros de agua hirviendo, el extractor

navegar por internet, el refugio del correo electrónico a ratos en un netbook samsung, la luz del comedor cuya intensidad puedes graduar, el botón que sube y baja las persianas, el silencio del exilio, los desconocidos universos paralelos, una fascinante estructura de humo, piel y promesas de amor casi eterno que sólo existe en mi cabeza

creo que no me siento muy fuerte últimamente, no para seguir en el mismo sitio, no para evitar el incendio, fueguitos azules en la yema de sus dedos

miércoles, 8 de diciembre de 2010

un cocker spaniel de color blanco y marrón claro atado a una papelera. el amo es la única persona dentro de la panadería, una bolsa de papel con una baguette

un pareja que fuma. él, increíblemente gordo y con forma de huso, echa el humo por la nariz. tiene la cabeza pequeña y afeitada, barba canosa y un chándal de color azul marino. ella es delgada, la imagino desnuda, el pecho caído, las manos suaves y frías mientras le masturba

en la mesa de al lado del self service, dos mujeres y un hombre, todos en los cincuenta. él mantiene un discurso lineal trufado de sandeces con la política como tema de fondo. las mujeres escuchan con atención. detrás de ellos, una chica acaba su plato de verduras mientras los mira de reojo. come sola y ha cogido uvas de postre

compro un jersey de lana en el h&m de rambla canaletes. marrón oscuro, con botones grandes y bolsillos, parece confortable. en la calle hace calor por primera vez en muchos días. míriam lleva las botas rojas que le regalé hace un par de semanas y sonríe al salir del metro

delante de mí, una chica se pinta los labios de rosa, después juega con el móvil. mi reflejo en el cristal del vagón, el peso del macuto con el portátil y algo de ropa, las tres de la tarde en punto

the crazies, de breck eisner, y un cuenco con palomitas. ya es de noche, cambiamos de canal, ella se queda dormida y yo dejo varios capítulos de house hasta la una de la madrugada, después apago la televisión y intento dejar la cabeza vacía para poder dormir. por la mañana intentaré descargar una copia con imagen y sonido sincronizados de gone, baby, gone, de ben affleck

la vida mancha, es un hecho. estamos dispuestos a ello? qué hacer cuando sentimos asco de nosotros mismos y de los demás? qué hacer cuando la náusea va en aumento? no sé tomar decisiones, tan sólo camino en aparente línea recta. encontrar un camión cruzado en la autovía es sólo cuestión de tiempo

más crisis desde hace unos días. los mensajes sin respuesta se acumulan en la bandeja de entrada. la distancia entre lo que quiero decir y lo que finalmente digo está separada por una distancia —llamémosla equis— y unida por una curva, en cuyo vértice —llamémosle y griega— se halla el punto de realidad, algo cada vez más vago, efímero, lejano. ésta y no otra es la estructura de las parábolas

lunes, 6 de diciembre de 2010

(en la fotografía, ian curtis y deborah woodruff en el día de su boda, veintitrés de agosto de mil novecientos setenta y cinco, píxeles de felicidad adolescente)
insectos que estallan en el parabrisas con un chasquido apenas perceptible, otra mancha gris, sólo eso

volvemos de manresa. las conversaciones alrededor de la mesa son cintas de moebius que pasan siempre por los mismos lugares comunes, los mismos putos chistes, la misma rutina de recuerdos. intento medir la distancia que me separa de mis amigos, de la gente que quiero y en quien debería confiar y no soy capaz, no ahora. vino blanco, vino tinto, cervezas, gintonics, carne casi cruda, siento pena y no sé por qué

días en los que apenas duermo, me cuesta respirar, me duele el cuerpo, tengo fiebre por las noches. cambio de canal hasta que me agoto y cierro los ojos y aguanto la respiración, es casi como estar debajo del agua, el final nunca acaba

un gramo de paracetamol y sesenta miligramos de codeína fosfato tres veces al día, un puño apreta el pecho, siempre digo que será la última vez

míriam cena a mi lado mientras yo escribo en el portátil. dentro de poco estaremos viendo una película —leones por corderos, de robert redford–, ella se dormirá abrazada a mí y yo no encontraré cómo volver de la nieve de afganistán, del fango del somme, de la tierra de nadie en la que vivo desde

volver a dónde? exilio sería una respuesta válida? me pregunto hasta cuándo soy capaz de aguantar, de mentirme a mí mismo, de sonreír sin ganas. la cárcel es cada vez más pequeña, ya se ajusta sólo a mi piel, a nada más

sábado, 4 de diciembre de 2010

vago por el centro de barcelona, compro libros en el fnac, películas, tanta gente me entristece. pierdo veinte euros en la calle tallers, vuelvo a casa, el exilio ante la televisión, las pistolas en la nuca de los controladores aéreos, la vida entre los peces abisales y el amor más limpio
los pasillos del supermercado como un laberinto en el que siempre resoplan los mismos monstruos. minotauro resfriado, ibuprofeno, paracetamol, la nube blanda y blanca que se deriva y se me pega en la piel, los pulmones. me desmorono, me gusta todo lo que estoy viviendo, todas las piezas de mi puzzle están cambiando de sitio, convirtiendo mi corazón en un caleidoscopio. pienso en mis defensas hechas papilla y en mis tripas cada vez más sanas. no cagar sangre es algo hermoso, no tener dolor es algo hermoso. me pregunto cuánto durará esta ola que estalla y estalla

viernes, 3 de diciembre de 2010

(hoy, esta noche, conducir a toda velocidad por una recta infinita, cerrar los ojos, apagar las luces, esperar pacientemente a que el coche se salga de la carretera, se estrelle contra, esperar y respirar, esperar y respirar, luego nada, vacío, empezar de cero, desde nada, ir llenándolo todo otra vez de mierda hasta estallar)
viernes y la vida era eso. una sudadera de capucha, un yogur con frutos secos, un pomelo, una mierda de película. siento que estoy al final de la línea que he ido trazando durante los dos últimos años. mi vida yéndose a tomar por el culo y apenas siento apego, incapaz de hacer nada para evitar un futuro que se dibuja a borrones, una rutina atropellada, opaca. en la pantalla, un joven michael j. fox se enfrenta a la vida real transformado en un hombre lobo adolescente. licantropía ante la mediocridad. pecho y cojones, como cuando tenía quince años y corría detrás de una pelota, pecho y cojones

(los kleenex usados se amontonan en el suelo, sobre la alfombra. unos con semen, otros con mocos, otros simplemente sobados hasta el asco dentro del bolsillo. michael ya ha empezado a transformarse, sudar y sudar)

(tristeza, después de cada beso una tristeza gris y áspera que me ahoga la boca)

jueves, 2 de diciembre de 2010


(quiero volver a mi isla, el único sitio donde quiero estar, el único sitio donde no necesito palabras. pienso en una habitación de hotel y en lo imposible de mi refugio. la calefacción me obliga a estar desnudo. hoy estar solo me está destrozando por dentro)