jueves, 30 de abril de 2009

(es fascinante la actitud escapista de los medios de comunicación a la hora de abordar la pandemia. se recrean en los muertos, los afectados, un baile de cifras rojas y negras que está deseando anunciar el fin del mundo antes que cualquier otra cosa. el sistema disfruta creando enemigos, distrayendo la atención con señuelos, cualquier cosa sirve para no mirar en la dirección correcta)
me acabo de despertar de la siesta. abro la puerta del patio y betty sale con el hueso verde en la boca. llovizna. detrás de mí suenan asobi seksu. thursday es una canción preciosa. no he trabajado esta tarde, como si fuera un jueves disfrazado de viernes. mañana iremos a la molina, donde la tía de edurne tienen una casa. amigos, alcohol, tabaco, civilización, construcción de las sociedades primitivas alrededor del fuego y del frío. hace un millón de años que no voy a la montaña, si es que realmente he ido alguna vez

miércoles, 29 de abril de 2009

una chistera vacía, sin trucos de magia. la pólvora de las bengalas alumbrándonos mientras quema. el decorado y el disfraz de las grandes ocasiones. la cuenta atrás para dejar de ser alguien importante
caminar pesadamente por la nieve, cruzando un desierto blanco por el camino más largo. caminar resoplando, con la espalda llena de las piedras que te hacen llorar. miércoles, la polla hirviendo, la cabeza hirviendo, un mal día para quedarse solo en todos los sentidos

martes, 28 de abril de 2009

me lavo los dientes y tengo la sensación de hacerlo mal y no acabar nunca. escupo la pasta blanca por cansancio y me lavo la cara. no soporto el disfraz que llevo puesto. pese a ello, estoy haciendo verdaderos esfuerzos para acostumbrarme a él, para no sentir todo el asco del mundo al tocarme

lunes, 27 de abril de 2009

un instante bonito de ayer: después de la lluvia, el sol radiante y, en el tendedero, un millón de gotitas como estrellas alineadas que tiemblan si entorno los ojos

(míriam a mi lado, tapada con la manta de cuadros y el pelo en una maraña sonriente, haciéndonos cosquillas)

domingo, 26 de abril de 2009

las voces llegan desde el piso de al lado como susurros desde el infierno, blandas y confusas. lo ignoro todo de las personas que viven ahí. son tan sólo nombres en el buzón, pasos en la escalera, una llave abriendo una puerta

sábado, 25 de abril de 2009

es magia: una cerveza se convierte en treinta y un ratito de alegría se convierte en un paseo tóxico por mis miserias y las de los demás. no debería salir de casa cuando tengo esa necesidad tan grande de hacer algo con mi vida. la resaca es un tren de cercanías que me descarrila en un continuum detrás de los ojos. buenos días
lo peor de todo es el alcohol. las caras conocidas se deshacen en borrones y uno sólo quiere que le dejen en paz. música, cervezas, el bar de siempre, los nombres y las caras, el magma de ruido que es imposible, patapúm

viernes, 24 de abril de 2009

después viene la calma y el viernes se queda dormido en un rincón de la cabina de chapa. lagrimeo de minutos hasta que sean las tres. la tarde libre. la felicidad, la vida entera
hay personas con las que la única relación posible es el choque de trenes, la recriminación, el desencuentro, el hastío y el silencio. hay personas que se acaban convirtiendo en un pájaro muerto en lugar de algo bonito y caliente en la mano. hay personas que son un montón de hierros entre los que arder la vida entera a cámara lenta, fotograma a fotograma

jueves, 23 de abril de 2009

miércoles, 22 de abril de 2009

(charlotte en la cama del hotel. los libros de autoayuda prometen una salvación que no llega. la puerta de la habitación está cerrada y el tiempo no pasa, no vuelve la vida, el mundo se desmorona en imperceptibles movimientos que ella sí puede sentir: cada sonrisa, cada silencio, cada beso, cada gota de agua, cada llamada de teléfono, cada)
(abrir la verja lo justo para pasar, caminar entre la hierba, romper la cadena que ata la puerta de la cabina, entrar y respirar el aire caliente y cerrado, entornar la puerta, sentirme a salvo del odio del mundo y del que yo puedo sentir por él)
una mujer muy delgada, vestida de negro, tacones, gafas de sol, mirando al suelo, caminando deprisa

una pareja joven, él lleva un niño en brazos, le acaricia la espalda, ella le habla, le cuenta de alguien a quien han despedido, él resopla, no sonríe, está lejos, como ausente

un chico que asiente, incluso el jueves sería mejor porque cogería la furgoneta a las dos y a las siete podría haber terminado

una adolescente pelirroja que mira desconfiada, un autobús a lo lejos, tres bares vacíos, un coche en doble fila

avenidas amplias, arboladas, colmenas de pisos de ochenta metros cuadrados y piscinas llenas ya en abril, sin problemas para aparcar. un descampado cubierto casi por completo de vegetación. en el centro, una cabina de chapa oxidada y una grúa desmontada en el suelo. una valla metálica alrededor. plantas de flores amarillas y lilas. un buen sitio para esconderse si quisieras jugar a no crecer

vallas publicitarias invitándonos a una vida diferente en aragón, coches último modelo. si te acercas lo suficiente, verás que son ocho fotos en mosaico, cuatro arriba y cuatro abajo, siempre con defectos de montaje. la realidad imperfecta hecha de puntitos de cuatro colores diferentes formando rosetas

más allá, un parque con el suelo de tierra, pinos viejos y eucaliptos jóvenes, una fuente seca. la próxima construcción de ciento veintiséis viviendas de protección oficial convertirá el cielo en un muro de cemento y cristal. el calor será infernal

martes, 21 de abril de 2009

lunes, 20 de abril de 2009

philippe petit sobre un cable de acero a cuatrocientos metros de altura sobre la ciudad boquiabierta, poesía a cada paso entre las nubes, ausencia de ella en las diecinueve horas que llevamos del lunes. sí ardor de estómago, sí tedio, sí sueños extraños, sí un cielo gris como de seda si miro por la ventana abierta
el siete de agosto de mil novecientos setenta y cuatro, el funambulista francés philippe petit paseó por el trozo de cielo que separaba las torres gemelas durante cuarenta y cinco minutos de poesía verdadera
las piscinas abandonadas, los aparcamientos vacíos, las plantas que han ido rompiendo el asfalto con el paso del tiempo, los pasillos de supermercado llenos de incomprensibles productos de oferta, los bloques de pisos en el extrarradio de las grandes ciudades, todos los restos de vida en mitad de la nada. luto por la muerte de jim ballard

domingo, 19 de abril de 2009

he dormido toda la tarde, sábanas azul marino y televisión encendida. aquí no hay tesoros escondidos, tan sólo una pereza que parece no tener fin

sábado, 18 de abril de 2009

siete de la mañana. un dolor punzante me recuerda que estoy vivo. medio dormido, consigo llegar al lavabo. abro los ojos. una gota de sangre en el suelo, perfectamente roja y brillante como un espejo. pienso en dalí, en su vaso de vermut con una gota de sangre de perdiz. pienso en la perdiz desangrándose lentamente. pienso en mí como un animal hinchado, como un viejo que apenas se controla

viernes, 17 de abril de 2009

viernes como la primera vez que respiras al despertar del coma. si te acercas lo suficiente verás que está lleno de trampas, pero es igual: la luz ahora es hermosa, fría, cercana

jueves, 16 de abril de 2009

un día gris. me siento inseguro en el trabajo, me vuelvo paranoico, cometo errores, trabajo cada vez más lento y más tenso. tengo la sensación de ser observado con lupa, marcado con una tiza en la espalda, inservible, prescindible, suspendido. la cobardía me ata de pies y manos. me veo viejo y cansado, sin ideas, un número más en la fila de la derecha de mi propio campo de concentración

(después llovizna, después graniza, después sale el sol. nubes preciosas y altas como gigantescas montañas de sal)

miércoles, 15 de abril de 2009

el perro de mierda no camina apenas, moviéndose pesadamente con los ojos cerrados. perro a punto de morir mientras su dueña insiste en que le siga. dueña con pantalones vaqueros, cincuenta años y culo juvenil. podría partir al perro por la mitad de una patada. podría agacharme a su lado y acariciarle las orejas. perro de pelo largo, con algo de pequinés y cien años de asma encima de sus patas. podría dejar de pensar tonterías y caminar más deprisa

tiro la bolsa de la frutería en la papelera y guardo las manzanas en el bolso verde. la chica del vehículo comercial cruza la plaza como buscando a alguien mientras habla por teléfono. las chicas que fuman le devuelven el saludo. un microcosmos en el que ella brilla y quema como un sol

martes, 14 de abril de 2009

sí, supongo que no escribo fácil, o que no me explico con suficiente claridad. pese a ello, sé que ni miento ni exagero. las cosas son así de grises o así del mismo color. tanto da

acabo de volver de casa de míriam. es una suerte que ella sea incapaz de leerme por dentro. hemos cenado, hemos escuchado música y hemos visto el barça-bayern. creo que había demasiada luz en el comedor

antes de eso, al bajar del autobús, he comprado manzanas en la frutería que hay cerca de su casa. tres maravillosas manzanas golden por sesenta céntimos. después me he sentado en un banco y he llamado a lourdes por teléfono. por suerte se encontraba algo mejor. al colgar eran las ocho y cinco y el suelo estaba lleno de unas bayas blancas que, si las pisabas, resbalaban. en la esquina, dos chicas fumaban, una señora paseaba un perro de mierda y otra chica aparcaba un vehículo comercial. esta última era preciosa, como tantas otras antes
philip glass brilla en el aire de la mañana. me hace feliz, me entristece, me provoca emociones preciosas y ahogadas, intensas como sacudidas eléctricas. la música de philip glass me hace desaparecer

lourdes ayer no se encontraba bien. hubiera querido cuidarla siempre en el último abrazo, retenerla así, siempre en mi pecho. lourdes alejándose en el andén y la rutina esperándonos con los ojos cerrados y las mejillas pintadas de rojo

me gustan los días con ella. son los únicos en los que sé que soy realmente feliz. el resto del tiempo es sólo un proceso de imitación del que disfruto más o menos, dependiendo del día. míriam es un animal tibio que escarba en mi corazón intentando hacerse un huequito. de begoña me cuesta recordar su sonrisa. ni rastro del resto de mujeres, reducidas a carne y palabras, a un número de teléfono

lourdes se aleja en el andén. con mi mirada sigo la línea de su espalda y cada uno de sus pasos. mi mano dice adiós en el cristal pero ella no me ve. lunes, ocho de la tarde, fin de la prórroga
los caminos de ida son siempre caminos de vuelta, al menos en mi caso. otra vez en el trabajo, en silencio, con la certeza de que cada día lejos de aquí vale una vida entera

miércoles, 8 de abril de 2009

hoy empieza el viaje, pero aquí no estarán ni julio cortázar ni carol dunlop. julio no porque ya me aburre, con su exquisita pirotecnia verbal y su argentinidad rebosante de flores. tampoco carol porque aquí no existe la mujer perfecta (la rompí siempre que vino). como sea, vacaciones, cinco días en el sur, un paréntesis, otra mancha roja

martes, 7 de abril de 2009

llueve. hemos salido antes del trabajo, como si a la tarde se le hubiesen acabado las fuerzas y todo el mundo quisiera salir corriendo de allí, dejando las luces encendidas y las persianas sin bajar. me quito los zapatos antes de entrar en casa. betty me mira desde su cesta mientras intento arreglar el paraguas. varillas como manos de viejo, agarrotadas y frías. me recorto la barba mientras espero que venga míriam a recogerme

(la televisión con un programa de mierda. dos mujeres lloran y se abrazan. el color de los sofás es estridente. pienso en bob, en su moqueta de color burdeos, en el avión de vuelta a casa, en los ojos de charlotte cuando se abrazan al despedirse. la pantalla sigue llenándose de gente y todos lloran. es asfixiante: lo que para ellos es felicidad, para mí sólo es impotencia)

lunes, 6 de abril de 2009

toda la pornografía que consumo acaba siendo la misma pornografía: cuerpos viejos y gastados, imperfectos, en secuencias de sexo oral y anal, pixeladas, desenfocadas, de baja calidad. el ruido de fondo ahoga los gemidos y todo se consume en un par de minutos. más no es necesario

leo algunas cosas sobre beatriz preciado. un discurso provocador y barato envuelto en seda de colores. me hago una paja mientras caliento agua para el té. cinco minutos de microondas a novecientos watios es más que suficiente para tener una infusión que me caliente por dentro. mi sexo es patético y no importa si soy hombre o mujer: he elegido extinguirme y no pasará nada porque nunca pasa nada

bajo un disco, el silent alarm de bloc party. escucho helicopter, escucho blue light, escucho luno, escucho cómo suena el teléfono y la televisión de fondo. un terremoto en italia, lost in translation en la segunda cadena, más de cien muertos, más de mil quinientos desaparecidos. bob y charlotte en un hotel, la historia de amor perfecta, apenas sin palabras. estamos tan solos que no necesitamos de ellas

hablo con míriam y me hace reír. escucho banquet. son las nueve y media de la noche y tengo los dedos llenos de heridas. hoy no podría tocar a nadie, de todas maneras

domingo, 5 de abril de 2009

la noche del jueves al viernes soñé con S. vestía de negro y volvía a trabajar en sephora. estaba preciosa y el recuerdo de su abrazo soñado me acompañó durante todo el día. antes de dormir tuve la sensación de que estaba muy cerca. no me costó imaginarla, a pesar de lo difícil que me resultaba pensar con claridad (tenía frío y me dolía el vientre)
el viernes coincidí con begoña en el centro de barcelona. ella salía del trabajo y yo estaba en el corte inglés de portal de l'àngel. tras un breve intercambio de mensajes, nos vimos unos minutos en la calle canuda, frente al decathlon. un abrazo, un beso y la constatación de que entre nosotros apenas queda silencio

durante estos días no me he cuidado mucho. el cansancio mental hace que baje la guardia y las diarreas se vuelven especialmente violentas. ayer cené con juank y marina y dani y irene y josep maria y manuel y jorge en badalona. la conversación agradable, el humo del tabaco, las mejores canciones del mundo, las cuatro de la mañana con las personas que quiero. es la única manera de poder sobrellevarlo todo

sábado, 4 de abril de 2009

viernes, 3 de abril de 2009

los días previos a semana santa —a cualquier tipo de festivo de varios días, de hecho— hacen que el trabajo se dispare en los dos sentidos: las urgencias histéricas se alternan con los parones en seco. ni qué decir tiene que eso agota a cualquiera

jueves, 2 de abril de 2009

llueve. los coches bajan lentamente por la calle villarroel. el semáforo todavía tardará unos segundos en cambiar de color. la chica que está frente a mí no se distingue en nada del resto de personas que esperan para cruzar la calle. casi todas llevan paraguas pero sólo ella está delante de mí, unidos por una línea recta de diez metros. el ruido de la ciudad convierte las conversaciones ajenas en un borrón constante. pienso en esos archivos de datos sin extensión que los identifique, en el sistema operativo preguntando qué hacer con él, en mi desconcierto y mi esperanza de acertar al elegir un programa que interprete correctamente la información, en lo mucho que se parecen esos segundos escasos a un *.*
la wikipedia dice que una extensión es una cadena de caracteres anexada al nombre de un archivo, usualmente antecedida por un punto. dice también que su función principal es diferenciar el contenido del archivo de modo que el sistema operativo disponga el procedimiento necesario para ejecutarlo o interpretarlo. dice también que la extensión es solamente parte del nombre del archivo y no representa ningún tipo de obligación respecto al contenido del mismo

miércoles, 1 de abril de 2009

una radiografía enseña lo que realmente eres, una máquina vieja que se parará algún día. un corazón arrancado, una bandada de pájaros, tan sólo piezas que faltan en el puzzle y que lo completan en el orden que tú quieras
parece que estoy contento. la gente me regala abrazos, me felicita, hace suya la felicidad que se me supone, sus mejores deseos se convierten en palabras sonrientes que serán como puñetazos en la boca cuando me quiera dar cuenta de ello

(miércoles, primer día de abril, mierda de lluvia que ahí sigue)