sábado, 31 de mayo de 2008

una pizza hecha sin gracia con lo primero que se ha pillado en la nevera. música demasiado alta, de la que no te deja hablar. una mesa redonda en el bar de siempre. gente que conozco y gente que no. como en silencio, cortando trozos pequeños que mastico sin ganas. no tengo hambre, tampoco tengo nada que decir. las conversaciones se hacen en grupos de dos, de tres, varias a la vez, desordenadas. alba me pregunta por mi declaración de renta y judit escucha. será mejor que me vaya

(el gordo y el del brazo escayolado entran en el lavabo de los tíos. gente que se mete farlopa a las nueve de la noche. siento asco. nos miramos. me he cortado el pelo, me he afeitado. parezco otra persona, soy otra persona, una que se ha ido lejos, a un lugar al que sólo yo sé llegar. es algo interior)

(huelo un poco a humo. el olor está metido en mi nariz. hemos estado juntos durante todo el día. una barbacoa y el último capítulo de la temporada de perdidos. un ritual infantil, supongo. me hago viejo. todo el mundo se hace viejo, pero yo más. hay fútbol en televisión, un partido intrascendente. el entrenador de perú se llama chemo del solar y no tenemos nada que decirnos)

viernes, 30 de mayo de 2008

hace calor y llevo la cazadora abrochada hasta arriba. compro cuerdas de guitarra en el corte inglés. joan sánchez —así consta en el resguardo de venta— me atiende con diligencia. pregunto un par de precios, aunque sé perfectamente que no compraré nada. escaleras mecánicas. dos turistas en chancletas se besan delante de mí. callejeo. fontanella, via laietana, sant pere més baix, lluís companys. he quedado con bego allí, en esa esquina. empieza a llover

(un anillo con una piedra roja. un colgante con una piedra roja. nos miramos. me asomo a la vida normal por una rendija triste)
un barco. hago un trayecto entre dos ciudades en un ferry nocturno. rusos borrachos en las butacas de los pobres. rusos borrachos en cubierta, yendo de un lado a otro. hace frío y el agua tiene un brillo metálico y tranquilo. llevo una cámara de video. las luces del bar son luces de hospital. no hay nada más triste que una discoteca con las luces encendidas. viejos borrachos sentados en los sofás. vómito en el suelo. les ofrezco paquetes de tabaco y bailan a mi alrededor, acercándose mucho. no tienen ojos. en su lugar, dos boquetes negros y profundos como pozos. no tengo miedo. los grabo, atrapándolos para siempre. suena el despertador, es viernes

jueves, 29 de mayo de 2008

el tanatorio está lleno de gente, caras serias y conocidas. un calor asfixiante. siento la espalda húmeda y la frente. me seco el sudor con la palma de la mano. dos entierros a la vez son demasiada gente para un sitio tan pequeño. isabel llora en la sala dos, desencajada. ella tiene las mejillas de heidi y los ojos muy azules. silvia, su hija pequeña, me cuenta cómo fue: un infarto cerebral en plena calle, ambulancia, tubos, medicación, muerte. desconectar el respirador cuando ya sabes que no hay nada que hacer. todas las venas han estallado y su cabeza es un charco rojo y denso que poco a poco se detiene

(hablo con él todas las mañanas desde hace años. vive al lado del estudio y nos encontramos cuando ambos nos vamos a trabajar. es un tipo joven todavía, sano, fuerte, de esos que siempre se ríen, pensando siempre en las vacaciones, en los años que le quedan para jubilarse, en los domingos a bailar con su mujer. si tuviera la mitad de ganas de vivir que él, no me costaría subir esa puta calle. es algo en lo que pienso todos los días desde hace años)

(una sensación de dejà vú. las mismas caras que en el entierro de hace dos semanas. otra vez la misma familia, otro tío de isa, esta vez por la familia de su padre. ahora recuerdo que le hice la imagen de su empresa, una pequeña constructora. unos bloques de color naranja y unas letras sólidas, ariza moreno, como logotipo. me muerdo el labio para no llorar)

miércoles, 28 de mayo de 2008

hablo de recuerdos porque desde hace días vivo en pasados diferentes. una línea en el suelo que relaciona una noche de hace diez años con este mismo instante, palabras, personas, pieles, todo

líneas, más líneas que se bifurcan. en una de ellas es viernes y está diluviando. carme me llama desde una cabina al salir de la oficina. ella tiene un beso de pétalo para mí y yo la dibujo con una flor en la mano. me ha escrito esta mañana para decirme que el fragments sigue abierto, que ella estuvo allí hace poco. el corazón me ha temblado con los once mil once besos que firmaban

(te despeino, te beso, me como la flor que sonríes. es egoísta, pero te querría para mí casi siempre)

martes, 27 de mayo de 2008

núria y yo bebemos campari en la terraza de su casa. sitges es un bonito sitio para vivir, pero no puedo detener el tiempo. venecia se hunde en las aguas cada vez más sucias. en todos los pueblos de mierda del extrarradio de barcelona hay un bar que se llama venecia. allí los amantes se besan en mesas que conocieron vidas más limpias que ésta, haciendo planes que no pasarán de elegir el color de la pintura de una pared concreta que, con el tiempo, se llenará de desconchados y rencores por las cosas que no se dicen. verde manzana, verde pistacho, azul anís

núria me cuida y el sol me hace cosquillas en la nariz. ronroneo. me podría beber toda la botella de campari pero después sería horrible, porque cuando estoy borracho pienso rápido y en muchas direcciones diferentes. el azul del cielo se me caería encima y me resbalaría al salir de la ducha

(un te quiero es suficiente para volverme invisible. lo pienso en el tren de vuelta a casa. la gorda cargada de hijos que está justo a mi lado huele a almendras y es bonito, inesperado)
estoy donde quiero estar, exactamente en un taxi de madrugada que baja por la calle numància. nos hemos besado antes de subir y ahora la ciudad es un fantasma de luces que se desvanecen a nuestro paso

(hemos ido al cine y hemos visto rosetta —la última película de los hermanos dardenne— en los renoir que hay cerca de su trabajo. después hemos jugado al billar en el fragments mientras bebíamos cerveza. la ciudad duerme tranquila y nosotros nos rozamos los dedos, con los ojos rojos por el sueño)

(no volví muchas veces más al fragments, y siempre fue con daniel. se estaba bien, no era caro y la música era decente. quizás ni exista ya, porque sonaba a capricho de estudiante adinerado y todas las cosas se acaban desmoronando. como ella, a la que apenas veo. a menudo recuerdo las sábanas manchadas por el semen de su novio y la luz del mediodía entrando por la ventana. no me daba asco, al contrario. que mi piel estuviera allí en ese momento sólo me daba una idea de lo mucho que me quería)

lunes, 26 de mayo de 2008

el cerebro esponjoso como un trozo de nube, lleno de agujeros por donde se caen las cosas importantes —las que nunca tendría que olvidar— y se cuelan millones de minutos de ruido

domingo, 25 de mayo de 2008

ha llovido todo el día

tengo un millón de botecitos de colores, llenos de pintura brillante y espesa. son tus recuerdos y tu felicidad, me dice alguien que no conozco. despierto con ese trocito de sueño todavía en la cabeza, enredado ahí, entre tanto desorden. pienso en mi felicidad, en lo que significa un impulso eléctrico, una voz al otro lado del teléfono, la mano de mi amigo y su boca cuando me besa. una canción de esas que tiemblan o los secretos que alguien me confía mientras la noche crece. preparo el desayuno y regreso a la cama. quiero que el día sea así, lento, tranquilo, una nebulosa lejana a la que huir, íntimo viaje interestelar

nada que ver con una película de kubrick, pero sí recuerdos bonitos brillantes como soles

sábado, 24 de mayo de 2008

soy lo que mi basura es: plásticos finitos que antes envolvían cosas, papeles arrugados, huesos de fruta, restos de la comida del mediodía, bandejas de porexpán que antes tenían filetes de pollo, tetrabriks de zumo, el pan duro de ayer envuelto con cuidado

soy lo que mi basura es: un montón de restos de papel higiénico amarillentos por el semen, cuerdas de guitarra, billetes de tren, un bolígrafo sin tinta, un envase de yogur

(la inseguridad me hizo dormir toda la tarde)

viernes, 23 de mayo de 2008

alguien muere en el annapurna, en una mortaja de hielo y estrellas

me encuentro cansado. he tenido dos momentos de bajón grandes esta tarde y estoy sangrando como un cerdo. no tengo nada bonito que contar, ni tan siquiera interesante. saldré más tarde con juank y marina y josep maria. ellos han ido al cine y nos veremos en el bar de siempre alrededor de medianoche. esta tarde estuve en barcelona y quedé un momento con begoña. tiene ojitos de cansada y las manos suaves. respiro fuerte. necesito calmarme. me estoy rompiendo por dentro y me duelen todos los putos huesos del cuerpo

y los párpados secos

jueves, 22 de mayo de 2008

tonteamos con la posibilidad de una cita. ella cena cereales con colacao y yo me siento hueco, con un agujero en el corazón. acabaremos follando mañana o pasado o la semana que viene. intento recordar la última vez que lo hicimos y me resulta imposible encontrarle algo bonito, pero no es culpa suya. el problema soy yo, que no consigo salir de mi jaula por muchas veces que repita el ritual de apareamiento

no importa cuándo sucedan las cosas. lo importante es cuándo tienes la sensación de estar viviéndolas

miércoles, 21 de mayo de 2008

(en mis matemáticas, a un uno le sigue otro uno, y a éste otro más y así hasta el infinito. todos estos números son diferentes a su predecesor pero de idéntico valor intrínseco. algunos deberían tomar nota antes de cantar victoria. ahora sí, buenas noches)
me gustan los albaricoques. mientras ceno, pienso en las fotos de esta tarde, todas con el denominador común del civismo en un barrio de montcada i reixac con un nivel alto de población inmigrada. niños y niñas de un montón de colores diferentes aprendiendo a ser personas en un mundo —la catalunya de comienzos de siglo veintiuno— que no tiene un lugar para ellos en el futuro. nunca dejarán de ser ciudadanos de segunda o de tercera, condenados de antemano a tener un trabajo de mierda en un pueblo de mierda, a vivir en un piso de mierda, a dar explicaciones sobre lo bien que hablan el catalán —o el castellano— cuando todos han crecido aquí y es lo normal en un sistema educativo como éste, de inmersión lingüística y su puta madre. por eso le enseñamos al negro, al moro, al sudaca, lo importante que es no tirar la mierda al suelo y respetar al vecino, con paciencia, con buenos modos, para que cuando les dé por quemar coches y fábricas ya estén mansos como perros pequeños

me revienta el paternalismo que se esconde detrás de casi todos los trabajos que hago. más que diseñador gráfico, soy una puta con la boca sucia de tanto comerle la polla al político que más manda en el momento

(y también cerezas, cerezas dulces que me calmen un poquito, que me limpien por dentro)
hillary es una hijadeputa, pienso mientras estornudo interminablemente. por la claraboya entra un sol que me quema un lado de la cara. me gotea la nariz. apenas son las ocho y media y en birmania los muertos se hinchan al sol, estallando como bombas tristes. fotos obscenas de cuerpos rígidos en la edición digital de el país a primera hora. a nadie le importa cuánto vale un niño muerto en este lugar del mundo. yo, para ser sincero, tampoco estoy lejos de esa mayoría silenciosa. además, son sólo imágenes en una pantalla, aséptica pornografía matinal que miro mientras hago otras cosas. pienso en muñecas de látex que alguien se folla para no sentirse solo. es el amor de tu vida, pero todavía no lo sabes

pasan las horas. leo páginas de un libro que está editando la empresa para la que trabajo. hacer de corrector es algo que me gusta, que me despierta los sentidos. todavía no lo sé, pero por la tarde me tocará arreglar ciento cuarenta y cinco fotos a color, de un tamaño aproximado de treinta centímetros por veinte, un trabajo mecánico y poco agradecido que me dejará la cabeza como un plátano demasiado blando. escribo notas con lápiz en el margen de esas páginas y me siento una pieza útil de esta máquina. ya me darán por el culo en otro momento, pero a eso también me acabaré acostumbrando

(el silencio en el estudio es una niebla hostil. mi trabajo ha tocado techo hace meses, años quizás. sigo aquí por el dinero, perfectamente domesticado. los discos se ponen en el repeat y cada vez me cuesta menos evadirme de. respiro fuerte y marco un doble espacio)

martes, 20 de mayo de 2008

llamadas de la biblioteca municipal para que devuelva los libros que saqué hace meses. un correo electrónico en el que una chica me pregunta si ya no la quiero. claro, le respondo, y tú, me quieres a mí? no obtengo respuesta, pero tampoco es necesario. otro correo electrónico en el que begoña ha adjuntado una foto dándole el biberón a aitana. ella lleva unas converse rojas y están en una terraza, envueltas en una sombra tranquila. begoña sonríe, con unas gafas de sol de esas que te tapan toda la cara. se me antoja pensar que podría ser la misma terraza en la que juank y yo estuvimos un día, una terraza cara en el born, al lado del fossar de les moreres. se me antoja pensar en los círculos, en cómo se cierran, juntándose al azar. de todas maneras, sigo pensando en trabajo. tengo tan pocas ideas que plagio a chip kidd descaradamente. nadie lo nota porque nadie sabe quién es. los ases en la manga

más correos electrónicos. rebeka dando las gracias a todos los que firmamos para no sé qué coño en barakaldo, en un delicioso mensaje bilingüe euskera-castellano. bebo agua hasta que me duele la tripa. me relamo pensando en el partido de baloncesto de dentro de un rato. la felicidad es redonda como una pelota que entra limpiamente en el aro. las nectarinas se echaron a perder porque me entretuve pensando en tonterías

no soporto a marc gasol

lunes, 19 de mayo de 2008

lo primero que se me ocurre, un cuchillo entre las piernas, una polla triste y oxidada, un lunes como el himalaya sin oxígeno, lluvia de gotas gordas al llegar a la esquina y las llaves en la mano, la mañana callada, la música que se queda en la cabeza como si fuera una partitura de alambre de espino, ya son las ocho y mira qué poco

(pero no, porque hoy vi a salva al girar una esquina. encontrarse a salva por el mundo es casi tan raro como que te caiga un eclipse en la cabeza. me encanta su pelo blanco y su boca castigada y sus manos que apenas se mueven, agarrotadas por las pastillas y por años de darle puñetazos a las paredes de su habitación. salva es la única persona que conozco que tiene talento, uno tan grande como el mismo infierno. ganas de despeinarle y que no se fuera nunca, si es que alguna vez estuvo)

domingo, 18 de mayo de 2008

tengo la cabeza llena de pájaros, grandes pájaros gordos que duermen todo el día, como si esperasen algo que nunca acaba de llegar

así las cosas, sigo envejeciendo. buenas noches

sábado, 17 de mayo de 2008

en el video, una chica pelirroja le come la polla a un gordo con chaquetón de cuero negro. una polla triste, pequeña y peluda, que ella chupa con dedicación, sin mirar a cámara. de fondo, gemidos que nada tienen que ver con lo que estamos viendo. él se corre enseguida y ella, arrodillada frente a él, juega con la mierda como un animal dócil, limpiándole. asco

(como soy incapaz de materializar casi todos mis planes, he dormido toda la tarde. era lo que más me apetecía. podría seguir durmiendo hasta mañana, pero no. pido perdón a todos por)
la muerte de un guardia civil ya no es noticia. eyaculo un par de veces antes de meterme en la ducha. el día es metálico y blando, frío, ligeramente azulado por los bordes. miro por la ventana. betty lleva toda la puta mañana ladrando y me gustaría poder decirle que yo también estoy hasta los cojones, pero no sería del todo verdad. hoy me he puesto una camisa celeste y estoy de buen humor

(hasta que nos echaron. misma gente, mismo bar, misma música. mismo viernes, mismas cervezas, mismo tabaco. la misma mierda de siempre)

viernes, 16 de mayo de 2008

al ataúd le pongo palabras porque no dejo de pensar en él y en lo que esconde. hoy cayó una lluvia finita que me dejó las gafas llenas de puntitos brillantes. miré hacia arriba con la seguridad de que no tenía que sucederme nada malo y fue entonces que pasó todo. también pensé más en la gente que había ayer en el entierro —estableciendo diagramas de venn, en una primitiva teoría de conjuntos con líneas mentales de colores— y se me aceleró el corazón a trompicones, como si fuera un motor demasiado viejo. dentro de un rato vendrán juank y marina y saldremos aquí o allí, no hay más. cambiaría mi vida por otra, la que fuera, y intentaría aprenderlo todo de nuevo. mi autobiografía no encierra ninguna sorpresa, de verdad. buenas noches

jueves, 15 de mayo de 2008

la iglesia llena de gente, murmullos, caras conocidas, saludos breves y pésames, serios apretones de manos. la voz del cura me resulta ridículamente infantil, lejana, mecánica. versión dos punto cero en castellano del sermón estándar, versión corta del larga-enfermedad-en-una-persona-todavía-joven. pienso en mi muerte, en que no quiero algo así. hundo más y más las manos en los bolsillos. querría que me dejaran en paz. estoy de pie al fondo, detrás de un grupo de mujeres que no conozco. la de blanco tiene las tetas grandes. pienso en fosas comunes, anonimato, olvido, cosas así. a mi izquierda está la abogada laboralista que tramitó mi demanda por despido hace dos años largos. cobrar a través de fogasa se eterniza como la explosión de una estrella. esther —ése es su nombre— se come las uñas con la mirada perdida en el suelo. ella y eligio, el padre de isa, son buenos amigos. muchos de los asistentes son viejos sindicalistas, gente en la que puedo confiar. terminan todos los silencios y busco con la mirada a isa, para esperarla. son apenas las cinco de la tarde

(la muerte de robert rauschenberg un lunes. me gustan sus cuadros. son como eternas pruebas de impresión, tontas y desordenadas)

miércoles, 14 de mayo de 2008

tu vida antes de que te des cuenta que es tu vida. hablo por teléfono. isa me dice que el entierro de su tía será mañana a las cuatro y media. la iglesia está al lado del estudio, así que no me costará ser puntual. pienso en cómo crece un tumor, cómo se adueña de tu vida y se convierte en ella antes de que te des cuenta. la predecible metástasis me encoge el corazón, apretando un poco, pellizcando, porque tiene las uñas largas

tu vida al final es un montón de cosas que no sirven para nada. en el móvil, llamadas que se pierden de un número oculto. por dos veces no quiero cogerlo. ya no necesito desesperadamente hablar con nadie

martes, 13 de mayo de 2008

mi hermano juega con su hijo en brazos, le canta canciones, se hacen reír. yo como en silencio, mirando fijamente mi plato y contando las cucharadas para abstraerme. triste arroz hervido que se espesa con los grititos del niño y el jadeo de betty en el sol del patio a mediodía. la casa llena de ruidos. víctor es un hombrecito de quince meses que persigue a la abuela por toda la casa, caminando muy tieso

(el niño me mira fijamente. me acerco y me toca los labios. abro la boca y me trago su mano hasta la muñeca. no se inmuta. él sí sabe que no soy un tiburón blanco)

veintiséis cucharadas y acabar el plato. huele como a nube de cloro mientras escribo estas palabras. buenas noches

lunes, 12 de mayo de 2008

todo es como tener una herida a flor de piel. y cuando digo todo, es todo. pienso en la foto en la que mi madre y su hermana están sentadas en el suelo. apenas sé nada de ninguna de las dos, tan sólo pequeños detalles, circunstancias, coordenadas que me orientan en medio de la oscuridad pero sin llevarme a ningún sitio de una manera segura

la inestabilidad emocional es algo que ha perseguido siempre a las mujeres de la familia de mi madre. he ido borrando todos los nombres y parentescos, guardando sólo el de su hermana pequeña. ella tiene un trastorno bipolar y un montón de pastillas que hacen que se sienta unida al mundo. los detalles son poco importantes. se casó con un veterano de vietnam que la intentó matar y, después, deambuló por grupúsculos y sectas hasta que se le fue definitivamente la cabeza. ella vive en una residencia que hasta hace dos años pagaba yo. ahora ya no porque es un gasto que, aunque no era excesivo, no puedo soportar económicamente. he construido un muro detrás del cual refugiarme. no quiero saber, no quiero saber nada. siempre me felicita por mi cumpleaños y yo me siento culpable hasta estallar

ella dibuja bien, mucho. a mí siempre me han dicho que si tengo algo de talento, es por la línea de sangre que nos une. tocados por la gracia de dios
un segundo antes de empezar a colgar las fotos, salí al jardín. justo debajo de las hojas del níspero más triste del mundo, un millón de hormigas ordeñaban pulgones. mirándolas detenidamente, recordé algo que leí sobre simbiosis cuando era más chico y acumulaba interés por las cosas. el aire era frío y escupí por encima del muro antes de entrar de nuevo en casa
tomo las pastillas cada ocho horas más o menos, con el ritmo regular de las comidas. son las únicas que tomo, grandes, duras, brillantes, anaranjadas y con forma de balón de rugby ligeramente aplastado. siempre las tomo sin líquido, sólo por el placer de sentir el esfuerzo casi sexual de empujarla garganta abajo. invariablemente pienso en heather brooks, otra efímera reina del porno como cincuenta más. tengo la cabeza llena de mierda, una mierda triste y apagada de la que sólo consigue alejarme algo inesperado

(la conversación de teléfono con S dura treinta y un minutos justos. la paz tiene la cadencia de su voz y la forma que recuerdo de sus manos. tengo suerte de poder escuchar su risa, separada de la mía por una distancia que se mide en electricidad. ella sabe que todas estas palabras son suyas, de una manera celeste que apenas sabría explicar)
veintiún años y en la playa de san bartolo, al sur de lima. mi madre sonríe, de pie en la barandilla del puente que lleva a la playa. no hay vértigo, no hay nada que temer
la hermana pequeña, la hermana mayor, los lazos y los moños que les hacía la mamá

(la familia de mi madre es una historia infinitamente triste. yo al menos no sé verla de otra manera)
la madre de mi madre con tres años. guardo recuerdos tristes de ella

(rezaba el rosario todo el tiempo. me decía te quiero. yo pensaba que era imposible que fuera verdad. apenas hablábamos)
mi madre hizo la comunión el treinta de septiembre de mil novecientos cincuenta y cuatro, con once años. siempre estaba enferma, de ahí los tres años de retraso. en la fotografía me parece casi una novia, inmolándose a dios antes de hacerlo a juan rojas
días antes del veinticinco de septiembre de mil novecientos setenta y uno. es lima, en la casa de los padres de mi madre, y yo, su primer nieto

(escaneé varias fotos esta mañana. no sé por qué, pero siento que dicen algo que yo no sé decir)
me levanté viejo esta mañana. lunes de fiesta, tiendas cerradas, calles vacías. escondemos la soledad detrás de conversaciones de messenger más o menos felices, de caras sonrientes hechas con una combinación de teclas. me he hecho una paja hace un rato. diez días sin un orgasmo y éste es doloroso, ácido, como de hoja de afeitar. han llamado al timbre hace unos minutos pero no he abierto porque no espero a nadie. betty ha ladrado hasta quedarse afónica y yo me he ido a duchar. estaba empapado

domingo, 11 de mayo de 2008

doce horas durmiendo, fiebre y sueños obsesivos

(una bola de metal en una esquina, vibrando como si estuviera a punto de estallar. no hay manera de moverla, no podemos salir de la habitación. no conozco a nadie y una chica grita)

(sentado a horcajadas encima de un muro. a mi izquierda, una piscina sin fondo de aguas verdes y sucias. a mi derecha, la calle allá abajo, con gente diminuta y coches como de juguete. el vértigo no me deja moverme. voy a morir ahogado, voy a morir destripado en el asfalto. el muro no va a aguantar siempre, es algo que sé)

(ella se llama pilar y me enseña libros y postales en su casa. su abuela duerme acurrucada en un sofá. ella me abraza por detrás y me susurra postales de terciopelo, libros que robé, déjame enseñarte. me gustan sus uñas pintadas de rojo. es lo más cerca del amor que puedo estar con la camiseta empapada de sudor. buenos días)

sábado, 10 de mayo de 2008

hace un rato que isa ha estado en casa. ha venido a ver a su tía y ha aprovechado para recoger un cd aquí, grabado con los últimos capítulos de perdidos. hace una semana me llamó. necesitaba contarle a alguien que el cáncer contra el que maría llevaba años luchando había vuelto, violentamente vivo, voraz, incansable. un mes, según los médicos. apenas puede moverse, sedada todo el tiempo y con los ojos hundidos, sonriendo. ella sabe que todo está a punto de acabar y yo sólo puedo darle mi abrazo a quien lo necesita

(a isa se le ponen los ojitos rojos cuando me cuenta. le acaricio la rodilla mientras bebe zumo de melocotón. es sábado y está lloviendo mucho, dentro y fuera)
me gusta cómo baila esa chica. sólo tengo ojos para ella, bollera, delicada y hasta el culo de farlopa. baila entre un grupo de chicas bajitas a las que acaba de conocer. todas ríen y ella se roza un poco con una en especial. me gusta asistir a ese ritual de apareamiento: en la penumbra de la esquina nadie puede verme. y suena love will tear us apart en el karma

(he cenado con juank y marina y daniel y josep maria y irene. también están gina y bruno y inés y marta. celebramos el cumpleaños de marina bebiendo en el manchester, cenando en la rosa del raval y bebiendo más en el glaciar. acabamos en el karma por probar algo nuevo. me siento bien. he bebido todo lo que razonablemente me ha dado la gana y aguanto el tipo: por dentro no me duele nada rojo)

(situación estrictamente de pausa. en cualquier momento se puede poner en marcha otra vez mi peculiar mecanismo de desintegración. como ayer, al final de la noche, mientras disfruto de mi bollera y su espalda perfecta. ahora es diferente: puedo aguantar un ratito. ya no es como antes, cuando desesperadamente me cagaba encima. en una noche de diluvio universal no hay problemas para encontrar un taxi)

(el taxista es paquistaní y lleva diecisiete años aquí. ha vivido y trabajado en ripollet, en un matadero de pollos, así que no tengo que explicarle cómo llegar hasta la puerta de mi casa. es un tipo amable: voy con la ventana abierta para que el aire y la lluvia me dé en la cara y él me dice que no pasa nada, que eso se seca con un trapo. cualquier otro habría dicho que no y a callar. y yo ayer, sin ese aire, me hubiera muerto dentro del coche)

(ahora estoy bien, aunque me faltan horas de sueño. no cambiaría absolutamente nada de la noche de ayer. fui feliz, sí)

viernes, 9 de mayo de 2008

(mientras estoy con ana, me llega un sms suyo, lleno de palabras cariñosas y casi infantiles, tiernas. ella ha estado jugando con el teléfono un minuto antes. obviamente, yo no soy el destinatario y sonreímos ante la equivocación. es algo que me hace sentirme detrás de un muro, uno que empieza justo allí donde acaba mi piel)
nunca sé qué contarte, ana, digo, y vuelvo a perder la vista entre la maraña de turistas que entran y salen del bilbao berria. he quedado allí con ana carbó, en la primera vez que nos vemos desde el verano pasado. ella es tan transparente que casi podría decirle que no es necesario que hable, pero me gusta que me cuente y reírnos y fumar y pedir otra cerveza más. ha trabajado mucho y está cansada. mañana inauguran la tienda que supervisa en portaferrissa y hoy queda ultimar detalles, y eso siempre es hasta tarde. pero hoy es jueves y cruzo barcelona en metro desde plaça catalunya hasta fabra i puig, donde cojo un taxi que me lleve a casa. nos hemos despedido con dos besos y una llamada de teléfono para avisar de nuestra llegada, ella al hotel donde se aloja y yo a casa. nunca doy dos besos, le digo. yo tampoco, me responde sonriendo. y ésta es la última imagen que tengo de ella, la de una chica que se aleja rambla abajo con un bolso rojo tan grande como la antártida, lleno de cables de cosas que funcionan solas

(nunca damos dos besos. nunca nos hemos dado dos besos. nos damos cuenta ahora, un año después, cuando sólo somos dos extraños que apenas lo son. nos damos cuenta ahora, un millón de besos después de)

jueves, 8 de mayo de 2008

tengo guerra de trincheras en la cabeza. la onda expansiva de las explosiones me desorienta. juank dice que lloverá. dentro de un rato estaré en barcelona y las calles llenas de gente y todo así. no sé qué hacer con mi vida, pero hoy ha nacido el niño de david y lorena y me ha hecho feliz hablar con él (ella dormía: la epidural tardó en hacerle efecto y se comió todo el dolor del mundo, más de tres kilos de dolor)

miércoles, 7 de mayo de 2008

martes, 6 de mayo de 2008

si tuviera cojones, daría un paso al frente. como no los tengo, asisto —en calidad de testigo más que privilegiado— a los recuentos que se organizan en mi propia vida. no es una queja, es una constatación. buenos días

lunes, 5 de mayo de 2008

ya no me ilusionan las cosas que antes me hacían feliz. me aferro a ello con todas mis fuerzas, pero siento un cansancio atroz ante todo. un cansancio que pesa como una vida de plomo en los pies

(hace frío y esperamos un autobús que nos lleve de vuelta a casa. me siento seguro a tu lado. hoy querría volver a esa vez)
piezas en un tetris gigantesco. hace cinco minutos que he acabado de trabajar. la manzana que comía se me ha caído de las manos, estallando en el suelo de una manera dulce y líquida. frego la mancha y abro las ventanas para que se seque deprisa. una película de ken loach, un capítulo de csi, cualquier cosa en cualquier canal. la vida en pause y los pies, anudados

domingo, 4 de mayo de 2008

no estoy seguro de nada. de ayer a hoy hay algo más que veinticuatro horas. me he desplazado en la línea que pisa mi sombra y ahora floto por encima de mí tres metros o más, con la boca llena de cosas dulces (pueden ser galletas o recuerdos). habito un planeta pequeño y me relaciono de una manera precaria con gente de otros sistemas igual de mínimos. así, apenas entiendo de lo que habla la gente que conozco. un beso son cuatro letras dejadas en la pantalla o un dibujo que se mueve torpemente. y todas las muertes, píxeles. y todas las voces, electricidad
un grupo de chicos bellísimos y aniñados saltan desde las ramas bajas de un árbol que hunde las raíces en la orilla de un río tranquilo. bañadores de colores brillantes y bolsas pegajosas llenas de cola, risas flojas que chapotean. es domingo y la ciudad crece a lo lejos, detrás del puente de hierro

(una sala grande y oscura, el sótano húmedo de una nave industrial. las raíces del mismo árbol cobijan a hombres sucios de barro que duermen. montones de televisiones y pantallas de ordenador como ojos gigantes vigilándolo todo. intento escribir un nombre —jesús— con un mando a distancia pero no sé hacerlo, tengo los dedos torpes. vámonos, dice alguien a mi espalda)

betty me despierta. ha aprendido a abrir la puerta y estira del edredón, ya es tarde para mí

sábado, 3 de mayo de 2008

hoy he acabado fun home. un mediodía amargo en el bar de paco. saludos a los vecinos de un barrio que se va muriendo poco a poco. y viento, sí, uno de color blanco que recorre la calle, tiñendo de plata las hojas de los tilos, la sombra que tiembla. una cerveza con dos euros en el bolsillo

(de la casa de enfrente, esa que es tan grande, sale esa mujer, delgada y casi adolescente en su madurez. un cubo con la bolsa de basura. la miro. me gustaría poder decirle algo —no sé el qué— y que me quisiera siempre)

viernes, 2 de mayo de 2008

soñé con sandra. yo intentaba hacer un plano rascando en la pared azul del cuarto de baño, la estación de tren, las calles principales. sandra dormía en una cama grande con colcha de patchwork. vivíamos juntos en casa de su madre. ella salía en una revista. una foto levemente desenfocada de una mujer de compras por el centro, alguien destacado dentro de nuestra comunidad
dejé que mi conciencia obrera se quemase entera y me dediqué a dormir toda la tarde. me masturbé varias veces y acabé con los ojos llorosos y muy pequeñitos. en la televisión, la vida secreta de las palabras, y para cenar, té con leche

esta mañana sí he salido de casa. camino entre la gente. es temprano, apenas las diez. conozco a la chica que está a mi lado en el semáforo desde que éramos pequeños. y los olores y colores dentro del mercado me hacen sonreír. me gusta estar allí en ese preciso momento, esperando mi turno. sé que puedo ser feliz con muy poco

jueves, 1 de mayo de 2008

primero de mayo, día de los trabajadores. hace sol y hace viento. la ropa se seca rápido en el tendedero. betty huele a nube porque hoy la bañé. ella siempre tiembla de miedo con el agua. tengo una resaca como un órgano de iglesia. miro fotos en las que la gente sonríe, enseñándose feliz frente al espejo