martes, 27 de mayo de 2008

estoy donde quiero estar, exactamente en un taxi de madrugada que baja por la calle numància. nos hemos besado antes de subir y ahora la ciudad es un fantasma de luces que se desvanecen a nuestro paso

(hemos ido al cine y hemos visto rosetta —la última película de los hermanos dardenne— en los renoir que hay cerca de su trabajo. después hemos jugado al billar en el fragments mientras bebíamos cerveza. la ciudad duerme tranquila y nosotros nos rozamos los dedos, con los ojos rojos por el sueño)

(no volví muchas veces más al fragments, y siempre fue con daniel. se estaba bien, no era caro y la música era decente. quizás ni exista ya, porque sonaba a capricho de estudiante adinerado y todas las cosas se acaban desmoronando. como ella, a la que apenas veo. a menudo recuerdo las sábanas manchadas por el semen de su novio y la luz del mediodía entrando por la ventana. no me daba asco, al contrario. que mi piel estuviera allí en ese momento sólo me daba una idea de lo mucho que me quería)