domingo, 26 de octubre de 2014


(quinientos pasos después o detrás, settela steinbach en la tierra de nadie, con la boca llena de golondrinas y flores de loto, pañuelos de papel en los que escupir la vida y el pecado)
(vomito un poco. en la televisión dan csi las vegas. hay luz en el pasillo. pienso en la yihad recorriendo europa, en cómo otra enfermedad crece en el niño que ahora rompe esa pared, la pantalla, cualquier expectativa, la esperanza)

sábado, 25 de octubre de 2014

(como en silencio, siento que soy una amenaza, una bomba a punto de estallar, el cable rojo o el azul y tentar la suerte mientras nicole kidman me mira a los ojos sin entender la mecánica del juego, en qué me he convertido, por qué sigo aquí, dentro de quién)

(cómo la textura cartilaginosa de las algas es la textura de los cuerpos destrozados en bolueta, es la textura agria de las noches sin dormir, de los pasos en cualquier dirección equivocada)

martes, 21 de octubre de 2014

(de la misma manera que yo, días después, me deshago en un charco de nieve caliente entre sus omoplatos, profundo hasta el corazón, el hormigón caliente con manchas de orín y brujería en la columna)

(días, años, vidas. la línea temporal, arañazos en la piel de la espalda, la herida y la lanza del soldado, los dedos de los niños hurgando en la carne abierta, buscando respuestas que sólo son canciones tristes mientras decapitan a alguien)

sábado, 18 de octubre de 2014

(porque la mujer se acurruca en la silla mientras fuma y su sexo a la vista se derrama en mi boca, enterrador)
(camino descalzo por la alfombra, camino hasta que caigo en un desierto o agujero o cráter o fosa común o bolsa de cadáveres con mi misma forma de hombre arrodillado y esperando)
(era yo pero tenía otro cuerpo, uno mejor, menos amargo, sin manchas o heridas, dormíamos en el césped amarillo que hay en el camino del metro a casa, dormíamos de espaldas el uno al otro, entrelazábamos los pies, después, de pronto, madrid, la televisión demasiado alta, el alcohol, los vasos derramándose a cámara lenta, las cosas colgando por costumbre)

(un hombre me mira fijamente, pienso en cómo sería sacarle los ojos con una cucharilla, la cara de horror de la mujer a su lado, la que se desnuda unas mesas más allá, la que se esconde dentro de mí o enfrente, no me miraría si supiera, quizás no, quizás sabe y por eso tienta y se sumerge)

jueves, 16 de octubre de 2014

(una vez arrancada la primera capa de piel, el cuerpo —mi cuerpo, el cuerpo de la joven mandelbaum— apenas es una bolsa fina, tensa de tristeza, que se resiste a estallar, a seguir respirando el mismo aire incandescente)

lunes, 13 de octubre de 2014

(qué es nuestra muerte, respira la joven mandelbaum contra mis mejillas y mis labios, contra mis latidos erráticos, chocan entre ellos como chocan los fantasmas hambrientos o las estampidas de ciervos rompiéndose en el suelo, un charco sucio de horror es nuestra muerte, una jauría de perros rabiosos y mojados brillando en las paredes, nunca puedo salvarla porque estoy muerto, ya estoy muerto, siempre lo estoy, aquí y ahora y ya, una y otra vez ardiendo en abrazos que se hunden en el cielo)

domingo, 12 de octubre de 2014

(abre la mano, vuela el kaddish, tose, ahogándose en el humo)

sábado, 11 de octubre de 2014

(y las oraciones, escamas de pez, el pecho en llamas ácidas, la ceniza con miedo a volar)
(y los judíos, pequeños apiñados en el vagón que entra en el túnel, aprietan papeles en sus puños, oraciones de difunto, el nombre del culpable escrito con voz antigua, llanto de fango a través de los siglos sin luz)
(y la ciudad era la misma ciudad de hace una semana, subterránea, negra, húmeda como el vientre de la única ballena, con todas las escaleras desembocando en un aparcamiento gris y tembloroso, desafiando las leyes de la física a tres kilómetros de profundidad, imágenes pixeladas de una cueva caliente, una mina de carbón donde no despertar nunca, sueño dentro del sueño dentro del sueño y de la vida que el exilio me envuelve)
(esos esquemas eran catedrales levantadas en el infierno colombiano, puños de esclavo encima de la mesa, ojos del culo abriéndose hambrientos ante el paso de trenes de látex color carne, vagones llenos de judíos holandeses, canciones escupidas en susurros, caminos de saliva a través del bosque y la ciudad de hierro)
(la chica que está delante de mí en el autobús hojea una moleskine en cuyas páginas hay esquemas dibujados a lápiz de estructuras arquitectónicas, minuciosas acotaciones en letra diminuta, cifras en milímetros, tiene la cara brillante y las caderas anchas, escribe mensajes de whatsapp a toda velocidad mientras, de fondo, el sueño de los adolescentes esqueléticos que vuelven a casa con la lengua pastosa y la nariz llena de mocos se espesa en mi nuca, pienso en cómo me ahogaba esta noche, en un barco con rumbo a eivissa que se hundía a doscientas once millas de la costa y en cómo no podía salvar a nadie y el terror de los cuerpos flotando, desnudos y brillantes en la noche de bodas de j roig)

viernes, 10 de octubre de 2014

(los días que ensucian los pies y hinchan las rodillas y apagan los ojos, se confunden de año, se estrellan como insectos contra las frases de disculpa)

miércoles, 8 de octubre de 2014

(el hombre del video y yo nos corremos al mismo tiempo: él, en la boca hambrienta de una suicide girl de tetas grandes; yo, sobre un kleenex lleno de mocos, caminos paralelos hacia ningún lugar aquí)
(me cuesta respirar y no es la adicción a la oximetazolina: ahora mismo, cada palabra de la mujer que está delante de mí y ladra histérica es una patada en el pecho, un desagüe en la garganta, un recordatorio de mi precio como puta)

martes, 7 de octubre de 2014

(boca de vertedero a las nueve de la mañana: la enfermedad trepa por los muslos, se confunde con los pies sucios y el sexo húmedo, apesta mientras àngels grita sus gritos preferidos, ella contra el mundo y contra todos y la profunda estupidez humana más allá de su pellejo blando y sudado, días sin ganas de ser días, días aplastándose, días vomitando, días lloriqueando, días sangrando por el culo. días con boca de vertedero a las seis de la tarde: el puño en el pecho, como una araña que debería latir más deprisa, caminar desnudo, hervir agua, leer un poco, encontrar huesos humanos en la bandeja de entrada del correo electrónico, en cualquier canal de televisión, en la voz a fogonazos al otro lado del teléfono)

sábado, 4 de octubre de 2014

(sueños dentro de sueños, una vida asfixiante y llena que no voy a encontrar nunca)