viernes, 28 de febrero de 2014

(en la calle balaguer, a la altura del número veinticinco, hay un agujero de cincuenta centímetros de profundidad, cemento y hormigón y arcilla roja rodeada por torpes vallas azules y viejos que discuten con pasión de ingeniero sobre el color de la tierra y las antípodas y cómo desde hace días y cómo nadie quiere)

(en la calle balaguer, a la altura del número treinta y tres, en el alféizar de una ventana a pie de calle, una dentadura postiza sobre una servilleta de papel, húmeda, rosada, latiendo como un coño huérfano)

miércoles, 19 de febrero de 2014


(te queda bien el abrigo, qué elegante, dice enric fàbregas, a cuántos has mentido para llegar aquí, al mismo sitio que yo o el jimi, te acuerdas del jimi, dice enric fàbregas)

(sueño con enric fàbregas y está amarillo y sucio y tiene las manos ásperas de yeso, blanquecinas, con los dientes cortados en diagonal, flaco, con la piel demasiado grande y sudada. sueño que hablamos y siento que es una amenaza a pesar de su sonrisa y sus palabras tensas, algo parecido al mismo agujero en el que nos peleamos la última vez que estuve con él y despierto, bar las rejas, año noventa y cinco, los dos por el suelo con las gafas rotas. sueño que camino detrás de él y imito su cojera, que aprieto el puño americano del bolsillo del abrigo y tintinea. pasan las horas y los días, me masturbo un poco: sé que tengo un tren de mercancías recorriéndome la espalda aunque no estalle)

domingo, 16 de febrero de 2014

(cé diecinueve, el único usuario avanzado que no conozco, roba caballos, es el enemigo a derrotar por todos los padres de familia y los cortadores de diamantes, si escribo su nombre en google, el buscador me devuelve una serie interminable de siete delitos en cascada, imágenes del mismo travestido en un batín de seda)

sábado, 15 de febrero de 2014

(el amor de nuestras vidas está entre los muslos de las chicas rusas de la mesa uno, en la parapléjica agria de la mesa tres, en la pija con bulldog francés de la mesa dos, en las gafas azul cobalto del muñoz-escassi de extrarradio de la mesa cinco, rayos de sol a mediodía hirviendo en la piel, escupiendo en las pocas nubes)

(una mujer baja en bicicleta por la carretera de l'arrabassada, la rueda trasera empieza a hacer extraños hasta que el neumático se sale, ella frena, yo tiro botellas vacías en un container, carles rovira está a mi lado, pienso que si en algún momento de mi vida tuviera que decir el nombre de alguien realmente importante, diría el suyo, en ese momento el cielo se llena de aviones que caen a plomo sobre la ciudad de barcelona, primero uno, después otro, después todos, despierto)

(tengo dieciséis años y entre clase y clase salimos a fumar al rellano del segundo piso frontal; nuestra aula es la del fondo a la izquierda. carles rovira sube las escaleras desde el primer piso, camina muy pegado a la pared del pasillo y tiene una paciencia infinita con nosotros, un enjambre de humo y carne humana sin el más mínimo interés por wittgenstein, amén)

jueves, 13 de febrero de 2014


martes, 11 de febrero de 2014

(siguiendo el muro de hormigón hasta la última habitación después del túnel, antes de la torre, allí tienen grandes máquinas a ras de suelo colgadas del techo con gruesos cables amarillos y cadenas, caminamos a través de ellas como en un laberinto que resopla vapor de aloe a quinientos metros por segundo, gente que no conozco, compañeros de viaje que caminan de la mano, a trompicones, viejos reyes vencidos en silesia que hablan del mar contaminado, gris y espeso, casi inmóvil a pesar de las crestas y las cimas, cuatrocientos kilómetros, quizás más, quizás hasta cerdeña aunque nadie lo sepa con certeza porque nadie se atreve y todos los barcos arden en el puerto y en la playa, todo por culpa de esas máquinas que heredará el hombre que duerme en la limusina del garaje, borracho, con el pecho lleno de gatos en celo que maúllan hasta que despierto)

sábado, 8 de febrero de 2014


(una casa pequeña en una isla, un bosque, un lago, más casas, más islas, más bosques, más lagos, una aguja y un pajar)
(gregor dzundza cuenta minuciosamente cada niño en el teatro de los niños, cada viejo enfermo, cada mujer, cada cabeza de pescado, cada tren que llega y a qué hora. mi hermano llama por teléfono, tengo un boxer de seis meses, si tú no lo quieres lo dormirán esta tarde. la sola imagen del cachorro muerto me atosiga hasta despertar lejos, donde sea)

lunes, 3 de febrero de 2014


domingo, 2 de febrero de 2014

(fantasmas azul cobalto que caben en el hueco de mis manos y me pudren las arterias mientras un paso y otro y otro más hasta que pierdo el control y entro a patadas en ese bar que hace esquina, mujeres de fósforo y strass cantando sultans of swing, fumando caballos de oro, imposible entender qué queda si las desnudan, si dejan de moverse o sonreír)

(el sonido de esta guitarra, una fender jaguar del sesenta y tres, ahora es increíble, todo es las pastillas nuevas, las mismas dimarzio de nácar de aquella gretsch, la white falcon, la que no toco ni tocaré. el brazo izquierdo de jeremy —mi brazo izquierdo— es un molino de viento, es una batidora, es una motosierra capaz de convertir en petróleo cualquier cosa viva en cien kilómetros a la redonda y yo sólo escucho, cierro los ojos, intento respirar la electricidad en las tripas de mi vox cuando él está dentro de mí)
(i can't breathe until i see you waking / watching as the scars fall from your eyes / into a world that you may not remember / i hope you die / i hope you die / i hope you die / i hope you die)

sábado, 1 de febrero de 2014

(llovizna en la carretera de santiga, un perro empapado cojea en el arcén, junto al bosque —quién abandona un griffon korthals, un buen perro de caza—, paco conduce evitando los badenes, gigantescos camiones, monstruos blancos, rojos y amarillos con matrículas de francia, de alemania, mientras hablamos de trabajo y asfalto y pistolas cromadas en el pecho, el animal lame mis manos, muerde mi corazón, escarba en él como se escarba en las bolsas de basura cuando no hay nada que comer, oscurece y siento asco de la gente, sacos de grasa y cicatrices que lloriquean feliz cumpleaños, cómeme la polla o una barra de pan, canciones de walt disney)