miércoles, 30 de abril de 2008

soñé con rafa. mientras cruzábamos portugal en tren, le confesaba que no había leído su último correo electrónico. él se reía y me decía en lisboa nos espera trabajar duro. con sacos de arena, moviéndolos de un sitio a otro. habrá público mirándonos, sí, pero en el viaje estamos solos. la culpabilidad empieza con el ring del despertador. se irá pasando con el día

todo el tiempo escondido detrás de la pantalla. acabar con los nervios rotos, deseando que acabe todo de una puta vez. dentro de un rato saldré a cenar con mis amigos, y después, un concierto. canciones que no me dicen nada pero ahí estaré, intentando demostrar un poco de humanidad mientras fumo y fumo sin parar

martes, 29 de abril de 2008

a estas alturas, la historia de josef fritzl ocupa todos los noticiarios de este rincón del mundo. el viejo es la clase de monstruo que aparece de vez en cuando para recordarnos que, justo debajo de nuestra confortable vida de consumidores extasiados con la novedad, existe un horror que no llegaremos a entender nunca. un minotauro en su laberinto, exactamente la clase de historia que me gusta leer siempre que no hay bombas
es un momento del todo irreal. la cena se enfría, estamos follando y no dejo de pensar en cuánto más podré aguantar allí, entre sus piernas. las luces parece que se van yendo poco a poco, pero quizás soy yo el que se apaga por dentro. he deseado tanto este momento, que no puedo entender cómo me odio tanto una vez que he llegado hasta aquí

acábate de una vez por todas, por favor te lo pido

lunes, 28 de abril de 2008

el teléfono es un animal callado encima de la mesita de noche. un cordón umbilical eléctrico que alimenta su corazón de litio, bombeando despacito. no quiero pensar en él. así, las llamadas pendientes y los mensajes sin responder sedimentan en un polvo fino que me hace sentir culpable. me siento culpable por casi todo. siempre es así y cada vez es más ridículo. debería reeducarme antes de que se me note demasiado. no sé hacer que las cosas sean perfectas y que duren para siempre. tarde o temprano se acaba viendo que no

gente que conozco desde hace un millón de años pero que cada vez son más extraños para mí. creo que ya no entiendo ni el idioma que hablan y tampoco hago nada para que esa situación cambie. la relación con mis jefes es amigablemente distante. ya no espero nada más. he echado a andar, alejándome irremediablemente del punto de partida. hoy llovía un poquito al salir del trabajo. uno se podía resbalar en las esquinas, pero no, tampoco

un tipo que conozco desde hace años habla en la televisión. con un micro delante, divaga acerca de lo importante de los trenes de alta velocidad a lleida y tarragona. sobreimpresionado, su nombre: josé luis pérez. la última vez que nos vimos, él estaba en la acera de enfrente a la mía. nos separaba un semáforo en rojo y diez metros de asfalto en la carretera de barcelona. absolutamente nada más. termino de ponerme los calcetines, ocho y diez de la mañana. después viene el resto de cosas, así, sin orden. pensar en la rutina de los días que pasan y cambiarle las cosas de sitio para que sea un poco más entretenido estar aquí

domingo, 27 de abril de 2008

duermo toda la tarde del domingo. soy incapaz de encadenar más de dos ideas que sean coherentes. más contradictorio y errático que de costumbre. me duele la polla. no es una metáfora. físicamente me duele la polla. leo fun home, de alison bechdel, el segundo de los libritos de ayer. es amargo, tanto como el naranja de la portada

(mi madre se empeña en contarme que mi hermano está saliendo con una chica. como si me importase algo la felicidad de los demás. vomitaría)

sábado, 26 de abril de 2008

sábado. una colección de actos previsibles. esta mañana he comprado dos libritos en norma comics. he empezado a leer cualquier sencilla intimidad, de jeffrey brown, cuando estaba esperando el tren de vuelta a casa. me gustaría saber hablar de la gente a la que he amado con esa belleza. a mí sólo me salen silencios como cráteres

(escucho las conversaciones de la gente en el tren. me resulta inevitable. también la música de sus mptres. miro a la chica que está justo enfrente. tiene acné alrededor de la boca y una gorra que dice no fear. podría ser mi hija pero elijo desnudarla poco a poco)

viernes, 25 de abril de 2008

mierda. estornudo hasta que me duele la cabeza. los ojos se me caen mientras caliento agua para poder cenar alguna cosa. medio minuto en el microondas es tiempo suficiente. me encantaría ver cualquier cantidad de películas coreanas esta noche. o japonesas. o irme de putas si tuviera dinero en el bolsillo. mañana hará calor y hace un rato lavé unas chancletas, pero ahora tengo frío y una chaqueta de lana realmente fea. nada que ver con estar a la moda

(lo que nos espera, el capítulo número nueve de la cuarta temporada de perdidos —me resisto a llamarla lost—, está casi descargado. esta noche mi plan es una isla que no es desierta. suficiente en el fondo)
es una sensación realmente agradable. cierro los ojos. una corriente eléctrica de bajo voltaje me recorre la polla. me encuentro excitado y no sé por qué. me gusta que no se me pase. y tumbarme en la cama con las manos en los bolsillos. y que siga siendo viernes por la tarde, por muchas pajas que me haga

jueves, 24 de abril de 2008

el euríbor sigue subiendo. a pesar de ello, el trabajo es el centro de mi vida. invierto un montón de horas en una actividad que no me hace especialmente feliz, pero que necesito para poder ir pagando las facturas. hay días en los que no pienso demasiado en ello y eso me permite estar contento y sonreír. hasta hacerme una paja me permite. pero hay otros días en los que la sensación de pérdida de tiempo se hace tan grande y pesada como un motor de avión. hoy es uno así. a punto de llegar a la meta volante del viernes, me estrello con un jueves de mierda

pero no debería quejarme porque hay más cosas. a veces hago cosas bonitas o me atrevo a experimentar un poco. últimamente como bien y raramente cago sangre. poco a poco iré dejando la medicación y muy pronto llegará el verano. con algo de suerte, quizás conozca a alguien con quien follar no se convierta en un suplicio para ambos. me río de verdad cada vez que juego con betty y me apetece volver a fumar. tengo algo de esperanza, pero no sé en qué. es casi como creer en dios. además, tengo amigos

intento que días de mierda como el de hoy no me jodan del todo

miércoles, 23 de abril de 2008

un video de amnistía internacional que nos enseña de una manera lírica cómo se tortura. es pura poesía que te ahoguen. ahora se llama waterboarding. en las alcantarillas del estado español se llama hacer la bañera. una pizarra llena de diferencias mínimas entre basora, guantánamo y intxaurrondo, con muchas flechas relacionando los tres sitios

mikel zabalza conduce autobuses en donosti. el veintiséis de noviembre de mil novecientos ochenta y cinco es detenido bajo la acusación de colaboración con banda armada. trasladado al cuartel de intxaurrondo, es torturado hasta morir. la guardia civil no es tan poética como amnistía internacional

la guardia civil emite un comunicado en el que denuncia la fuga del mencionado conductor de autobuses —que no sabía nadar— mientras era escoltado por dos agentes para la localización de un zulo. su cuerpo aparece tres semanas más tarde en una zona del río bidasoa ampliamente rastreada hasta el día anterior al hallazgo del cuerpo. allí no había nada.

investigaciones posteriores revelaron que el cuerpo del ciudadano mikel zabalza garate —que apareció esposado— se mantuvo en un piso del mismo cuartel, convenientemente metido en una bañera llena de agua del río. también le fue inyectada agua en los pulmones en un intento de falsificar pruebas. pese a ello, la hipótesis de la huida es, hasta hoy, la única verdad oficial sobre esta muerte

uno de los agentes que declararon sobre la falsa fuga del sospechoso de colaboración con banda armada —pues no se pudo probar su pertenencia a eta— fue el teniente gonzalo pérez garcía. años después, el veintidós de enero de dos mil cuatro, y cuando ya era comandante de la benemérita, un tiro en la cabeza acabó con su prometedora carrera en bagdad. duro como era, aguantó once días antes de morir

no tengo fuerzas para pensar ni en cerdos, ni en sanmartines. buenas noches
tengo un montón de miedo a no saber hacer las cosas que los demás sí saben hacer. a ir caminando por la calle y que el suelo se hunda. a que se hundan todos los edificios en los que entro. a estar en una cola y que me toque el turno. a que alguien que no conozco se dirija a mí y no saber qué contestar. a querer más de la cuenta. a tener cosas que hacer y que eso me obligue a salir de casa. a mirarme en un espejo y verme gastado. al ruido que hacen las cosas que viajan demasiado deprisa. a no ser feliz nunca. a darme cuenta de todo. a no entender nada y no poder decírselo a nadie

martes, 22 de abril de 2008

un sobre en el buzón. una carta escrita en buenos aires pero matasellada en barcelona. mi nombre y dirección en un lado y, al dorso, una a minúscula con un signo de admiración. está cerrada con cinta adhesiva. dentro, un trozo irregular de papel con palabras escritas, la carta que te prometí. detrás, un pez dibujado. también una foto: gaviotas, montañas nevadas y agua. detrás de la foto, exposición de gustavo soto. ana ya volvió y aquí todo se está muriendo poco a poco

lunes, 21 de abril de 2008

me obligo. esta tarde he salido un rato con cisco. dos claras él y dos nesteas yo. frutos secos para devorar antes de cenar. hablar de cualquier cosa que tenga como punto de partida el trabajo. a ratos me quedo muy callado. se quiere hacer un tatuaje. proponemos dibujos, medio en broma, medio en serio. no hay nadie más en el bar y hace un poco de frío. volvemos pronto a casa

(hablamos de las nubes hermosas al final del cielo. y de las casas que están tirando abajo para construir pisos. y de esa chica, la que me saluda con una sonrisa. y de que mañana será martes y que ya queda menos, aunque no sabemos bien para qué)

me obligo. me hago una paja sin ganas, me quito los zapatos, enciendo la televisión en un canal de noticias, pongo música, lleno la casa de ruido desordenado. tiro un radiocassete a la basura y también una jarra de cerveza sin estrenar y una caja roja llena de papeles. de repente, me siento un poco más libre y con las manos sucias, como ásperas
una ciudad que no conozco y una calle que está poco iluminada. a mi izquierda, casas antiguas con las puertas cerradas y luces amarillentas en las habitaciones que dan a la calle. sombras a través de las cortinas. fantasmas dentro de televisores encendidos. a mi derecha, la vía del tren. pienso obsesivamente en volver a casa. estoy lejos y es tarde, dentro de poco cerrarán las tiendas. un niño con la boca sucia de chocolate que grita señalándome. camino deprisa, busco una casa concreta, la que tiene la puerta entreabierta, justo al lado de una panadería. no hace falta que llames, me dijo por teléfono. es como un túnel hacia otro mundo. dentro, todo está desvencijado, sucio, muerto. una vieja sin piernas en una silla de ruedas me sonríe. ahora viene alicia, me dice. me siento culpable por estar allí, pero lo he esperado toda la vida. alicia es mi hermana, se ríe. la vieja tampoco tiene dientes

alicia tiene una piel suave de mil años y me dice guarradas que me hacen olvidar por un momento lo que estoy haciendo allí. siéntate ahí, que quiero enseñarte. me frota el sexo por encima del pantalón. te correrás en mi boca?, me pregunta. sí, murmuro apenas. se le ha corrido el pintalabios y la mierda se amontona en la habitación, colchones sucios y bolsas de supermercado cerradas con dos nudos, a punto de estallar. estoy temblando, quiero volver a casa, quiero irme de allí y volver a casa. suena el despertador y es lunes otra vez

domingo, 20 de abril de 2008

mi cabeza es una película con música de mccarthy. el cubano gordo que está sentado frente a mí. la chica de ojos hundidos y cansados que está a su lado. ella tiene las uñas descuidadamente pintadas de negro. él mira por la ventana y tiene una virgen de oro en un colgante. yo intento leer pero a veces me siento líquido por dentro y tengo que concentrarme fuerte para no cagarme encima, apretando mucho los dientes y los muslos. supongo que estoy nervioso. el día, a pesar de todo, es tremendamente azul

mccarthy, pop antes de stereolab. a mi izquierda, dos chicas comen manzanas verdes y grandes. a mi derecha, un chico come las patatas de su menú completo de mcdonald's. el aire se llena de olor a grasa frita. habla con una chica morena que vuelve a casa porque sus compañeros de piso desaparecen durante el fin de semana. a ella le da palo quedarse sola en la capital. a mí me encanta estar solo, de hecho, todos y cada uno de los movimientos que hago —y sé que suena contradictorio— son para estarlo cada día un poquito más, confortablemente uno mismo

unas guitarras sencillas y hermosas, una voz que enamora, así es mccarthy. antes de la chica de ojos hundidos y cansados, otra chica que se acomoda con la intención de estudiar un ratito en el trayecto. un chico por el pasillo se acerca hasta ella, que sonríe sorprendida ante la coincidencia. él la besa en la cabeza y ella le besa las manos con ternura. él propone buscar un sitio para sentarse los dos juntos. ella coge sus cosas y se alejan, cambiando de vagón. él tiene la sonrisa bonita y los dientes grandes. ella es muy joven y tiene las caderas anchas. se han querido en algún momento antes de hoy. intento imaginar cuándo y sólo se me ocurre una fiesta de fin de año. después, viene la chica de los ojos hundidos y se desploma en la butaca, olvidándose, con la mirada perdida en algún sitio al fondo del vagón. la imagino desnuda y la abrazo instintivamente. en mi película, la casa es luminosa y ella huele bien. me resisto a pensar cerdadas porque sé que nunca podría hacerla feliz

sábado, 19 de abril de 2008

el camarero es filipino y nos atiende con pereza. una clara para carme y una botella de agua natural para mí. hablamos de ella, de su hija de diez meses, de la muerte de su madre, de cuando estudiaba, de la relación con su ex. la escucho con atención. me gustan sus manos porque son masculinas. me fijo en los clientes de las mesas de alrededor: un chico solo, varias parejas, una familia con la abuela en silla de ruedas. hace frío en la terraza y carme se cubre con un chal a rayas grises y negras. yo me encuentro bien

(he dudado hasta el último momento, pero al final estoy aquí. una más en toda esa infinita lista de personas a las que sólo veré una vez a pesar de su sonrisa y de la mía. no había que dilatarlo más. ya está, nos hemos visto, ya no hay razón para vernos otra vez. relaciones con fecha de caducidad desde el mismo momento del inicio. en el tren de vuelta a casa, unos árabes me preguntan en francés por la estación de sants. no tengo ni puta idea de francés, pero le indico, en un horario que llevo en el bolsillo, que su destino llegará a las seis y cuarenta y seis, pero que más o menos. me gustaría explicarle que el transporte público en españa casi siempre es una mierda, pero no es necesario. todos sonríen y me siento un poco incómodo. miro por la ventana: masas forestales ganadas a la nada, con bosques tristes en los que los árboles crecen perfectamente alineados, con una separación de cuatro metros entre ellos. exactamente lo que uno espera de la vida)
todo es deliciosamente amarillo esta mañana. miro la caja granate de amoxicilina. tomo antibióticos —moderadamente— para el dolor que no me ha dejado tragar estos días atrás. dos bolas con pus a ambos lados de la garganta si abro la boca delante del espejo. y el riesgo de tomar antibióticos, ahora que estoy medio bien o aceptablemente bien. entero

porque hago una vida más o menos normal. ayer, en la cena con mis amigos, los temas de conversación iban de un lado a otro de la mesa, triviales y desacomplejados. pero eso fue al principio. cuando marcharon josep maria y irene y gina, la cosa se volvió más apesadumbrada. la insatisfacción por nuestras vidas se acabó convirtiendo en la gran protagonista de nuestras palabras. escuchar el closer tampoco ayudaba demasiado en ese momento, pero qué canciones tan desoladoras, perfectas, preciosas. más discos, más tabaco y hasta que todo el hielo se acaba. vencer los días malos con anestesia en un vaso

(no sé luchar con la pasión que daniel pone en las cosas que hace. hace años sí, cuando compartíamos sueños-sobre-un-mundo-mejor, pero ahora es algo que he olvidado. ahora sólo me conformo, incapaz de concretar con qué exactamente)

viernes, 18 de abril de 2008

de animales moribundos. salgo de la ducha, me seco con cuidado la piel cada vez más vieja, escupo saliva que aún tiene algo de la menta de cuando me lavé los dientes. en el espejo me veo gastado y solo. mis amigos me esperan para cenar. con un poco de suerte me comportaré como una persona. me apetece comprar tabaco y fumar mucho. me perderé algunos ratos de la conversación pensando en el desorden que me aplasta la polla. en una imagen del futuro, me veo sentado en un tren. es de día, sigo leyendo plataforma y miro por la ventana. me podría bajar en la próxima estación, antes de llegar a destino, y desde allí llamar a la persona que me espera y decirle que no tuve valor. y que sí, que tenía razón: que entro y salgo, exactamente como mi padre hacía
milicianas, frente de extremadura, septiembre de mil novecientos treinta y seis. fotografía de hans namuth

jueves, 17 de abril de 2008

al mediodía llovió fuerte, mucho, con un estruendo que rompía el mundo. y después granizó, rompiendo esta vez las flores de los árboles. las aceras quedaron llenas de pétalos cadáveres y trocitos de hielo que se me antojaron bolitas de anís. después vinieron los párpados pesados y un pensamiento circular alrededor de betty, que con su perruna calidez fue lo único que me hizo sonreír de verdad en todo el día

miércoles, 16 de abril de 2008

la pornografía toma la forma de una mujer decapitada por su hijo en un pueblo de mierda. imágenes de archivo en las que ella habla. crónica de una muerte anunciada. necesito tener la televisión en mute ante algo así. me siento emocionalmente vulnerable, como si hubiera dado un paso más en una dirección en la que todo arde
no tengo nada que explicar. nunca tengo nada que explicar. sólo he sido feliz en un momento durante el día y ha sido algo tan poco confesable que mejor no decir nada

(se me acelera la cabeza. como si fuera una olla a presión en la que todo cabe: amantes, mamadas, trabajo, infelicidad, recuerdos, nombres, rutina, pasado, proyecciones, familia, suerte, distancias, ausencias, frío, sudor, putas, gente, ruina, muerte, perros, todo sirve para gastarme el verde de los ojos)

(moviéndose cada vez más deprisa, tanto que se acaban quedando quietas, quietas y amenazadoras, implosionando en una nube blanca dentro de la cabeza)

martes, 15 de abril de 2008

todos estos años sólo han servido para que todo lo que tengo (un catálogo de relaciones desastrosas, una larga lista de gastos fijos, un trabajo con criterio de estabilidad, una felicidad arrugada basada en acuerdos de mínimos) sólo sea un campo de minas por el que corro como un animal sin cabeza. y me gusta: tantos metros de largo por tantos metros de ancho, delimitado por una línea de tiza rosa marcada en el suelo. la gran aventura del capitalismo es de puta madre. todo lleno de orientales que sonríen, teléfonos que suenan, canales de televisión que sólo emiten mierda en technicolor. releo plataforma, de houellebecq. me gustaría ser como el protagonista y —en general— tener más huevos

(las minas estallan, pero sólo son heridas superficiales que me hacen estar un poco más fuera de mi centro, como una fotografía impresa fuera de registro en los folletos de supermercado que embuten en los buzones. uno sigue correteando sin saber qué decir. es miércoles, es españa y carme chacón parirá un patriota. me la imagino follando y siento arcadas)

lunes, 14 de abril de 2008

mierda. silvio se llevó el congreso y el senado y mientras me lavaba los dientes, vi que tenía cada vez más canas en la barba. a joxe arregi lo mataron a ostias en la comisaría. de eso nunca se habla en las noticias. creo que justo después me dieron ganas de apagarlo todo
hace tiempo que esto no es una encrucijada, no. buenas noches

domingo, 13 de abril de 2008

un joventut sin magia pero con efectividad gana la final de turín por veinticinco puntos de diferencia. un soldado nigeriano de la onu muere en haití de un disparo. la bandera del tibet se clona hasta la saciedad, despertando halos de simpatía entre amplios sectores sociales, algo que no sucede con la ikurriña o la senyera, por poner dos ejemplos geográficamente cercanos. el valor primordial de la vida humana, algo en lo que pensar de manera dispersa un domingo por la noche. mañana habrá algo sobre la república, leí en el gara

hace días que pienso en la extinción de las especies. malas películas de cocodrilos y pterodáctilos en la tarde de cuatro, supongo
también está empezando a florecer el naranjo. naranjas amargas con las que hacer mermelada. pan tostado en otoño con un poco de queso. el verano se termina y todo vuelve a empezar
comer, beber, fumar. hacía tiempo que no hacía esas cosas y me sentía bien, sin miedo ni culpa. primero el bar de paco, después el local, después la pizzería y otra vez el local. en la pantalla de televisión, el barcelona lucha desesperadamente para derrotar a un recreativo de huelva más que correoso. jacobo hace unas pizzas realmente buenas y no me importa beber alcohol. será sólo una vez, me digo. juank está sentado a mi lado y hablamos y me gusta. daniel al final no vendrá, pero eso todavía no lo sabemos

la noche acaba pronto. juank vuelve a casa en taxi y yo doy un paseo hasta casa. hace frío y me cruzo con algunas personas. me apetece una ducha porque huelo a humo. los espacios que antes eran nuestros lo son cada vez menos, así como están ocupados por pocoadolescentes que se beben cualquier cosa. somos los dos viejos de la esquina de la barra

he despertado temprano. hay algo que me ha pasado factura y no sé qué es, aunque puede ser una combinación de pizza de anchoas, cerveza y licor café. me he vuelto a dormir con frío. la televisión se ha quedado encendida con la programación infantil. la televisión para no sentirme más solo. he tenido un sueño hermoso

es de noche y estoy cansado. me resulta totalmente imposible llegar a casa. al pasar por la tienda de muebles de antoni felip (un edificio enorme y acristalado en la carretera de barcelona), empujo un poco la puerta y puedo entrar. todo está a oscuras, sólo iluminado por las luces de la calle. descanso un rato en un sofá de color blanco y me escondo al escuchar voces como de fiesta que vienen de los pisos de arriba. veo una sombra que baja las escaleras. la voz es de pedro belmonte, un antiguo compañero de instituto. la sombra no es suya pero eso no importa. abre una puerta y saca un tipo largo que vomita. está empapado y ambos suben de nuevo las escaleras. creo que no me ha visto, pero dice en voz alta que él vive allí, quédate el tiempo que necesites, cuánto tiempo, luego bajo, vigílame la moto. la busco con la mirada y está en un rincón cerca de la puerta de atrás, encendida y con un cuchillo clavado en el asiento. la puerta ha quedado abierta y escucho un ruido de agua que corre. intento cerrar los grifos de la ducha, pero me resulta imposible. me empapo, me resbalo, me caigo. cuando me doy cuenta, está lleno de chicas y chicos que bailan. una de ellas me ofrece una toalla y entabla conversación con palabras vagas. zapatos de tacón blanco y pantalones diminutos. me pregunta si me gusta marlango y le digo que no demasiado, que lo puedo escuchar, pero que no es lo que me hace feliz. sonríe y me abraza un poquito. ya tenemos una cosa en común, me dice. bajamos una escalera. en un subterráneo, un comedor preparado con manteles de cuadros. caminamos por los pasillos y de vez en cuando nos miramos. ella sonríe y despierto justo cuando comprendo que es la misma sonrisa de piedad

sábado, 12 de abril de 2008

cuando tienes síndrome de marfan, tus vasos sanguíneos están expuestos a rotura. la aorta —la principal arteria del cuerpo humano— pasa por el vientre. ellas deberían evitar el embarazo, pues existe riesgo para la vida de la madre. toda esa información es como un flash mientras espero un tren. leo el chicago reader, una revista rediseñada por enric jardí. estoy en una inmensa estación subterránea llena de luces amarillas. la ciudad que está por encima de mí es madrid y estoy a miles de metros por debajo de fuencarral. colecciono fusiles de asalto que compro por internet a veteranos de guerras lejanas. una voz de mujer anuncia la próxima salida. tengo pánico a entrar. suena el teléfono y me despierto. daniel, que cómo nos veremos esa noche

viernes, 11 de abril de 2008

querer dormir no es suficiente para poder dormir. ha pasado el tiempo. una llamada de teléfono de alguien que intenta localizar a mi hermano. miro por la ventana. está oscureciendo y me apetece emborracharme, aunque sé que no debo. me apetece largarme de aquí, pero que no me espere nadie. me apetece sentir el frío en las mejillas y caminar con las manos en los bolsillos. el manzano del patio está empezando a florecer, ajeno a esta primavera triste que se cae encima. escucho música y no dejo acabar ninguna canción hasta que wir sind helden me hacen llorar de emoción. no sé por qué mierda, pero sí, tienen mil veces más huevos que yo
viernes y estoy ultracansado y gris, frío como el día. hace aire de lluvia y ojalá. las hojas de las plantas en el patio parecen más verdes y tiemblan un poquito con el viento. no sabría alejarme de aquí

he salido tarde del trabajo. me he quedado veinte minutos más tomando medidas a un desplegable que tendré que hacer el lunes. una mierda como otras mierdas más, y así hasta llenar a rebosar el disco duro más grande de la tienda. hojeo las primera páginas del diario mientras como, leyendo en diagonal porque ya no sé leer de otra manera. comer por comer, sin ganas. necesito dormir un rato antes de que me estalle la cabeza o la polla o yo qué sé

jueves, 10 de abril de 2008

cansancio. hago todo lo que se espera de mí, y lo hago lo mejor que puedo, aunque muchas veces no sea suficiente. pienso en todas las oportunidades perdidas, sea de la índole que sean. soy algo parecido a un fraude, aunque un número indeterminado de personas se empeñe en verme como alguien en quien confiar. me quedo como desconectado mirando la televisión. anuncios sobre la vida ideal que nos espera en polaris world. betty tiene ganas de jugar pero yo apenas sé dónde tengo las manos. ella me las lame y me mira con sus ojos redondos de perrita con pedigree. su alegría eléctrica me obliga a sonreír. en la televisión, partidos de baloncesto que se mezclan con imágenes almacenadas en algún lugar de mi cabeza. el barcelona pierde en tel-aviv y el joventut gana en turín. will bynum hace un mate estratosférico ante ersan ilyasova. esta tarde he estado en el acupuntor. tras veinte minutos de una paz anaranjada y caliente, adormilada, se suceden tres cuartos de hora de mirar el techo, cerrar los ojos, bostezar, no moverme, de pensar y pensar y pensar, como si tuviera los dedos metidos en un enchufe. cabeza de tren muy espesa, con todos los días lo mismo, sin nada que decir. la tensión se acumula, mañana es viernes y hay un montón de planes para el fin de semana. qué querría hacer con mi vida?

(unas imágenes. sandra y yo bebemos cerveza negra en un bar cerca de su casa. me cuenta un millón de cosas de las que ahora sólo soy capaz de recordar que su ex, el padre de aaron, era un entrañable inútil que se dormía en cualquier tren. después, el recuerdo vertiginoso de sus besos me convierte en un enfermo)

miércoles, 9 de abril de 2008

diecisiete minutos y treinta y cinco segundos. al otro lado del teléfono, ana tiene voz de aurora boreal, así, simplemente bella. las ganas de verla, de rozar sus dedos y ver cómo estalla —porque estallará, aunque sea poquito a poco—, alcanzándome de lleno la onda expansiva, dibujan un ovillo que no se deshace fácilmente y que es tan amenazador como cálido si respiras de él
ana carbó es un coche bomba y yo soy la clase de tipo que continuamente necesita explosiones en su vida

así que cuando veo un mensaje suyo en el móvil, anunciándome que acaba de llegar a barcelona, en el primero de una serie de viajes periódicos a la ciudad por motivos de trabajo, y que si quiero verla ya sé lo que tengo que hacer, el corazón se me acelera en un vuelco, la rutina del día se desplaza unos milímetros de la ruta prevista —los milímetros que apartan nuestra vida del desastre— y dejo de pensar con claridad. sigo trabajando, sí, pero realmente tengo la cabeza en el universo paralelo que vive entre sus piernas y un millón de recuerdos vinculados a su boca y a su cerebro. algunos me aterran y otros, por el contrario, son pequeñas gemas de sol

hay madrugadas en las que ella me acompaña, pero no se lo digo desde hace meses, porque no sabría cómo ni por qué. ella y yo teníamos siempre otro millón de palabras muy amargas dispuestas para jodernos la noche. yo más, sí, ya sé. ella sacó lo peor de mí

pero supongo que no importa todo lo que haya sucedido en los últimos meses: ahora sólo quiero que todo estalle una vez más. qué es lo que tengo que hacer? marcar un número de teléfono, quedar en un sitio, hablar, reírnos? puede suceder algo más? no lo sé, sinceramente. de momento, sus teléfonos suenan y suenan, en un latido eléctrico que todavía no es voz

picor en la garganta y un montón de canciones en la radio

martes, 8 de abril de 2008

treinta y seis fotografías de jock sturges. me gustaría que todo fuera diferente y poder mirarlas sin culpabilidad. entrar dentro de esas imágenes y acercarme hasta poder sentir la misma luz acariciando mi piel. cerrar los ojos, porque todo eso pertenece a otro mundo, a uno diferente a éste en el que sueño con incendiar ciudades. aquí hay algo extraño que ahoga el aire y se llama pecado, se llama límite que no debes cruzar
he pasado los últimos diez minutos de mi jornada laboral mirando horarios de trenes y de autobuses. tengo una necesidad enorme de largarme de aquí y da igual a dónde. me pasa periódicamente, eso de querer huir. después de eso, he apagado los ordenadores, las impresoras y las luces. he cerrado las dos puertas y mientras bajaba las escaleras me ha dado por pensar en que el aire en la calle era deliciosamente gris, como cargadito de lluvia. me hubiera encantado un diluvio y poder mirar hacia arriba para que me cayeran las gotas en la cara

(hace días que recojo el agua fría de la ducha en un cubo azul celeste realmente precioso. unos diez litros que, sumándose, sirven para regar las plantas. viene el desierto con tártaros escondidos en sus noches)

lunes, 7 de abril de 2008

he engordado hasta límites vomitivos. me muevo pesadamente por el piso en penumbra porque me aterra la luz. he conseguido que nadie me busque ni me eche de menos. grapo cartones en las paredes, cartones recortados de las cajas de medicinas que tomo para seguir en el mundo. nombres, millones de nombres de fármacos. tengo una cinta con la voz de mi madre que repite la palabra mentiroso como una letanía. es un sueño profundo del que me despierta la luz que entra por la ventana. ya es de día

esta mañana me quedé dormido. olvidé poner el despertador ayer por la noche, mientras miraba cualquier mierda en la televisión. sin apenas tiempo, me he tomado las pastillas sin respetar las normas de uso (media hora antes de, veinte minutos antes de). en el trabajo he seguido dibujando planos. siento que no puedo esperar nada más y lo que es peor, que no merezco nada más. lunes, con el corazón a mordiscos

domingo, 6 de abril de 2008

obsesión por las ciudades. he descargado la versión gratuita del google earth y he empezado a dar vueltas por el único mundo que conozco, el que sale en la pantalla del ordenador y sabe que esos son sus límites precisos. recorro calles y avenidas de ciudades en las que no estaré nunca, fijándome en las anotaciones que otros usuarios han ido dejando, fotografías, entradas de la wikipedia, cosas así. la vida se esconde detrás de ese millón de píxeles que late y erosiona mi cara cuando me quedo demasiado quieto. en rigor, sería exactamente lo mismo rociar con queroseno lima que pretoria, y esperar a que un hecho fortuito encienda todas esas llamas en mitad de la noche

y el fuego también aquí, el extrarradio
sueño con escaleras. me da miedo soñar con escaleras. siento vértigo ante ellas y me quedo paralizado. al despertar, siento que siempre es igual. me tomo sólo la mitad de la medicación por la puta pereza de abrir otra caja. mañana será otro día. me paso la vida creyendo eso, que mañana será otro día. hoy es domingo y apenas sé decir nada sobre las cosas que realmente necesito. estoy envejeciendo a marchas forzadas. todavía no me he duchado. apesto. tendré que usar el triple de jabón para quitarme esa sensación de encima, de dentro. alguien insiste en martillear en uno de los pisos de arriba. a veces vuelve el silencio, pero sé que sólo es una pausa, un salto en el continuo. charlton heston ha muerto de viejo

(cenar, comer, hablar, ver la tele, escuchar música. los dedos manchados de aceite. el olor del pan tostado. hablar de política. cualquier película en la televisión. el asco que me da natalie imbruglia y todo en general)

sábado, 5 de abril de 2008

hace calor en la oficina de correos. coches aparcados en doble fila en una calle de cuatro carriles. el latido amarillo de los intermitentes. enfrente, un gran supermercado y naves industriales. un tren de lavado de coches. también una gasolinera. es un sitio feo y sucio para vivir. mientras espero mi turno, pienso en la privatización del servicio postal. pienso también en comprar el periódico y sentarme en un banco a leerlo. en el parque de la calle balmes hay viejos y niños. hace sol y noto una gota de sudor que baja por mi pecho. enviar mi carta ha costado un euro y dieciséis céntimos. subo pesadamente la calle cot y al llegar al cruce con calvari, siento que ya no sé a dónde ir. estoy exactamente en mitad de ninguna parte, con todo finalizado pero sin nada que empiece de una manera real

viernes, 4 de abril de 2008

dibujo un árbol en la parte de atrás de mi última nómina. después una rayuela. pienso en los números y en que también debería haber sitio para un cielo y un infierno. y una niña saltando y tiza, también tiza. si estuviera en casa, ese papel serviría de mantel y acabaría con un montón de cercos de color marrón clarito después de poner el vaso encima en posiciones parecidas, pero no idénticas. como estoy en el trabajo, lo cuelgo en el atril metálico en el que tengo más dibujos y cosas que apunto para no olvidarlas, como el tiempo que invierto en tal trabajo o en tal otro. la habitación está en silencio. con el cambio de ordenadores nos hemos quedado sin música. quizás hayamos salido ganando, pero ahora eso sólo es una intuición

envío a imprimir un documento con unas instrucciones para remaquetar un trabajo. mientras sale la hoja de la impresora miro ese árbol y pienso en cómo nos vestimos cada día un poco más o un poco menos, con colores, formas, texturas y tamaños, disfrazándonos, camuflándonos. pasa desapercibido ante nuestros ojos que lo realmente difícil es saber desnudarse. sí

todos estamos esperando que sea la hora, las tres de la tarde

jueves, 3 de abril de 2008

la ciudad —cualquier ciudad— es un espacio interior. que ardan todos los edificios sólo quiere decir que, en el fondo, me duele el corazón y que sigo teniendo miedo a vivir. aquí y allí son sólo circunstancias. los gritos se acaban convirtiendo en lo más parecido a un hogar en colisión permanente
gigas y más gigas se acomodan en el espacio asignado por el sistema en el nuevo disco duro. cosas que sirven y cosas que no en un enorme volcado de datos que dura horas. la certeza de que mucha de esa información no sirve realmente para nada porque ya está archivada en cds, y los cds en la estantería. cuántas cosas salvaría de las que conforman mi pequeño mundo? pocas, probablemente. sin embargo, la sensación de estabilidad crece en relación directamente proporcional a la cantidad de mierda sedimentando en los rincones, sean de mi vida, sean de c:

ahora sí, no te des la vuelta
empieza el verano y apenas tengo quejas

un millón de personas trabajando por nuestra seguridad. la vida en sociedad es una larga estancia en un hospital donde está prohibido el miedo y las ayudas sólo cuestan casi todo nuestro sueldo. deambular con los bolsillos llenos de monedas y, pese a ello, pobreza las veinticuatro horas del día. fotografías con colores saturados porque no es la realidad lo que quieres, no: lo que esperas es un mundo en technicolor, correos electrónicos en la bandeja de entrada, canales de televisión que sacien tu hambre de espiritualidad y que el sida nunca te coja

podemos añadir alcohol, pollas, pantallas planas de muchísimas pulgadas, dios, esperanza y adsl a cualquier hora. también un almanaque en el que no envejecer nunca

(sé que no empieza el verano, que todavía le falta. era sólo una amenaza. buenas noches)

miércoles, 2 de abril de 2008

esta tarde han traído ordenadores nuevos al estudio. pantallas más grandes, procesadores más rápidos, discos duros con más capacidad, casi infinita. están instalados de cualquier manera justo al lado de los antiguos. mañana empezaré un volcado de datos de uno a otro, a lo bestia, sin discriminar nada. después, el que ha sido mi ordenador desde hace tres años pasará al piso de abajo, donde será utilizado como máquina de escribir. el piso de abajo es un asilo de máquinas que nadie quiere

las células que forman mi cuerpo y el tuyo están moviéndose siempre en un constante proceso de renovación. así, somos una persona diferente cada cierto tiempo, da igual que sea cinco días, tres meses, quince años. una persona que tiene los recuerdos intactos, esperando algo que estalle dentro de nosotros para empezar a recordar, a anudar pasados y presentes. mientras, perderemos el tiempo en la cola de un cine, de lunes a viernes en horario de oficina o conjugando verbos ante un papel. una rutina de personajes secundarios de nosotros mismos

(recuerdo que te acaricio y no es de día todavía. me hace feliz dormir con mi mano entre tus nalgas, abrazarte fuerte, aunque ambos sepamos que sólo somos un instante que apenas podremos retener de una manera real. incapaces de ello, volcamos todas nuestras energías en perpetuarnos para poder ver en la sonrisa de ese chiquillo —nuestro hijo— al amante que nos hizo feliz durante un trocito de verano y que ahora ya no es porque, sencillamente, ya no puede ser)

martes, 1 de abril de 2008

las manos absorben los olores del mundo. el jadeo cansado de betty después de jugar con ella, con los dedos húmedos de saliva y los ojitos redondos y brillantes. la hostilidad en el trabajo cuando mis jefes se discuten sin levantar la voz. las páginas del diario lleno de noticias tejidas con palabras precisas y vacías. el jabón verde de fregar los platos con un poquito y el trapo rosa que sirve para secarlo todo y que se vuelve gris como yo con el paso de los días

me salen canas en la barba y es que ya casi tengo cuarenta años. el olor de mi polla un instante después de eyacular. el de las galletas de avena, que me dejan una playa dulce y lejana entre los dedos a cada mordisquito. el olor a sudor del gol de bojan krkic en el minuto doce del partido contra el schalke y el de tu coño que no puedo/quiero olvidar. sólo tengo que seguir la canción con los ojos cerrados y volver a tenerte a mi lado, rozándonos apenas, quietos, sin hablar

(ciento dieciocho muertos amontonados en la panza de un submarino. arriba, en vertical, ciento ocho metros de agua helada y negra. el kursk, el orgullo de rusia, es una tumba de metal triste, por mucho que las madres lloren)