lunes, 21 de abril de 2008

una ciudad que no conozco y una calle que está poco iluminada. a mi izquierda, casas antiguas con las puertas cerradas y luces amarillentas en las habitaciones que dan a la calle. sombras a través de las cortinas. fantasmas dentro de televisores encendidos. a mi derecha, la vía del tren. pienso obsesivamente en volver a casa. estoy lejos y es tarde, dentro de poco cerrarán las tiendas. un niño con la boca sucia de chocolate que grita señalándome. camino deprisa, busco una casa concreta, la que tiene la puerta entreabierta, justo al lado de una panadería. no hace falta que llames, me dijo por teléfono. es como un túnel hacia otro mundo. dentro, todo está desvencijado, sucio, muerto. una vieja sin piernas en una silla de ruedas me sonríe. ahora viene alicia, me dice. me siento culpable por estar allí, pero lo he esperado toda la vida. alicia es mi hermana, se ríe. la vieja tampoco tiene dientes

alicia tiene una piel suave de mil años y me dice guarradas que me hacen olvidar por un momento lo que estoy haciendo allí. siéntate ahí, que quiero enseñarte. me frota el sexo por encima del pantalón. te correrás en mi boca?, me pregunta. sí, murmuro apenas. se le ha corrido el pintalabios y la mierda se amontona en la habitación, colchones sucios y bolsas de supermercado cerradas con dos nudos, a punto de estallar. estoy temblando, quiero volver a casa, quiero irme de allí y volver a casa. suena el despertador y es lunes otra vez