domingo, 29 de junio de 2014

(lloro sobre las piernas de júlia aunque no pueda ver su rostro, un lamento ronco que empapa sus rodillas y sus muslos, flor de panamá)

sábado, 28 de junio de 2014

(el aire caliente mueve la buganvilla en el patio, dice que sí, duda un poco, apenas sabe. pienso en el piso de enfrente, vacío desde hace semanas. hay luz algunas noches, una luz que no se apaga hasta el amanecer y que se escapa a través de las persianas bajadas, una luz pequeña que esconde una vida diminuta y que deja que las plantas se sequen lentamente en las tres jardineras. pienso en las personas que vivían antes allí —una pareja perfecta, cualquier crío, un schnauzer miniatura— y en esa luz que se enciende a veces y me encuentra ahora)
(las conversaciones se solapan, aburren, enferman los huesos con fantasmas de otras vidas que no terminan nunca)
(desierto de días turbios. la piel quemada que se desprende de mi cuerpo no deja paso a nada, apenas pozos sin fondo, jaulas llenas de ratas mansas)
(inmóvil entre un río de cuerpos dorados, el niño negro mueve su espada láser, cortando el aire en diagonales perfectas, idénticas, la mirada perdida en un punto lejano dentro de mí)

miércoles, 25 de junio de 2014

(escaleras, pasillos, puertas cerradas, pomos siempre calientes, opacidad y oscuridad. acaricio la cabeza calva del hombre más poderoso —gafas sin montura, arrugas marcadas, discreta raya diplomática— mientras llora las tragedias de sus hijas sobre la mesa de caoba. pienso en prótesis mamarias y en el olor a humo monroe de mi ropa, imposible de disimular ante la mujer que amo y que me espera cuando deje de despertar una y otra vez, sonriendo con la boca llena de semen y la luz del sol)

martes, 24 de junio de 2014

(una hoguera junto a la autopista, hembras en llamas, mujeres capaces de hacer magia con la garganta, follamos de pie contra las columnas de humo, las puertas metálicas, las cascadas de sangre en la noche más corta del año)

lunes, 23 de junio de 2014

(te encontraría en cualquier planeta, dice enrique bunbury mientras deja atrás las sandalias y la bandolera y la cerveza en el bar chino de la calle riera, también los pantalones de artista y el blusón de lino mientras cierra los ojos y empieza a elevarse, corazón de incienso, de londres ardiendo cada día durante un millón de años)
(niños que salen atados a la calle, que mean arcos de oro en las aceras sin sombra, que dejan caer la bola de helado en el suelo de parquet de la librería o lamen las orejas de sus perros hasta empaparlas, que chillan como lechones fríos cuando juego a abu ghraib con sus madres y sus padres)
(sucesión de mensajes cifrados: voces, risas, pequeños golpes en el suelo, aleteos contra la pared, correos electrónicos en la bandeja de entrada de gmail, teléfonos que fingen no existir, arena en los ojos al despertar)
(me arranco los ojos y la lengua, las yemas de los dedos, la grasa del vientre, las venas llenas de fantasmas que ovillo en un único hilo de nylon fosforescente, consagro todos mis esfuerzos a olvidar todo lo aprendido en los últimos treinta años mientras digo que sí a todo)
(compro carne y compro zapatos, estoy atento a la tensa conversación que ingrid betancourt mantiene con su gestor: cuatrocientos cincuenta mil euros en una bolsa amarilla y las cabezas limpias de dos hermanos corsos tienen la culpa de todo, la sigo hasta el metro a través de escaleras de descenso infinito, de andenes vacíos que se superponen como los hilos de un telar, la vida en las minas y en los lunares de su espalda)
(es el mismo mauser sueco que siempre ha estado guardado en el armario, me disparo con él en la garganta o en el pecho, no siento dolor, sólo quiero calmarme la angustia de casa tomada o acantilado, sucede varias veces al día, nadie sospecha nada porque la rutina sigue durante décadas: se oxidan los mismos acordeonistas rumanos a pleno sol, las mismas canciones de exilio y victoria, las mismas familias rotas por dentro, gigantes y cabezudos)

domingo, 22 de junio de 2014

(uno. pago por sexo. el joven pelirrojo que me masturba en el sofá me habla en un idioma que no entiendo mientras beso su frente, sus mejillas. ha dibujado una cruz ortodoxa en mi frente, el amuleto contra la carne podrida)

(dos. vuelvo a los bloques en los que crecí, junto a la autopista. no parece haber pasado el tiempo: las mismas viejas, los mismos yonquis, las mismas putas, los mismos chiquillos mierdosos que me hacían la vida imposible. el sótano que siempre está abierto ahora ya no me da miedo: he necesitado cuarenta años y tres muertes para llegar hasta aquí)

(tres. la piel tensa y quemada por el sol, los bolsillos llenos de piedras, otra virginia woolf en wilson, arkansas)

jueves, 19 de junio de 2014

(el pequeño víctor no quiere entrar en mi habitación: la mancha de humedad ennegrece el techo, lo rompe, el yeso cae sobre la cama, pienso en un cuerpo en descomposición: podría ser cualquiera de mis vecinos, todos ellos, familias enteras en un gigantesco sacrificio humano, los cinco niños rubios con los bolsillos llenos de peces)

miércoles, 18 de junio de 2014

(uñas. las mías son negras y sucias, tienen hongos. toñi las corta con cuidado y se las come, no deja de sonreír, admiro su cuerpo que crece por momentos)
(en esas fotografías de cuando éramos jóvenes sale también toñi, es una fiesta de cumpleaños en la casa de alguien y ahora la escena se reproduce calcada, casi como si hubiera tomado vida desde la nada o el papel, me besa y me siento feliz, sus uñas son de color granada, camina descalza, no siente asco de mí)

(un viaje en autobús hasta benalmádena, una estrecha carretera de curvas, volvemos a atropellar a unos ciclistas, los cuerpos están tendidos en la cuneta, es de noche y apenas se ven, volamos lentamente encima del asfalto)

martes, 17 de junio de 2014

(la mujer afila cuidadosamente las palabras, las mastica hasta convertirlas en el mejor de los cuchillos, habla conmigo como si fuera un trozo de la carne que uno compra cuando no tiene dinero para comprar carne o fruta demasiado blanda o un útero a extirpar. a mí se me acaban las fuerzas, me encharca el vómito, sólo pienso en autobuses y en relámpagos como venas en el cielo, en cómo cruzar la selva cuando otra vez sea de noche)

domingo, 15 de junio de 2014

(me lavo la cara y noto cómo se va deshaciendo, los trozos de carne son hilos de gelatina que desaparecen por el desagüe, pienso en ruedas dentadas que se atascan por la suciedad, horcas en cada plaza, en mi cráneo como un inodoro por el que la mierda resbala lentamente hacia mi garganta, palabra de dios)
(mientras me ducho me doy cuenta de unos bultos que me rompen un poco el cuero cabelludo y dejan al descubierto algo duro y suave y pequeño, podrían ser dientes, dientes de leche, dientes de bocas apretadas que me están naciendo en la cabeza y se acabarán mordiendo las unas a las otras, picos de paloma, cuernos de unicornio)
(cansancio frente a las imágenes en blanco y negro, frente a la comida servida en platos de ikea, frente a las sábanas limpias y las promesas de amor eterno que gotean sobre el parquet flotante)
(perros que caminan como personas bajo una lluvia torpe y perezosa, miran escaparates que prometen paz interior en mobiliario colonial y cuadros de rothko o sean scully , se pintan las uñas de los pies, siguen regímenes de proteínas con los que conseguir un cuerpo perfecto, cuidan de sus cachorros sudorosos mientras hablan de las cosas que se pierden y las cosas que se caen, de todas las cosas que brillan a pesar de la amenaza socialista, sospechan del yonqui que se agacha, escupe, apunta, dispara)

sábado, 14 de junio de 2014

(niños que corren detrás de otros niños, se lanzan globos llenos de agua, ríen, se insultan, saltan para evitar el napalm a veinticuatro fotogramas por segundo, hay un bosque de pinos unidos por cables de acero, se agitan como un mar de mercurio o un banco de peces, coches que llegan, esperan, se van, una mujer de un rojo líquido que cruza la calle sonriendo mientras habla por teléfono, su lava me quema la piel de los brazos)

viernes, 13 de junio de 2014

(mi cama está ocupada por cuerpos dormidos que se hunden poco a poco en el colchón, que desaparecen para siempre aunque sé que no es así y que siempre vuelven, como una marea de pellejos y recuerdos que insisten en seguir ahí, vomitándose al ritmo de la brea. mientras, limpio pescado, tiro cabezas y tripas en un cubo con hierba, un erizo de ojos dorados me hace compañía, en el bosque no sabría a dónde ir, por qué esconderse)
(el yonqui defeca interminablemente, se arranca la lengua, ata los trozos de carne y grasa alrededor de su cuerpo, acomodando el disfraz que le protegerá durante las próximas ocho o cien horas, bosteza una sonrisa o un cráter en lo que queda de su cara y deja que empiece la montaña una vez más, gueule cassée)

miércoles, 11 de junio de 2014


(de la boca sólo salen piedras, mordazas, nudos sucios, vertederos llenos de cadáveres que el agotamiento no me deja enterrar, muñones de una vida mejor)
(la piel enrojecida se cae a trozos, deja los insectos al descubierto, se desperezan, empiezan a gritar)

lunes, 9 de junio de 2014

(las venas de los brazos se llenan de hormigas furiosas cada vez que llega el calor; la piel, de cortes hechos de luz)
(la verdad —el rostro pálido del dragón, el porqué de la vida en la cuneta— late en los grabados de william blake pero nadie parece darse cuenta de ello, tan sólo la niña que sopla las velas de la tarta, que recorre los túneles bailando, invitando a los lobos a seguirla)

domingo, 8 de junio de 2014

(un poco de nieve mancha las bragas mientras pasea calle arriba o calle abajo, su perro jadea, se arrastra, se bloquea para no caminar más, tan cansado que empieza a lloriquear sangre, a hablar en lenguas antiguas, gimiendo no sé qué de los días eternos, los arbustos en llamas, la palabra de dios)
(un insecto gigantesco golpea el cristal de la puerta del patio, un puño negro azulado que brilla como una amenaza, que busca la manera de entrar, adueñarse de la casa, mi garganta)
(huele dulce, crece dentro de mí:  insaciable, me ocupa hasta hacerme desaparecer)
(oscurece y la gente que vive en los árboles regresa a sus casas de tela blanca y luz suave, sube escaleras invisibles entre las ramas, habrá tormenta, animales muertos y porcelana rota por todas partes, la alegría de las banderas será llanto hasta que escondamos todos los cuerpos bajo la alfombra de césped)

sábado, 7 de junio de 2014

(horda de niños famélicos que no controlan los esfínteres, padres separados y una tarde en la playa, camisetas brillantes con mensajes que duermen las conciencias, ortodoncias de espejo, labios capaces de ceñirse a la perfección a una mentira llena de sangre)

(beauty is a full time job, escape from reality, cuchillo clavado en la columna)

(rubber johnny dentro de vasos que se vacían demasiado rápido, dentro del sol que se cae entre las piernas dormidas)

viernes, 6 de junio de 2014

(tres. quién está dentro, quién se mueve despacio, quién estalla con el pecho lleno de exposivos en una tormenta de nieve y gemidos perfectos, quién se deja acunar por la visión de un tren que descarrila)

(dos. antes de eso, júlia llora en la cuneta: hay un abrigo de piel que antes fue un tejón o un cachorro de oso y ahora sólo es una mancha de sangre y pelo en el asfalto, quién atropella a quién, dónde está el purgatorio al despertar)

(uno. antes de eso, un mirador, apenas dos metros sobre la superficie del mar o el pantano de los ciervos. el avión de pasajeros desaparecido está ahí y la vida continúa bajo el agua, todos están quietos, esperando que suceda algo, ciento cuarenta y cuatro mil, doce mil por cada tribu perdida de israel)
(un huevo tan pequeño como una cereza cae a mi lado, se rompe, un pollo diminuto se mueve dentro de él. el exiguo milagro de la vida en la carretera de prats, esquina vallirana, junto al semáforo, a mediodía, un millón de coches camino de la nada)

jueves, 5 de junio de 2014

(perder el control frente al espejo, el temblor de las piernas, escupir, maldecir, jadear un nido de calambres en la espalda. el hombre se acaricia la polla con los ojos cerrados, se concentra en un lugar del futuro en el que grandes lágrimas de semen caen en el suelo de la habitación, después orina torpemente y el ruido le salpica las piernas y los ojos y los pies descalzos, se deja caer en una cama llena de muertos mientras le reza oraciones de piedra negra a su único dios)

(ampliar una fotografía en la pantalla, hacerlo con un clic y otro y otro más hasta convertir tu vida en un amasijo de píxeles llenos de amor)

domingo, 1 de junio de 2014

(tengo una bala en la nuca, la toco con un dedo, noto cómo se mueve un poco y me hipnotiza la sensación del metal en la carne, pienso en grandes salmones nadando río arriba, en cómo convertirme en un preso modelo)