jueves, 19 de junio de 2014

(el pequeño víctor no quiere entrar en mi habitación: la mancha de humedad ennegrece el techo, lo rompe, el yeso cae sobre la cama, pienso en un cuerpo en descomposición: podría ser cualquiera de mis vecinos, todos ellos, familias enteras en un gigantesco sacrificio humano, los cinco niños rubios con los bolsillos llenos de peces)