jueves, 30 de septiembre de 2010
miércoles, 29 de septiembre de 2010
(fábula. el oso, consciente de su pérdida de poder, dice que ya no se comerá más las ovejas del pastor y que aprenderá a convivir, conformándose con las bayas y lo que buenamente pueda —si hay suerte, quizás estemos hablando de panales de miel de vez en cuando—. el pastor, sabiéndose dueño de la escopeta, de los cartuchos y de todas las cartas que le garantizan ser el amo de la creación, sigue triunfalmente con su guerra particular y ignora las palabras del oso, puto oso mentiroso, no te creo, nadie te cree, el único futuro que te queda es el circo y el bozal. envalentonado, caza al animal, caza la cabra montesa y el zorro y el pájaro carpintero, caza el águila y la ardilla y el búho y caza a todo bicho viviente con el que se cruza, entreteniéndose especialmente en pisotear las pequeñas hormigas porque, todo el mundo sabe, no hay que dejar testigos que corroboren la versión del puto oso, el puto plan de paz en el puto bosque de mierda)
(ayer fuimos a ver canino, de yorgos lanthimos, en el cine maldà. una película que es, según míriam, una reflexión profunda sobre la evolución de los procesos educativos en un entorno sin estímulos, y, según yo, una metáfora amarga de nuestro estado del bienestar. cada uno en sus puntos habituales de vista sobre la realidad de las cosas, supongo. después cogimos el ferrocarril, compartimos unas cervezas y me quedé a dormir en su casa. he despertado varias veces a lo largo de la noche y no he estado bien: me sentía más lejos de ella que nunca y no sé qué hacer para arreglarlo, o si quiero hacerlo o si puedo, yo qué sé)
martes, 28 de septiembre de 2010
martes, 21 de septiembre de 2010
los días en el estudio han entrado en una especie de ciénaga en la que nada se mueve porque no hay nada que se pueda mover. debería preocuparme por ello, temer por mi futuro? ray conduce por el río helado porque sabe que es el único camino para salir del laberinto. no hacemos todos lo mismo? frozen river, de courtney hunt
lunes, 20 de septiembre de 2010
la lluvia golpea contra el cristal, la luz oscura y el aire frío y suave invitando al abrigo. es extraño, pienso, el otoño se acerca, se entumece a mi lado, se deja acariciar sin morderme los dedos. es lunes y hoy es el primer jersey, uno marrón, fino, cortefiel, de segunda mano o de tercera, tanto da. es lunes y las vacaciones son apenas un recuerdo que insiste en desvanecerse. es lunes, repite el monstruo, todos los días son iguales cuando llueve
(un cachorro de perro en la mano, tan pequeño que cabe en ella, negro, caliente, tembloroso. regazo y leche tibia en un biberón que el animalito muerde y muerde, limpio con el dedo una gota que resbala de su boca, su vientre rosado y tenso, la diminuta pata izquierda apretando una teta imaginaria, instinto, acto reflejo)
(entra el sol por la ventana mientras me tumbo en el sofá, el perrito en mi pecho, una camiseta gastada de color azul, el ruido de los coches en la autopista, los ojos cerrados, su olor me inunda los sentidos y me hace sentir bien, es una nube en la que nada malo nos puede pasar)
(ese olor vuelve esta mañana, veinticinco años después, sin saber por qué, de dónde, ese olor diciéndome al oído que algo une esos dos instantes y todavía es demasiado pronto para entender el qué)
(entra el sol por la ventana mientras me tumbo en el sofá, el perrito en mi pecho, una camiseta gastada de color azul, el ruido de los coches en la autopista, los ojos cerrados, su olor me inunda los sentidos y me hace sentir bien, es una nube en la que nada malo nos puede pasar)
(ese olor vuelve esta mañana, veinticinco años después, sin saber por qué, de dónde, ese olor diciéndome al oído que algo une esos dos instantes y todavía es demasiado pronto para entender el qué)
domingo, 19 de septiembre de 2010
me apago por momentos, me apago hasta encender una luz negra que dice odiar a todo el mundo. leo wilson, de daniel clowes; leo templanza, de cathy malkasian; busco kleenex en los bolsillos mientras espero mi turno en la cola del fnac, en la cola del cine, en la cola de la hamburguesería, en la cola de los ferrocarriles que se confunde con la cola de la vida, esa misma cola que al final te conduce al humo o a la esclavitud de seguir vivo
miércoles, 15 de septiembre de 2010
el corredor, de jean echenoz. no sé por qué lo he comprado, la verdad. sólo sé que los ojos se me han llenado de lágrimas aún antes de acabar la primera página y de repente he entendido que ésa y no otra era la piedra que cerraba el círculo de piedras en el que se había convertido el día
(en el centro, emil zátopek y su huida salvaje, sin aliento. gravitando a su alrededor, el almirante richard evelyn byrd, mi único hombre en el ártico)
(en el centro, emil zátopek y su huida salvaje, sin aliento. gravitando a su alrededor, el almirante richard evelyn byrd, mi único hombre en el ártico)
lunes, 13 de septiembre de 2010
hoy ha empezado el invierno, sus horarios, sus puertas cerradas y sus noches más largas. comprimidos efervescentes de un gramo de paracetamol encima de la mesa del comedor, dos jerseys de lana en la lavadora, una película para ver esta noche antes de dormir, una lata de espárragos sin abrefácil. me masturbo hasta el orgasmo y me cuesta la vida entera, pongo música, la quito, la vuelvo a poner y la vuelvo a quitar. mientras, pienso en el semen como un rastro de estrellas en
(la ropa interior llena de cadáveres, doce mil cuatrocientos sesenta y siete días en la cárcel, un corazón que querría desaparecer)
(la ropa interior llena de cadáveres, doce mil cuatrocientos sesenta y siete días en la cárcel, un corazón que querría desaparecer)
viernes, 10 de septiembre de 2010
con la misma tiza de otras veces, pintar una línea con forma de puerta, pintar una llave, pintar una isla o varias de ellas y un barco en el que llegar hasta ella, suficiente comida y un cortaúñas, algo de abrigo y una nube que siempre llueva sobre mí
con la misma tiza de otras veces, escribir que no soy inocente, escribir shetland y escribir pascua, escribir viernes hasta que sean las tres de la tarde
con la misma tiza de otras veces, escribir que no soy inocente, escribir shetland y escribir pascua, escribir viernes hasta que sean las tres de la tarde
jueves, 9 de septiembre de 2010
miércoles, 8 de septiembre de 2010
un partido de baloncesto, después otro, una canasta imposible a tres segundos del final, una llamada de teléfono y después otra y otra más hasta que la puta cabeza me hace bum. a intervalos, closer, de joy division; el abrazo partido, de daniel burman; los girasoles, de vittorio de sica. a intervalos, una paja y después otra. a intervalos, capas de tristeza que sedimentan en mi piel
correos electrónicos de mònica. me resulta increíble que confíe las miserias de su relación en alguien como yo. creo que debería saber cuáles son mis límites. me escribe y le contesto, me escribe y le contesto, me escribe y le contesto hasta que ya no sé qué pollas decirle porque en el fondo su vida me da lo mismo, o no me importa tanto como para perder tres horas de mi vida en una conversación adolescente. no sé, soy una mierda de amigo
además, tengo cuarenta años y soy el hombre más viejo del mundo. buenas noches
correos electrónicos de mònica. me resulta increíble que confíe las miserias de su relación en alguien como yo. creo que debería saber cuáles son mis límites. me escribe y le contesto, me escribe y le contesto, me escribe y le contesto hasta que ya no sé qué pollas decirle porque en el fondo su vida me da lo mismo, o no me importa tanto como para perder tres horas de mi vida en una conversación adolescente. no sé, soy una mierda de amigo
además, tengo cuarenta años y soy el hombre más viejo del mundo. buenas noches
martes, 7 de septiembre de 2010
llueve con fuerza contra la ventana. podría pasarme horas así, escuchando el viento y el agua. podría salir al patio y caminar descalzo hasta empaparme. podría desnudarme y limpiarme y sentir frío. en el edificio de enfrente sólo hay una ventana encendida. nadie me vería. sería bonito acurrucarse y cerrar los ojos, calmarme, algo así
lunes, 6 de septiembre de 2010
cartas desde la trinchera. sopa fría de verduras, todas las basuras en la televisión, las pequeñas tragedias detrás de cualquier llamada de teléfono. es un día gris, sí. la muerte de un motorista japonés, un alto el fuego que es el fin de la esperanza, todo significa vacío. el viernes vimos submarino, de thomas vinterberg, una asfixia de película que, a pesar de todo, no me hizo llorar, algo muy fácil, teniendo en cuenta que hablaba de hermanos y familias y todas esas mierdas
domingo, 5 de septiembre de 2010
miércoles, 1 de septiembre de 2010
una ventana. todo el mundo parece saber cuáles son los pasos a seguir en cualquier momento, sin el menor asomo de inocencia o improvisación
una calle. criaturas de veinte años con los brazos llenos de tatuajes, madres que gritan a sus hijos, ciclistas que pedalean sin más preocupaciones, mesas llenas de vasos vacíos en ese bar y en ese otro, siete menos veinte de la tarde, primer día de septiembre
ignoro cuál es la mecánica de sus actos, qué hay detrás de cada tatuaje, de cada hocico pintado de rouge, de cada grito al chiquillo, de cada mano levantada, de cada botella caliente y cada cenicero lleno. ignoro cuál es la mecánica, en qué punto estamos de la línea, por qué seguimos pedaleando
de todas maneras, estas últimas tardes son agradables porque me encanta la sensación de tener la cabeza vacía y blanca por dentro, sin muchas lágrimas, sin sonrisas, sin metas ni pollas así. todo está bastante lejos de tener que hablar deprisa expresando ideas y verdades luminosas, de planear, proyectar y trazar, de especular, como si únicamente bastase respirar el aire caliente de la calle, esperar el otoño, caminar así de lento, seguir un ratito más con los ojos cerrados mientras ahí fuera todo quema, no sé
una calle. criaturas de veinte años con los brazos llenos de tatuajes, madres que gritan a sus hijos, ciclistas que pedalean sin más preocupaciones, mesas llenas de vasos vacíos en ese bar y en ese otro, siete menos veinte de la tarde, primer día de septiembre
ignoro cuál es la mecánica de sus actos, qué hay detrás de cada tatuaje, de cada hocico pintado de rouge, de cada grito al chiquillo, de cada mano levantada, de cada botella caliente y cada cenicero lleno. ignoro cuál es la mecánica, en qué punto estamos de la línea, por qué seguimos pedaleando
de todas maneras, estas últimas tardes son agradables porque me encanta la sensación de tener la cabeza vacía y blanca por dentro, sin muchas lágrimas, sin sonrisas, sin metas ni pollas así. todo está bastante lejos de tener que hablar deprisa expresando ideas y verdades luminosas, de planear, proyectar y trazar, de especular, como si únicamente bastase respirar el aire caliente de la calle, esperar el otoño, caminar así de lento, seguir un ratito más con los ojos cerrados mientras ahí fuera todo quema, no sé
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