domingo, 31 de julio de 2011

(camino por la via massagué, es invierno, es casi navidad, es hace mucho más de un millón de años, me acaban de hacer una paja, compro un regalo de cumpleaños, ya no me queda más dinero, sí sé por qué recuerdo ésto, siento pena)
lluvia contra la ventana, me hago un ovillo en la cama, una erección, cierro los ojos, apago el mundo, las noches en un charco de semen, unas manos se mueven frente a una pared blanca, sombras chinescas que dibujan animales, treinta días de vacaciones y la vida de color marrón, los días sin escribir, menos cosas que contar que de costumbre, el suelo lleno de bolas de papel arrugado y un océano de animales abandonados que tiemblan y se miran y a veces hasta quieren tocarse

lunes, 18 de julio de 2011

(duele como si me arrancase algo de dentro, vivo, caliente y amado, como si lo dejase morir en el suelo, como eso duele)

jueves, 14 de julio de 2011

(pizzas encima de la mesa, el sol cada vez menos, las latas de cerveza y las conversaciones, catalán, inglés y castellano mezclados hasta no entender nada, sonreír y asentir, babear mientras los dos besos de rigor, irene preñada hasta el vómito, ben howe fumando una marihuana que apesta a albahaca, marina comiendo helados, jorge en un extremo de la mesa, daniel y juank analizando las pestilencias del negocio musical, más tabaco, más regalos, las once de la noche en una terraza de la calle guifré, badalona, ciudad de dios)

(ayer tocamos en manresa, cien minutos de electricidad, el sexo de los ángeles y el asco de ver crecer algo dentro de nosotros: vicente y núria serán padres en febrero, brindamos con cualquier cosa que se pueda beber, imaginar las escenas previas me provoca vómito, sonrío, cuánto amor en cuánta piel)

(viajo en metro, un trayecto desconocido entre fabra i puig y sagrera, entre sagrera y gorgs, entre gorgs y pep ventura, mi reflejo en el cristal y en la oscuridad, una parada más, un ascensor, unas escaleras mecánicas, un café con hielo en el bar de la esquina, un parque con canastas de redes rotas, las líneas blancas en el cemento caliente, un euro y treinta céntimos y el teléfono que suena, empezar a traducirlo todo a un lenguaje que pueda entender sin esfuerzo)

miércoles, 13 de julio de 2011

(sueño que estoy en can tunis, en un sitio que no conozco, la casa de los comunistas. voy hasta allí con alguien a quien conozco de vista pero en el sueño es diferente, tiene dos cuerpos, el que conozco no habla, sólo camina y asiente con un gesto, el otro es más gordo, calvo, con una frente ancha y roja, huesuda, animal, él lleva la voz cantante, caminan muy juntos, parecen siameses, pienso, no sé qué estoy haciendo allí, ese tío es periodista)

(la casa es sucia por dentro, llena de pancartas amontonadas en el suelo, manchas de pintura, botes vacíos. en una habitación juegan unos niños con batas blancas, pijamas de hospital, una niña se me acerca y me toma de la mano, es para ti, dice el periodista que habla, el otro asiente, no entiendo, respondo, te la puedes quedar, la niña me abraza y me besa en las mejillas, tiene los ojos grandes y oscuros, tiene los ojos de lourdes)

(la niña y yo jugamos, siento que soy feliz hasta que empieza a llorar, le estoy haciendo daño, no quería, sí, pero lo hiciste, recrimina el periodista, la niña me señala su espalda, abro un poco la bata y allí, a la altura de las caderas la piel es muy fina, es una gran cicatriz de color rosa brillante, se rompe sólo pasando el dedo por encima, huesos blancos, vértebras, le cuelgan las caderas y las piernas, sangra, no se mueve, sólo llora y se ahoga, grito por un médico mientras los periodistas se ríen y suena el despertador)

martes, 12 de julio de 2011

(ejercicios de griego, ése era el título del cuaderno en el que el joven bertrand russell empieza a escribir un diario personal, una transliteración —en este caso, inglés escrito en caracteres griegos— con la que mantenerse a salvo de las curiosidades vigilantes de su abuela, lady john)

(ejercicios de griego, peceras y pulmones)
(una burbuja de agua, dos peces dorados, una jaula de cristal que insiste en no romperse contra el suelo, una y otra vez)

(sueño con una casa grande y acogedora, una casa de madera con varios niveles en su interior, un gran ventanal a una selva que es el jardín del vecino, llllaura está conmigo a pesar de que no es la carita de llllaura y sí su cuerpo, ella tiene la cara de francisco josé arriaza moreno, mi compañero de egb, la nariz torcida, los dientes montados, la voz nasal, raspa le llamábamos, de tan delgado que era)

(llllaura me acaricia, hablamos de un libro de grabados de miquel desclot, es mi gran tesoro, un libro del que sólo existe un ejemplar y es mío, es nuestro, es con ella que lo comparto, se desnuda, me gusta su cuerpo fibrado, sus pechos asimétricos, quieres follar conmigo, me pregunta, sí, está contenta, busca una cama, se desnuda, sonríe, sonrío, hay una niña que nos mira y siento vergüenza de mi polla tiesa)

(despierto con un sueño atroz. los movimientos se suceden con mecánica exacta, todo en mi vida es una coreografía precisa en su forma pero fallida en su fondo, desayuna, mea, dúchate, compórtate, despídete. a veces encuentro momentos de una belleza extraña y fantasmal y no sé cómo definirlos, una suerte de epifanías grises sobre mi crematorio personal)

(hoy, por una serie de motivos laborales que no vienen al caso —resumiendo, el montaje de una exposición—, he tocado la mano de mi jefa, una mano pequeña, blanca y caliente, levemente sudorosa, una mano gordezuela y de uñas devoradas a ratos, con anillos de plata y de movimientos rápidos, nerviosos. he sentido asco y vergüenza, algo parecido a una náusea interior que me aleja un poco más del centro, del nido que intento reconstruir últimamente. he sentido que no quería tocar a nadie nunca más si la piel era eso)

(repetir: una burbuja dorada, dos peces de cristal, una jaula de agua que insiste en no romperse contra el suelo, una y otra vez, el orden de los factores no altera el producto, de la misma manera que los ejercicios de griego para bertrand russell)

domingo, 10 de julio de 2011

la tarde en suspenso, el domingo en suspenso, los días aplastándose en suspenso. contesto a todas las preguntas que puedo, un hilo de voz que se teje en un lenguaje incomprensible, un lenguaje en el que no existe la salvación, sin más figuras inteligentes alrededor de tanta palabra y tanta perífrasis vacía. se suceden los descubrimientos, mi reflejo aturdido en la pantalla y el esfuerzo por retener en el puño todas las cosas importantes. abrir la mano y ver cómo estalla el mundo contra el suelo

estallan las personas y los afectos, estallan todos o casi todos los vínculos, desaparecen los hogares y sólo quedan los nidos y las madrigueras, todas las personas acaban siendo animales más o menos afortunados y dormidos, animales a los que uno se enfrenta diez días por semana, cien horas al día, dieciséis lugares a la vez, cuánta ceniza

alguien se empeña en arrastrar un mueble por el piso de arriba y son pocas las cosas que suceden antes y después de eso. un niño escribe su nombre en un papel con letra temblorosa, nu nu aprueba las oposiciones, elegimos regalos de cumpleaños, mi madre fríe pimientos, compro queso fresco en bismillah, el paquistaní del puente, sólo soy feliz si bebo alcohol, si como aceitunas. pienso que todavía no me tiemblan las manos y el día menos pensado volveré a vender dibujos. me repito a mí mismo ante el espejo que estoy casi en el mejor momento de mi vida, tantísimo amor apretando las costillas

semen blanco y espeso y fantasías que difieren poco de las basuras de siempre. me gustaría hablar con un poco más de claridad pero siento que todavía no estoy preparado. el aire se vuelve irrespirable a cada día que pasa, no importa, sólo es rock'n'roll, valentía adolescente con la que intento convencerme de mi infinita sabiduría en la fabricación de bombas

viernes, 8 de julio de 2011

sueño que acompaño a mi madre por una zona de polígonos industriales, una avenida que llega hasta un río, vende algo que no acabo de identificar, papeles de colores, algo así, hay gente que se ríe de ella y soy incapaz de defenderla, siento vergüenza, hombres vestidos de azul y grasa, bocas sucias, despierto angustiado, está durmiendo, escucho su respiración si abro la puerta del cuarto, son casi las tres y tengo frío, hace frío en esta puta casa, sábanas sucias y doloridas, sábanas llenas de fantasmas y mis manchas

miércoles, 6 de julio de 2011

desayunar la muerte de cy twombly. más allá, una mañana de conversaciones absurdas

domingo, 3 de julio de 2011

el chico de la camiseta del rosario central besa a la chica de las uñas pintadas de rosa, él lleva escrito en la camiseta que yo he tocado fondo o he empezado a caminar en círculos como un animal sin cabeza o un juguete estropeado, es sábado, es el último tren, es una cadena de pensamientos recurrentes acerca de un tumor cerebral

me duele la cabeza, pienso mientras la chica del vestido negro diminuto, los taconazos dorados y la purpurina en las mejillas abraza a su chico, un latino serio de ojos cerrados y cara de cartón. me gustaría poder decirle que me queda una semana de vida y que es por eso que vuelvo a casa en ese tren, porque me acabo de regalar una sudorosa tarde en barcelona, perdiéndome por calles en las que sólo hay vacío y el fantasma de nu nu acechándome detrás de todas y cada una de las mujeres con las que me he cruzado, ella no preguntaría quién es nu nu y se limitaría a abrazarme fuerte, dejar que el paleto de su novio se cayera al suelo y se rompiera la puta crisma y decirme cualquier cosa bonita acerca del amor, de la esperanza

pero son millones de cosas que no sucederán jamás, claro. ceno ensaladilla rusa, la como despacio, bebo café, hace un calor asfixiante en la calle, he salido un rato con araceli porque era su cumpleaños y me ha invitado y hemos hablado y casi he sentido que podía ser una persona normal. no estás cómodo aquí, ha dicho ella, detrás de su camisa de gasa y sus gafas persol, no estás cómodo, he repetido mentalmente, después nos hemos acompañado al tren y al metro mientras odiábamos barcelona en voz alta con un sinfín de tópicos: los poetas, el calor, los turistas, convergència, gràcia y un etcétera sin más interés

porque es más fácil odiar a un turista que se pavonea hinchado de sangría guarra que confesar que vivo aterrorizado por la perspectiva de seguir vivo. un nudo en la garganta y un chico con la camiseta del rosario central, él no lo sabe pero su camiseta dice que he tocado fondo, todos sus tatuajes dicen que he tocado fondo, la suela gastada de sus vans dice que he tocado fondo, después he apagado el teléfono con mil doscientas llamadas perdidas y cuatrocientos mensajes y me he concentrado en imaginar un crecimiento anormal de células en mi cerebro, algo que, con el tiempo, producirá mareos, cambios en la percepción de los olores, en los estados de ánimo y vómitos abundantes, cosas así, puto trayecto en tren, no termina nunca

tiempo suficiente para imaginar el desierto como un gran donut en el que cualquier huida está condenada al fracaso, para pensar en la madre de begoña con la quimio y la radio, para intentar tragar saliva, quitarme las gafas y cerrar los ojos, trasiego de cuerpos que suben y flotan, la noche en vela

(ya cerca de casa, en la esquina de las calles padró y balmes, una chica ha bajado la ventanilla de su coche, uno pequeño y blanco y sucio, y me ha preguntado cómo llegar a barberà, izquierda hasta la gasolinera, derecha cruzando el puente, derecha otra vez y todo recto, no es difícil, suerte y fiesta mayor)