lunes, 23 de febrero de 2015

(como peces de gasa o nubes de estorninos, los jirones de piel bajo los muslos, sobre el pecho, en el recuerdo)

domingo, 22 de febrero de 2015

(alba y yo nos refugiamos en una bañera de aguas blancas y penumbra, rozo su piel, roza mi piel, siento ternura por nuestros vientres hinchados, despierto, floto a la deriva, me cuesta respirar, tengo orden de disparar sobre todos esos niños que se arrastran como tejones sucios de barro por la plaza de la iglesia, el rezo monocorde, apenas audible, de las madres asustadas, encogidas, cabizbajas, despierto, me duele la espalda y el sexo es un pozo sin fondo, una mujer —mi hermana, mi hija, la joven mandelbaum— menstrúa sobre el suelo de la cocina, sobre las plumas de oca y nuestra ropa sucia, amarillenta, despierto, tropiezo, callo, siento miedo y vergüenza, la cena está servida: grandes bandejas de madera repletas de comida preparada con esmero, pan negro, jamón cocido, albóndigas suecas, mermeladas y quesos, jarras heladas, es sábado, enciendo velas, despierto, tengo ocho años y todo termina ahora)

lunes, 9 de febrero de 2015

(ahora vivimos en la avenida de tás goulemas y la hija de gemmina está preñada de un niño que nacerá con la sangre espesa y enferma, la sangre del adversario, el hombre sucio con la piel llena de heridas. hay un volvo aparcado desde hace tres años en el sótano del centro comercial, con las ruedas reventadas y un cíclope de restos de metal durmiendo en el maletero, esperando el día del juicio. gemmina cuenta aplicadamente las sílabas de los poemas que escribe mientras el corazón del cíclope retrocede a través del laberinto y parpadea hasta estallar)

(las palabras son haikús y son pequeñas piedras en el suelo, pan caliente entre los dedos)

lunes, 2 de febrero de 2015

(las tres niñas muertas aparecen a nuestro lado mientras caminamos o esperamos, aparecen como manchas de humedad en la pared pintada de amarillo o sombras que gritan en el suelo, aparecen mientras me masturbo y me obligan a parar porque su tacto es frío, werner me mira y me desprecia, lloro un poco porque no me atrevo a ahorcarme, lo que él querría para mí)