sábado, 31 de diciembre de 2011

(el hombre de la ferretería no tiene apenas voz, es alto y flaco, leptosomático, canoso, sobre los sesenta, se mueve lentamente dentro de ropa demasiado grande, la papada le cuelga como una bolsa de carne muerta y, bajo ella, una cicatriz rosa oscuro que tiembla y me hipnotiza)

(vuelvo a casa por navidad, turrones el almendro, y me cruzo con andrés el mudo, las manos sucias, los dientes negros y mucho más que podridos, veinte años sin vernos y sigue borracho a las cinco de la tarde, nunca besarías su boca ni sus párpados cerrados, el punk ha muerto y no ha resucitado, se arrastra hasta la casa de su hermana, la nuca llena de canas y el lenguaje incomprensible de quien ya no está en ningún lugar)

(triste noche la última noche del año. he salido hace un rato con isa, una infusión en una cafetería llena de gente, la conversación, las flores de su vestido azul, el olor del pan saliendo del horno, feliz todo)

jueves, 29 de diciembre de 2011

(marta y yo comemos en un restaurante chino, juego con el cuchillo sobre el camino de mesa con ideogramas dibujados, dos copas de ikea llenas de agua, me escucha con los ojos muy abiertos, la sopa está sabrosa y caliente, el camarero nunca perderá la sonrisa, hace una hora mi vida se ha ido detrás de una chica resfriada con dos mochilas, valldonzella con tallers, otra vez el mucci's, mierda de franquicias, mierda de fin del mundo)
(soñamos el río nung como una serpiente que nos muerde el corazón, nos sueña el miedo remontando la corriente, las sombras y los ojos)

miércoles, 28 de diciembre de 2011

(uno. sueño que estoy en sevilla, las escaleras mecánicas del nervión plaza no se acaban nunca, se estrechan, la pared se vuelve de cristal, adornos de navidad blancos y plateados, me acurruco y siento miedo)

(dos. avanzo por el río nung, sudo, bebo, hablo a gritos, la selva está llena de fantasmas y el coronel en el espejo)

(tres. cruzo la diagonal a la altura de passeig de gràcia, subiendo en dirección a gran de gràcia, es mediodía, pausa, dejar de respirar a cada paso de esa chica)

martes, 27 de diciembre de 2011

(sueño que el cura joven mata a una niña y también la viola y es algo de lo que todo el mundo habla llorando y llevan flores a la plaza y ahora es un altar y las sabinas se deforman porque miran al rosetón gigante y la gente habla de milagro, milagro, y hay una escultura de hierro y óxido azul que parece un demonio o un dragón y no me encuentro bien y me palpo el vientre y la piel es tan fina que puedo sentir las heces y defeco a escondidas y con miedo porque juraría que es una historia de fantasmas)

lunes, 26 de diciembre de 2011

(chocar de frente con un coche, matar a una preñada y a un niño de seis años, ahogar un bebé en una bañera llena de agua caliente, romper con los dedos una flor, un brote en una orquídea, vivir después de eso, imitar lo que los demás esperan de nosotros, máscaras y vómitos. another earth, de mike cahill)
(un hospital neurológico que sólo es un edificio vacío y sucio, sin camas, largos pasillos y habitaciones de baldosas grises, en la puerta nos espera un autobús amarillo con rejas en las ventanas, somos un grupo en el que no conozco a nadie, uniformado en batas blancas abiertas por detrás, el hombre que viaja a mi lado habla por teléfono con su padre, le cuenta que no controla los esfínteres, que todo el mundo en ese autobús se caga encima sin darse cuenta y que nos evacúan hacia el este, siento extrañeza, tiene que haber un error, yo controlo perfectamente mis esfínteres, estoy sano, no sé qué hago allí, hay una doctora joven que me mira y señala mi asiento)

sábado, 24 de diciembre de 2011

(sueño con ernest milà y su hija, estamos en verge de montserrat, cuatro, bajos segunda, allí viví de pequeño, un barrio de mierda, desde la ventana del comedor se ve la autopista que lleva a sabadell y terrasa y manresa, una ola de aguas negras y furiosas crece por momentos, huimos escaleras arriba, por las azoteas hasta el final de la calle, la riada arrastra cuerpos que no gritan, que no luchan, pequeñas motas blancas en la vorágine, vivos y ahogados se confunden y abandonan)

viernes, 23 de diciembre de 2011

(el gordo se quita el abrigo azul y enseña una camiseta vieja de manga corta, sudada en el pecho y el vientre, resopla, se sienta, se encoge y mira por la ventanilla hacia el tren del andén contiguo)

(la mujer es rubia teñida y se acaba de levantar. alguien debería decirle que las uñas postizas —como cualquier otra prótesis— deben ser llevada con dignidad. a pesar de ello, juega con destreza sobre la pantalla de su iphone: su whatsapp es el puto satán)

(ruth o raquel, una resuelta y moderna viejecita de metro y medio, reza el rosario discretamente, con concentración mariana, muy en los tiempos que corren. lleva un bolso vagamente étnico y un anillo de oro con una cruz en el centro: está casada con dios padre)

(la chica filipina me mira, a la próxima le saco la lengua, no lo hago, sería capaz de sonreír y entonces no sabría qué hacer. manos de dedos largos, escribe en una diminuta libreta lila, la imagino desnuda, dejo de pensar, barcelona es el vertedero de sao paulo)

(primer día de vacaciones, compro un regalo para isa, desde un cibercafé en la calle xuclà mando unos correos electrónicos, diez minutos, cincuenta céntimos; un violinista, cincuenta céntimos; kleenex por la calle, cincuenta céntimos; la vida a la mierda, completamente gratis)

jueves, 22 de diciembre de 2011

(duermo, la habitación a oscuras, se abre la puerta, despierto un poco, una sombra como de niño entra lentamente y se apoya en la pared, justo al lado de la cama, me mira y jadea, grito, intento encender la luz, tiro los libros y la puta lámpara al suelo, cuando consigo encontrar el interruptor son las tres de la mañana, la piel desvelada)

martes, 20 de diciembre de 2011

(una chaqueta de lana que apesta a viejo, manzanas amarillas, un pastel en el horno que se acabará quemando por los bordes, melocotones en almíbar, correos electrónicos desde hace días y los pies helados)

(volver a escribir: un sábado en stroika, la sala llena de gente es ver fantasmas todo el tiempo, cuerpos que atraviesan otros cuerpos y música vacía, penumbra para no acabar un gintonic, ginebra azul y el vientre lleno de helio, la puta cena envenenada)

(porque hablamos en la puerta de ese bar y de ese otro, fumando encogidos por el frío. en el lavabo de uno de ellos coincidiré con ewan y nos saludaremos efusivamente: detrás de la puerta de las chicas estará escondido pablo escobar y la puta colombia entera, todos en un gran estado de forma)

(las caras se deforman, prótesis de las emociones primarias, perfiles detrás de besos, bocas grandes, movimientos rítmicos, fórmulas de despedida como cicatrices de una torpe cirugía estética. lunes, martes otra vez, el combate cotidiano, la trinchera, la música de vivaldi, de the men, las cosas que estallan sin que podamos controlarlas, los pasos que se pierden antes de volver a casa)

sábado, 17 de diciembre de 2011

(en esa casa, en el sótano, dan películas, podríamos ir, dice les, sí, claro, y entramos y bajamos siguiendo la barandilla y en la pared del fondo hay sombras verdosas de tortugas laúd que se cruzan y vuelan lentamente, se transparentan y desvanecen, algo precioso, una puerta y un jardín con aspersores, despertar sin despertador)

(les abre la pizza, el horno ya está caliente, mide los tiempos programando el móvil, se echa un poco de orégano en la mano y lo esparce con cuidado por encima de, círculo en el sentido contrario de las agujas del reloj, les es zurdo, hablamos, fumamos, isa vendrá más tarde, hemos dejado de ser los animales moribundos que somos y ahora estamos ahí, viernes, diez de la noche, amigos con verdades tranquilas encima de la mesa)

(y en la televisión, siempre encendida, benjamin button. y en el techo, cascarillas de yeso y humedad, puta mierda de vecinos que tienen que arreglar el patio, puto parvulario de escalera, putas goteras y ducados y cerveza sin alcohol. por fin)

viernes, 16 de diciembre de 2011

(sueño que tania terror vive en un local de nou de la rambla en el que unos viejos venden lavadoras usadas, en un altillo en la parte de atrás. allí tiene el cuerpo de un travesti con las tetas tumefactas de silicona, bronceado, limpio, abierto en canal desde la barbilla hasta el pubis y cosido con prisa, pelo rizado y quemado por el tinte. dice tania terror que a veces se lo pone como un traje pero no quiere hacerlo para mí, por mucha curiosidad que tenga por verla desaparecer dentro de una muñeca rusa. sueño que tania terror es mi novia, que viajamos en tren y que les trabaja de camarero en el bar de la estación término, pantalón negro, camisa blanca, delantal a rayas gruesas, que hay grandes cubos de basura llenos de agua helada, hay que meter el brazo para sacar las botellas del fondo. les me guiña constantemente el ojo pero no consigo entender qué coño quiere decirme, suena el despertador durante tanto rato)

miércoles, 14 de diciembre de 2011

(me encojo en la cama, apago la luz, el corazón se detiene, algo lo pisa y se cae, es una sensación física desagradable, levemente dolorosa, se repite trescientas veces cada día, cierro los ojos, es imposible que pueda dormir rápido, cansancio y tensión, las palabras se reubican, se ordenan, insisten en volver aunque sea para nada, enciendo la luz, una tarjeta de visita, mi nombre, mis apellidos, diseñador gráfico, hace dos meses o tres que no tengo teléfono móvil, es como si me hubiera tragado la tierra, sólo es eso, una hermosa canción de raphael en la televisión)
(tengo ochenta y un años, una familia que es un racimo de tumores, la navidad me anula por completo, miércoles, joder, catorce de diciembre, una nubecita de polvo junto a la funda de la guitarra, recógela, déjala en la papelera, cae lentamente sobre todo el papel de wc acartonado por el semen, las bolas de papel de periódico llenas de pelo, enciende el ordenador)

lunes, 12 de diciembre de 2011

(sueño que estoy en una iglesia, una catedral, altísimas paredes de piedra antigua y un rosetón lleno de luz de colores al final de la nave, un grupo de niños me ve, corre hacia mí, huyo, hay una reja inmensa que no puedo cerrar, los críos se detienen, respiran agitados, el que está más cerca apreta los puños, tengo miedo, no hay confusión posible, despierto, sudo, lunes, seis y veinte)
(sueño que me rasco en la pierna y me hago una herida y no paro y puedo meter el puño porque la carne es blanda y se deshace entre los dedos y el hueso es algo como de caucho y no sale sangre y la casa está sucia y hay muertos en las paredes, muertos detrás de hornacinas tapadas con papel gris y una mujer que reconozco porque es una actriz preñada y loca que me indica dónde y quiénes pesan más y quiénes menos y cuándo y por qué y no siento miedo ni asco porque sé que tengo que estar allí, es un puzzle de mil quinientas piezas que encajar y fiebre de madrugada)

sábado, 10 de diciembre de 2011

(frío en los pies, venas de hielo temblando en la espalda, las manos ásperas que escriben y borran, unos calcetines largos encima de la mesa, nudos que deberían evitar la pérdida, un vaso vacío, un poso de leche, la cabeza llena de náufragos y animales abandonados, sábados a la deriva)

miércoles, 7 de diciembre de 2011

(miro en los ojos de esa chica y sólo es un pozo, lo lleno de alcohol, me caigo dentro, todo deja de importar, nada sirve para llegar a la orilla)

martes, 6 de diciembre de 2011

(sueño que estoy en un hospital de paredes acristaladas y azules, largos pasillos que no conducen a ningún sitio, anchos tramos de escaleras, una chica oriental con traje de azafata que habla en alemán, cabinas para escuchar música y ver videos, amplios sofás de ikea, rampas y bifurcaciones)

(visto una bata blanca, llevo una bolsa con unas converse negras que compré pero no para mí porque son un treinta y siete, si salgo por esa puerta doble y camino en línea recta, aparezco en la otra punta y llego tarde y todo vuelve a empezar, me sacan sangre, me limpian la espalda con algodón yodado, dicen que no con la cabeza, sincronizadas enfermeras rusas trabajando como un solo hombre)

(antes de eso estoy en un ascensor con una pareja, un hombre trajeado, calvo y gris, levita y pashmina negras, una mujer de tetas grandes, se acarician las manos llenas de anillos, llevan cuencos de porexpán con comida china)

lunes, 5 de diciembre de 2011

(sueño con xavi, hay una fiesta, una nave industrial, cogemos hielo de bolsas que se derriten, ginebra de modernas botellas verdes, grandes vasos de plástico, tiene que venir todo el mundo, está más delgado, deporte después del divorcio, un comentario suyo entre risas me distancia, siento asco al despertar)
(el último aliento, veintiún gramos flotando en la nada, lunes como viernes, semana llena de agujeros en los que mirar para ver monstruos, mundos seguros, iluminados y limpios, asépticos, mundos en los que las conversaciones se repiten como un eco que no quiere desvanecerse nunca, mundos en los que sólo puedo moverme disfrazado)
(caída libre, la vida a la mierda, la burbuja donde poder vivir una existencia de luz y color, supermercados, neones, dinero limpio en los bolsillos para poder comprar un poco de felicidad, hoy, ahora, caminar sonámbulo por la ciudad desconocida, buscando qué)

viernes, 2 de diciembre de 2011

(hola, diez cervezas después me encuentro como una copia gaussiana de meat loaf, nada que una galleta de chocolate no pueda remediar, un edificio abandonado lleno de fantasmas invitando, tirantes en lugar de cinturón)

jueves, 1 de diciembre de 2011

(suena el teléfono a la cinco de la mañana, alguien respira, alguien no contesta, alguien cuelga, la puta madre de alguien, ya no puedo dormir)

(un yogur barato, un plátano en cuatro mordiscos, me veo a mí mismo como una masa ósea en calzoncillos, la comida se desliza garganta abajo, soy una radiografía que vuelve a la cama, puertas que se cierran y puertas que se abren hacia ningún lugar)