lunes, 20 de septiembre de 2010

(un cachorro de perro en la mano, tan pequeño que cabe en ella, negro, caliente, tembloroso. regazo y leche tibia en un biberón que el animalito muerde y muerde, limpio con el dedo una gota que resbala de su boca, su vientre rosado y tenso, la diminuta pata izquierda apretando una teta imaginaria, instinto, acto reflejo)

(entra el sol por la ventana mientras me tumbo en el sofá, el perrito en mi pecho, una camiseta gastada de color azul, el ruido de los coches en la autopista, los ojos cerrados, su olor me inunda los sentidos y me hace sentir bien, es una nube en la que nada malo nos puede pasar)

(ese olor vuelve esta mañana, veinticinco años después, sin saber por qué, de dónde, ese olor diciéndome al oído que algo une esos dos instantes y todavía es demasiado pronto para entender el qué)