miércoles, 16 de abril de 2008

no tengo nada que explicar. nunca tengo nada que explicar. sólo he sido feliz en un momento durante el día y ha sido algo tan poco confesable que mejor no decir nada

(se me acelera la cabeza. como si fuera una olla a presión en la que todo cabe: amantes, mamadas, trabajo, infelicidad, recuerdos, nombres, rutina, pasado, proyecciones, familia, suerte, distancias, ausencias, frío, sudor, putas, gente, ruina, muerte, perros, todo sirve para gastarme el verde de los ojos)

(moviéndose cada vez más deprisa, tanto que se acaban quedando quietas, quietas y amenazadoras, implosionando en una nube blanca dentro de la cabeza)