viernes, 30 de mayo de 2008

un barco. hago un trayecto entre dos ciudades en un ferry nocturno. rusos borrachos en las butacas de los pobres. rusos borrachos en cubierta, yendo de un lado a otro. hace frío y el agua tiene un brillo metálico y tranquilo. llevo una cámara de video. las luces del bar son luces de hospital. no hay nada más triste que una discoteca con las luces encendidas. viejos borrachos sentados en los sofás. vómito en el suelo. les ofrezco paquetes de tabaco y bailan a mi alrededor, acercándose mucho. no tienen ojos. en su lugar, dos boquetes negros y profundos como pozos. no tengo miedo. los grabo, atrapándolos para siempre. suena el despertador, es viernes