sábado, 10 de mayo de 2008

me gusta cómo baila esa chica. sólo tengo ojos para ella, bollera, delicada y hasta el culo de farlopa. baila entre un grupo de chicas bajitas a las que acaba de conocer. todas ríen y ella se roza un poco con una en especial. me gusta asistir a ese ritual de apareamiento: en la penumbra de la esquina nadie puede verme. y suena love will tear us apart en el karma

(he cenado con juank y marina y daniel y josep maria y irene. también están gina y bruno y inés y marta. celebramos el cumpleaños de marina bebiendo en el manchester, cenando en la rosa del raval y bebiendo más en el glaciar. acabamos en el karma por probar algo nuevo. me siento bien. he bebido todo lo que razonablemente me ha dado la gana y aguanto el tipo: por dentro no me duele nada rojo)

(situación estrictamente de pausa. en cualquier momento se puede poner en marcha otra vez mi peculiar mecanismo de desintegración. como ayer, al final de la noche, mientras disfruto de mi bollera y su espalda perfecta. ahora es diferente: puedo aguantar un ratito. ya no es como antes, cuando desesperadamente me cagaba encima. en una noche de diluvio universal no hay problemas para encontrar un taxi)

(el taxista es paquistaní y lleva diecisiete años aquí. ha vivido y trabajado en ripollet, en un matadero de pollos, así que no tengo que explicarle cómo llegar hasta la puerta de mi casa. es un tipo amable: voy con la ventana abierta para que el aire y la lluvia me dé en la cara y él me dice que no pasa nada, que eso se seca con un trapo. cualquier otro habría dicho que no y a callar. y yo ayer, sin ese aire, me hubiera muerto dentro del coche)

(ahora estoy bien, aunque me faltan horas de sueño. no cambiaría absolutamente nada de la noche de ayer. fui feliz, sí)