miércoles, 21 de mayo de 2008

hillary es una hijadeputa, pienso mientras estornudo interminablemente. por la claraboya entra un sol que me quema un lado de la cara. me gotea la nariz. apenas son las ocho y media y en birmania los muertos se hinchan al sol, estallando como bombas tristes. fotos obscenas de cuerpos rígidos en la edición digital de el país a primera hora. a nadie le importa cuánto vale un niño muerto en este lugar del mundo. yo, para ser sincero, tampoco estoy lejos de esa mayoría silenciosa. además, son sólo imágenes en una pantalla, aséptica pornografía matinal que miro mientras hago otras cosas. pienso en muñecas de látex que alguien se folla para no sentirse solo. es el amor de tu vida, pero todavía no lo sabes

pasan las horas. leo páginas de un libro que está editando la empresa para la que trabajo. hacer de corrector es algo que me gusta, que me despierta los sentidos. todavía no lo sé, pero por la tarde me tocará arreglar ciento cuarenta y cinco fotos a color, de un tamaño aproximado de treinta centímetros por veinte, un trabajo mecánico y poco agradecido que me dejará la cabeza como un plátano demasiado blando. escribo notas con lápiz en el margen de esas páginas y me siento una pieza útil de esta máquina. ya me darán por el culo en otro momento, pero a eso también me acabaré acostumbrando

(el silencio en el estudio es una niebla hostil. mi trabajo ha tocado techo hace meses, años quizás. sigo aquí por el dinero, perfectamente domesticado. los discos se ponen en el repeat y cada vez me cuesta menos evadirme de. respiro fuerte y marco un doble espacio)