lunes, 20 de abril de 2009

philippe petit sobre un cable de acero a cuatrocientos metros de altura sobre la ciudad boquiabierta, poesía a cada paso entre las nubes, ausencia de ella en las diecinueve horas que llevamos del lunes. sí ardor de estómago, sí tedio, sí sueños extraños, sí un cielo gris como de seda si miro por la ventana abierta