viernes, 3 de diciembre de 2010

viernes y la vida era eso. una sudadera de capucha, un yogur con frutos secos, un pomelo, una mierda de película. siento que estoy al final de la línea que he ido trazando durante los dos últimos años. mi vida yéndose a tomar por el culo y apenas siento apego, incapaz de hacer nada para evitar un futuro que se dibuja a borrones, una rutina atropellada, opaca. en la pantalla, un joven michael j. fox se enfrenta a la vida real transformado en un hombre lobo adolescente. licantropía ante la mediocridad. pecho y cojones, como cuando tenía quince años y corría detrás de una pelota, pecho y cojones

(los kleenex usados se amontonan en el suelo, sobre la alfombra. unos con semen, otros con mocos, otros simplemente sobados hasta el asco dentro del bolsillo. michael ya ha empezado a transformarse, sudar y sudar)

(tristeza, después de cada beso una tristeza gris y áspera que me ahoga la boca)