sábado, 15 de junio de 2013

(sueño que la fiesta de fin de curso será en la piscina, en todas esas terrazas junto al mar, las aguas oscuras y tranquilas, bucear mientras no hay nadie, ya llegan las chicas borrachas y nado en calzoncillos, soy casi invisible al caminar entre la gente, seguimos bebiendo gintonics en copa balón, ginebras elegidas con mimo antes de la lluvia)

(porque llovía a cántaros y estábamos en la barceloneta, intentando encontrar el mejor café del mundo en una tienda de ropa usada)

(pero ahora estamos escondidos bajo el cuarto de las fotocopias y la niña y yo nos abrazamos y ella trenza sus deditos en los míos y sopla en mi cuello y siento una paz extraña que se desvanece cuando ella dice ahora tienes que frotarme, para que sea perfecto tienes que frotarme)

(y es entonces que me aparto y vuelvo a la piscina atravesando un túnel, descolgándome por las terrazas porque sólo es un salto, apenas dos metros, despierto cuando los chicos franceses han tomado el camino de huida con sus labios pintados)

(la amoxicilina licúa las tripas, la fiebre, la tos; algo me tiembla en el pecho cada vez que respiro, como si otro monstruo estuviera dentro de mí, apretándome los pulmones, sonriendo mientras camina deprisa y escupe blanco y espeso)