sábado, 8 de septiembre de 2007

hablo con ana hasta que se hace muy tarde. los silencios, algunas sonrisas, el sonido de los hielos en el vaso y del humo del marlboro. manoseo una tarjeta de visita que llevo en el bolsillo. leo el nombre una y otra vez, el nombre y los teléfonos y la dirección y el nombre de la empresa. en un momento concreto, las lágrimas emborronan la hora dibujada con una luz en el video. así, el tiempo se deshace mientras hablamos de música, de excusas, de su viaje a barcelona, de su necesidad de no estar sola, de sus amantes, de por qué yo no quiero verla cuando venga, de sus fines de semana y de fiestas en la playa. apenas explico nada. escucho con atención y a ratitos pienso en calles llenas de gente donde perderme, en escaparates de colores

después, en la cama, espero hasta que dan en las noticias la breve crónica del partido españa-grecia. las imágenes de rudy volando desde el infinito son lo único que, al apagar la luz, me hacen pensar que todo está bien, que sigue bien

y que hoy es sábado y buenos días