lunes, 3 de septiembre de 2007

un sueño lleno de trenes, de esos trenes que te llevan y nunca te traen del todo, que cada vez te traen menos y sólo lo notas en días como éste, cuando se cuelan en tu sueño y te llenan el corazón de puta pena

(me reflejo en el cristal. afuera, las luces de la ciudad que van quedándose lejanas en el suave traquetreo de la máquina. a ratos sin cobertura en el teléfono. un pasillo enmoquetado en el que estar de pie descalzo. me miro en el cristal. no pienso en nada. a veces alguien me obliga a apartarme y, entonces, me pongo de puntillas para que pueda pasar. basta con una sonrisa)

sólo necesito estar vivo diez horas más, eso es suficiente