viernes, 14 de septiembre de 2007

en la fotografía, la mujer mira de reojo a un hombre trajeado a su izquierda. él tiene un aspecto desaliñado, gastado, polvoriento. ella está desnuda y cruza los brazos por detrás de la nuca, recogiéndose el pelo que en otras fotografías aparecerá en un moño alto. sandalias de tacón alto de colores desordenados y joyería en oro en sus muñecas. las uñas de los pies pintadas de blanco y ligeramente largas. sexo depilado y la cicatriz de una cesárea. el cuerpo es bronceado, tiene unos bonitos pechos operados y hay puerta abierta justo detrás de ella. en la penumbra se adivinan focos azules y rojos, como de discoteca

hay algo que me fascina en esa fotografía y en otras de la misma serie: el cuadrado negro que tapa el rostro del hombre. en la primera de ellas hay flores amarillas y champán para ella. en la última, ella se acaricia los pezones mientras sonríe, cerca de él, que está sentado en un taburete alto y juega con una corbata tan gris como su corazón