jueves, 20 de septiembre de 2007

días con poco espacio para la pornografía. cada erección produce un dolor incómodo en la zona rectal que intento evitar. pese a ello, y más por costumbre, bajo tres videos de una página porque ella, definitivamente, no es como las demás. con su anillo de prometida, su jersey rojo de cuello alto y su pelo recogido en una cola de caballo que la hace parecer exactamente esa compañera de la facultad, mira a la cámara arrodillada, mientras le hace una felación a una polla patéticamente pequeña y enrojecida, decididamente enferma. pretende actuar con eso que los hombres llamamos vicio pero que, en ella, sólo es una muestra desesperada de ganas de agradar. cuando sonríe, aunque tenga la boca llena de un semen escaso y transparente, se ilumina el mundo y yo con ella

las secuencias transcurren en un parque. acaba de llover y ella mira de reojo a su izquierda, por si viniera alguien. la mano que no graba le acaricia la cabeza y ella sigue sonriendo

y la música es horrible y triste y tonta