jueves, 13 de septiembre de 2007

desde que te conozco estás cansado, dice ella mientras fuma en la cama con la luz apagada. hay fiesta al otro lado de la calle y la música se cuela con un zumbido por el teléfono. se escucha también el jadeo de un perro pequeño

sí, digo yo, siempre estoy cansado. con el pelo mojado, miro el suelo de la habitación y los suplementos amontonados en la mesita de noche. recorro mentalmente sus palabras, midiendo su tamaño. mucho tiempo cansado, tanto que aún me sorprendo de poder recordar detalles pequeñitos, de poder llegar a los sitios, de querer hacerlo

pero esta vez no es así. apenas tenemos nada de qué hablar. ya no vale la pena esforzarse en nada. mis palabras no pasan de borrones en esta conversación y en otras muchas que hemos mantenido

cada vez menos, pez de plata