miércoles, 4 de marzo de 2015

(meter a los cachorros —casi tres kilos de carne rosada y suave pelo negro— en una bolsa de plástico mientras la madre duerme en su cesta, agotada después del parto, abrirse paso entre los juncos que se yerguen en la orilla, inalcanzables, hasta el río, lanzarla con fuerza hacia el centro, allí donde las piedras forman un remanso en la corriente, flotar y esperar diez, quince minutos, flotar la noche entera y la jaula a cielo abierto, soñar con escapar de allí)