domingo, 24 de abril de 2011

(los sueños se suceden incomprensibles: de coches robados a granjas abandonadas, de animales quemando en avenidas solitarias a hombres que insisten en abrazarme, de compañeros de estudio y infancia a escaleras y azoteas llenas de charcos, de cajas que debo llevar de un extremo a otro de la ciudad a polígonos industriales llenos de calles sin salida. despertar me salva y, al mismo tiempo, me abandona en un extremo de la cama donde nada sucede y nada quiero)