martes, 25 de noviembre de 2008

la sola idea del entierro de mañana me hace querer desaparecer. todos los entierros están llenos de intrusos y no puedo evitar sentirme uno más, el más grande, el impostor que todo el mundo mira, preguntándose qué coño hace éste aquí

veré a núria, la hermana del esquiador. creo que hace un millón de años que no sé nada de ella. se casó, se separó, se dispersó. me joden los reencuentros en un entierro. me jode todo lo que rodea envejecer

la gente se muere, desaparece, cambia. peor aún, la gente se recicla y se convierte en algo que no era y que no quería ser. mi reflejo en el espejo no es del todo malo, sobre todo cuando pienso en lo que me corroe por dentro y no se ve. podrían ser manchas en la piel y todo sería muchísimo peor

me acaba de llamar begoña. está resfriada. ha visto pudor, la película de david y tristán ulloa que daban esta tarde en el canal plus. me cuenta de todas las cosas que le ha removido por dentro. me gustaría verla, quizás durante el fin de semana, acierto a decir. ella siempre habla más que yo. eso la agota y lo entiendo. soy un puto frontón contra el que estrellarse. nos hemos despedido apresuradamente porque aitana ha empezado a llorar

hablamos, nos entendemos, nos evitamos, nos buscamos y volvemos a chocar. pensamos mil veces en acabar con todo. el cielo se ilumina con silenciosas descargas eléctricas mientras vuelvo a casa