viernes, 21 de noviembre de 2008

la misma canción o canciones parecidas. viernes en casa, viernes a salvo. el plan sólo es emborracharse en el bar de siempre. puto. nunca me creas cuando te diga que no lo haré más, pero hoy sí, mejor me quedo en casa. desafiándote, desafiándome. tablones clavados en la puerta y suficiente comida en la nevera, exactamente como un yonqui que se decide a consumir su mono entre cuatro paredes

una manera como otra cualquiera de pasar el tiempo. televisión, una película, un algo para cenar y anestesiarme en el sofá hasta medianoche. el frío de la calle invita a prenderle fuego al mundo. ésa debe de ser la rabia de la que hablaba juank este mediodía

(todos esos chicos no tienen nada que hacer. si fueran más valientes saldrían corriendo, quemándolo todo a su paso. por el contrario, eligen la puerta de el corte inglés para convertirse en personas mayores. todos cortados por la misma tijera, todos vestidos igual, todos perfectamente materia prima de la sociedad de consumo. seguro que no han escuchado nunca a big black. la adolescencia está perdida como una guerra lejana)

(bajé esta tarde a barcelona. hoy aitana parecía toda ella una cereza, entera vestida de rojo. se ríe conmigo, me río con ella cuando la tengo en brazos. no puedo dejar de pensar en que le hablo como le hablo a betty. dentro de mi cabeza no existe diferencia entre una niña de nueve meses y un bulldog hembra de seis años. ambas están preparadas para entenderme, ambas me quieren y sonríen, cada una a su manera. me siento culpable por pensar cosas así, pero no hago nada por remediarlo)

(bebo cocacola que está demasiado fría. begoña, un zumo de melocotón. estamos en una granja-panadería de la calle riera alta. hacía tiempo que no estábamos tan bien. nos reímos mientras caminamos en dirección portaferrissa. en la scala dei me compro unos zapatos marrones y ella busca una minifalda tejana en el zara del portal de l'àngel. es un básico, algo que siempre tienen, dice. ni se me pasaba por la cabeza algo así. para mí, algo básico es algo necesario, y una minifalda tejana me parece, en el fondo, una gilipollez. todos los dependientes del zara son maricas, pienso. me encanta éste de hoy: todo él es un arcoiris sin lluvia)

en el andén de vuelta a casa —tren con destino manresa—, cinco minutos de pausa. me veo a mí mismo de pie, con las manos en los bolsillos, mirando aquí y allí. me veo a mí mismo sentado en la escalera, con las manos tapándome los oídos durante unos segundos que parecen semanas. me veo a mí mismo tumbado en mi cama, acurrucado, con la tele encendida y pensando más de la cuenta en mi propia burbuja. me veo a mí mismo partiéndome de risa mientras míriam insiste en besarme en los portales a oscuras. me veo a mí mismo con trescientas vidas que apenas se rozan las unas a las otras, dispersándose lentamente hasta que el corazón estalla en el suelo o en un accidente de coche