martes, 11 de noviembre de 2008

los lavabos están vacíos y limpios. después de mear me quedo un rato allí de pie, apoyado contra la puerta. todo está en silencio hasta que vuelvo a tirar de la cadena. abro la puerta, bajo las escaleras sin cruzarme con nadie y, una vez abajo, pido otra cerveza en la parte de atrás de la barra de la sala. por fin me siento bien. viernes, salamandra, una y otra vez hasta que nos vamos de allí