domingo, 13 de mayo de 2012

(al piso inferior de la residencia de estudiantes en la que vivo sólo se accede por las escaleras que están en la parte de atrás del edificio, anchas y de impecable moqueta granate. es un espacio en penumbra, con mesas y sillas y grandes sofás de cuero oscuro, como un restaurante atrapado en el tiempo)

(una vieja vestida de bailarina que busca algo en los cajones de una cómoda, me mira, sé que es un fantasma, no tengo miedo, sé que todo está lleno de gente muerta y los veré tarde o temprano)

(una vieja vestida de bailarina que toca un piano diminuto, me gusta, sé que es bach aunque no sea bach, mujeres vestidas de época caminan de forma corpórea hasta que desaparecen al atravesarse unas a otras)

(en los pisos superiores siempre hay obras de ampliación, me pierdo un poco en el nuevo auditorio de paredes de metal oxidado, la escalera del final del pasillo es tan sólo tres escalones que cuelgan sobre el vacío; abajo, un zoológico con dragones de komodo del tamaño de una salamandra y osos polares que juegan con pelotas de plástico rojo)

(quiero volver a la sala de los fantasmas, siento que allí todo está tranquilo y está bien pero no sé cómo hacerlo, soy incapaz de encontrar el camino, intento recordarlo mientras camino y salgo al exterior, a la ciudad, son calles que conozco y brota agua de todas las paredes, un agua rosa que forma charcos de sangre y despierto, tengo cien años más que ayer y los ojos hinchados como pollas sin circuncidar)