lunes, 28 de febrero de 2011

desert boots de color marrón oscuro. llovizna al salir del trabajo, al límite de ideas limpias en la cabeza, tristeza en la boca, las manos en los bolsillos de la trenka, sesenta céntimos y un bonotren gastado

no sé hasta cuando, no se le ve el final. enciendo la estufa, la dejo al mínimo, miro fotografías en la pantalla del ordenador, elijo las mejores, amplío las imperfecciones de la piel, retoco levemente, las guardo en una carpeta nueva, pongo canciones que me gustan —raídas, ásperas de óxido— y que arañan como despedidas, el teléfono suena y detrás de la conversación el mundo se desmorona

los acantilados blancos de dover. es el último día de febrero y hace frío, el invierno sigue y las metáforas se anudan en la garganta, ésta es nuestra historia y se escribe en correos electrónicos y ventanas de messenger a destiempo