martes, 2 de noviembre de 2010

los colores del otoño son bonitos allí. no soy de montaña, al contrario, de ciudad y de mar, pero el rojizo de los árboles convierte los kilómetros de carretera en algo realmente hermoso. suenan simon and garfunkel y los ojos se me llenan de lágrimas. también hay una extraña belleza, algo fantasmal, en los parques eólicos que cruzamos, aspas que giran lentamente, blancos, gigantescos, fríos