viernes, 16 de enero de 2009

pago los libros y el dvd. eva, la cajera del fnac que me cobra, tiene los dientecitos separados. intento imaginar cómo es su vida fuera de allí, de ese cubículo de gallina ponedora informatizada que es su trabajo. novio y estudios, fumar porros hasta que se hace de día. su familia. su manera de caminar. el olor de su sexo antes de que acabe el día. las cosas que no le gustan y las que le dan sueño. hablo con un hilo de voz. creo que doy la impresión de poder caer muerto de un momento a otro. la chica que está justo detrás de mí es muy bonita. intento imaginármela como la christine del cuadro de andrew wyeth (el viejo murió hoy, encogiéndome el corazón). ella no entendería que me la quedara mirando, así que me concentro en la placa de eva con su nombre escrito, en su boca y su acné juvenil. en sus pendientes de bolitas. todos estamos condenados de antemano a ser infelices, eva. pero ella no me oye, no puede oírme

esta noche cenamos todos juntos. pendularmente, la escena se repite. un año después, la misma crepería, prácticamente las mismas personas, la misma excusa. ayer fue mi cumpleaños y esta vez todo va a salir bien

me doy un montón de ánimos. feliz viernes