jueves, 11 de diciembre de 2008

fantaseo con efímeros pececitos rojos. tendría la casa llena de vasos de cristal, de jarrones minúsculos, todos con pececitos rojos dentro, sin apenas moverse, quietos, esperando su dosis de comida dos veces al día. recipientes que compras a sesenta céntimos en cualquier bazar oriental. peces que valen un euro y medio en tiendas de animales, aburridos y fríos

me da por los peces. cada jarrón es una pecera en potencia, llena de peces asfixiándose entre los tallos de las gerberas amarillas, cada vez más quietos, respirando con dificultad, cansados, yéndose

(pienso en begoña. todo entre nosotros se desvanece, casi como esos peces que elijo tener así, escondidos, que no sé tener de otra manera)