miércoles, 30 de julio de 2008

millones de adolescentes clónicos entre sí se arremolinan frente al corte inglés de plaça catalunya. los mismos pelos, la misma ropa, la misma caída de ojos y la misma indolencia llena de laca. una frase al azar se me queda martilleando en la cabeza: hasta que no pruebas la coca no sabes quién eres de verdad. ni qué decir tiene que, al escuchar esas palabras, me sentí más viejo que nunca y sólo esperé que mi tren no tardase mucho en llegar porque la tierra hervía. su puta madre

(compré desocupado, de lewis trondheim. la vida de ambos, él y yo, es un precipicio planteado en ridículas dudas pequeñoburguesas. también compré unas sandalias, unas birkenstock de esas de profesor-de-catequesis, como las llama begoña. he estado con ella toda la tarde. me hace feliz, necesito serlo, aunque sea comprando un biberón en la prenatal de ronda sant pere o mirándonos sin tocarnos antes de cruzar por el semáforo de fontanella)

(hoy he conocido a virginia, su mejor amiga. nos hemos cruzado con ella por casualidad en roger de llúria con gran via y hemos estado hablando un ratito allí, en esa esquina. al despedirnos tenía la sensación de haber dejado de ser un fantasma)