martes, 15 de enero de 2008

miro a mi madre de reojo. mi cumpleaños es, de alguna manera el suyo también. treinta y ocho años aquí. la imagino. madre primeriza, parto de veinticuatro horas, sietemesino. nací negro y muerto, asfixiado. me pasé ni se sabe cuánto en la incubadora. me he convertido en un tipo taciturno, gastado, alguien que no te salvará la vida

loida dice que un cumpleaños no es más que un recuerdo de que seguimos siendo y que, para ello, cualquier día es válido. sí, supongo que sí. loida dice que le gustaría hacerme fotos y acariciarme. una manera de retenerme antes de que me desvanezca