jueves, 17 de enero de 2008

mientras hablo por teléfono, me fascino con la maravillosa parábola que describe la pelota lanzada por basile hasta entrar limpiamente en la cesta madridista. me distraigo. recuerdo de repente cómo, de pequeño, siempre quería ser steve y conducir una ambulancia. también una calle de sevilla, la avenida república argentina, con sus edificios altos y sus porches con mendigos y viejas como putas-en-visón. también una manita diciendo adiós en el autobús. después vuelvo a la conversación y sólo me disperso cuando el deseo de buenas noches (mi mejor sonrisa)

y después, la música de cuéntame. y las veces que intenté reproducirme un poco en serio. y la primera vez que pensé, también en serio, lo hijoputa que podía ser un oso de peluche