viernes, 23 de noviembre de 2007

viernes otra vez. mi jefe ha llamado. tampoco vendrá hoy. tengo la cabeza llena de imágenes. algunas las escribo y otras no, pero porque no sé

escribo de aquellas veces con pepe, el satélite, en su coche, escuchando los dos primeros discos de los violent femmes. sobre todo el de la niña, como llamábamos al primero. el recuerdo de gone daddy gone ahora me llena los sentidos de algo extraño y humeante, cálido. no hablábamos, sólo fumábamos y bebíamos hasta que cerraban todos los bares y los ojos se nos iban de la cara y en su lugar quedaban dos heridas pequeñitas que no sanaban nunca

o de la primera vez que toqué el vientre de una chica embarazada. ella llevaba botas rojas y sonreía. yo tenía la sensación de estar haciendo algo terriblemente peligroso y prohibido. después, nos besamos con cuidado, porque hasta eso podía estallarla en mil pedazos

y después le cogí asco a casi todo