jueves, 15 de noviembre de 2007

estación naval de lakehurst (new jersey). son casi las siete y media de la tarde del seis de mayo de mil novecientos treinta y siete cuando, tras la proeza técnica de haber cruzado el atlántico, el hindenburg, el dirigible más grande jamás construido, estalla en el aire. la fuerte electricidad estática, acumulada en el fuselaje después de varias horas de tiempo tormentoso, prende el hidrógeno de la nave, convirtendo la maniobra de aterrizaje en el mismo infierno. treinta y cinco personas mueren en las llamas, entre pasajeros y tripulantes. queda, después de, una colección de imágenes, bellísimas y blancas, del desastre

hoy hablamos de gas, de lo que soy por dentro, de lo frío que está todo