domingo, 7 de octubre de 2007

en la comida familiar de cada muchos días, mi hermano observa que me estoy quedando calvo. apenas respondo y mastico despacio. me habla de unas pastillas para no perder más pelo. yo las tomo, dice. no sé cómo decirle que a mí me suda el nabo perder todo el pelo, que me suda el nabo todo o casi todo, que lo único que quiero es seguir en mi alambre y no caerme. y que eso no tiene nada que ver con tener pelo o tener ganas o dinero o

arroz con verduras